Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Ser consejero no tiene precio
Las primeras tareas de cualquier gobierno son las relativas a la intendencia. Las ideas no viven sin organización. Así, hay que adaptar la estructura orgánica a los nuevos impulsos; nombrar equipos directivos… y ponerse sueldo. El nuevo Gobierno de Navarra ha tomado la decisión de eliminar de sus nóminas un complemento ideado por el Gobierno Barcina. En su día, este complemento fue criticado por los partidos de la entonces oposición. En coherencia, esos mismos partidos, hoy en el Gobierno, lo han retirado. En resumidas cuentas, se han bajado el sueldo. Quedando el de la Presidenta en 69.000 brutos anuales y el de los consejeros en 64.000.
¿Esta remuneración por ejercer altas responsabilidades de Gobierno es mucha o es poca? Es difícil contestar a la pregunta, y no lo voy a hacer. La labor de dirigir un gobierno no tiene precio. Tasar el precio de un liderazgo político es una labor complicada. El “Gobierno de las Personas” es una ocupación creativa, basada en la motivación, en la dedicación, en el compromiso. No nos engañemos, los Consejeros no son técnicos, otra cosa es que sean competentes. Si fueran técnicos, el precio por su dedicación, su sueldo, sería más fácil de estimar.
Cuando se valora lo usual es comparar. Se suele hacer sobre experiencia propia. Así, para los casi 40.000 parados de Navarra el sueldo de los altos cargos será una barbaridad. Para los directivos de las empresas privadas de Navarra que cobran una media de 80.000 euros será muy poco. Para la mayoría de trabajadores por cuenta ajena de Navarra que tienen un sueldo medio de 24.000 euros, quizás lo estimen como algo proporcional. Cada uno valorará el sueldo de estos políticos en función de cómo les vaya a ellos, de forma subjetiva.
Otra forma de valorar esos sueldos públicos, más objetiva, es en función de sus ocupaciones anteriores. A primera vista, muchos de ellos van a cobrar menos dinero del que lo hacían por sus ocupaciones anteriores. Esta actitud de irse de forma voluntaria a una ocupación menos remunerada y más gravosa no será comprendida por muchos; incluso pensarán que hay truco. “Por algo será”, pensarán muchos. Pero la “erótica del poder” tiene sus servidumbres.
Finalmente, otra forma de valorar esos sueldos es en función de lo que cobran sus subordinados. Hay setecientos empleados públicos del Gobierno de Navarra que cobran entre 60.000 y 70.000 euros brutos anuales y otros 600 empleados públicos que cobran más de 70.000 euros. Es decir, 1.300 funcionarios del Gobierno de Navarra tienen un sueldo similar o superior a sus jefes. Estos trabajadores públicos tienen, al menos, una dedicación menor que sus Consejeros. La dedicación a la política es total, sin jornada establecida por las horas. Por otro lado, se les pide un comportamiento ejemplar; no sólo es en sus horas de despacho, también en su vida privada.
Al líder público hay que exigirle mucho. Dedicación total, ética, generosidad, competencia, equilibrio. Pero sobre todo, hay que pedirle resultados, logros, objetivos. Por ello, es preciso incentivarlos. A grandes objetivos, hay que poner grandes incentivos. Es cierto que los incentivos no sólo son dinerarios, pueden ser también de reconocimiento o emocionales.
En definitiva, hay que fomentar adecuadamente el talento. De entre la ciudadanía, cooptar a los mejores. Construir el Gobierno de los mejores. Y esto hay que recompensarlo con proporcionalidad al esfuerzo y a la contribución hecha. En el caso, de los miembros del Gobierno hay que compensarlos con el agradecimiento social, con el agradecimiento de la comunidad por dedicarse a los demás; pero también con una retribución significativa al esfuerzo que acometen.
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