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Navarra rechaza plantear medidas duras para Navidad, pero mira a la Nochevieja para aplicar nuevas restricciones

Imagen de archivo de la presidenta navarra, María Chivite.

Sol Gragera

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Después de superar este martes registros máximos en nuevos contagios e incidencia acumulada de la COVID-19 de toda la pandemia, Navarra acudirá en la tarde de este miércoles a la Conferencia de Presidentes convocada por Pedro Sánchez descartando plantear cualquier medida dura que frene la transmisión del virus a las puertas de la Navidad. La presidenta navarra, María Chivite, ha rechazado en las últimas horas la propuesta de Catalunya de imponer el toque de queda a los municipios de más de 10.000 habitantes, pero ha asegurado “no descartar nada” y que acudirá al encuentro con una actitud de “escucha activa”. Respecto a la petición de otros territorios de volver al uso obligatorio de la mascarilla en exteriores, Chivite ha defendido que esta medida ya ha sido recomendada por Salud Pública junto con otras de cara a las fiestas navideñas por lo que, de plantearse, el Ejecutivo estaría “de acuerdo”.

En cualquier caso, y tras analizar el Comisión de Salud Pública este martes posibles nuevas restricciones, como limitaciones horarias y de aforo para la hostelería o incluso el cierre del ocio nocturno, ninguna de estas medidas se prevé que entren en vigor antes del 24 de diciembre al tener que ratificarlas el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN). Por este motivo y por la fecha en la que ha sido convocada la Conferencia de Presidentes, el Ejecutivo foral maneja ya la posibilidad de que las nuevas limitaciones sean efectivas en la semana de Nochevieja.

El motivo esgrimido por el Gobierno foral para no plantear limitaciones más severas es que observa el nivel de ocupación hospitalaria por pacientes con COVID-19 y no tanto la incidencia del virus, que ha superado este lunes el récord con más de 1.400 casos a los 14 días. Mientras este parámetro sube, el porcentaje de ocupación hospitalaria en el territorio se mantiene estable en la última semana. En concreto, el nivel en camas de agudos roza el 6% y el de las UCI el 20%, lo que supone estar en un nivel de riesgo alto, lo que en otros momentos de la pandemia sí condujo a adoptar restricciones severas por no haberse iniciado la vacunación. Este 20% en la unidad de críticos hace rechazar lo propuesto por Catalunya, cuyos niveles en UCI rozan el riesgo muy alto con un 30% ocupación, mientras que las de Euskadi superan el 45%. Precisamente, la consejera de Salud, Santos Induráin, ha querido dejar claro que “la realidad de las comunidades es distinta, no es la misma en repercusión asistencial y Cataluña tiene una ocupación de UCI muy alta”. De ahí, ha insistido, que sea necesario “el consenso” y “un mínimo común” en el encuentro del miércoles para adoptar restricciones.

Respecto a la presión asistencial, la líder del Ejecutivo ha indicado que la comunidad se encuentra en “un momento de estabilidad” y ha estimado, aunque “con absoluta prudencia”, que la sexta ola ha iniciado “una especie de meseta”. No obstante, Chivite ha reconocido la incertidumbre generada por la llegada de la variante ómicron, cuyos primeros casos fueron detectados la pasada semana en el territorio y está detrás de muchos de los nuevos positivos notificados. “Es mucho más contagioso, pero no sabemos si tiene más afección de cara ingresos hospitalarios”, ha señalado, para subrayar por este motivo la “actitud abierta” con la que se acude a la Conferencia de Presidentes. De tener adoptar medidas, ha pedido que se haga “con el consenso del conjunto del Estado” para “un mejor cumplimiento de las mismas”. “No descartamos nada, nunca lo hemos hecho, cuando hemos tenido que tomar medidas lo hemos hecho, vamos con actitud de diálogo”, ha insistido.

En estos momentos de la sexta ola, el Ejecutivo foral se fía fundamentalmente a los efectos de la tercera dosis de la vacuna y en el inicio de la vacunación pediátrica, así como a la responsabilidad individual de los ciudadanos a través de una serie de recomendaciones emitidas de cara a las fiestas navideñas. Entre ellas, se encuentra la de limitar a un máximo de diez personas las comidas y cenas y reducir los asistentes a dos unidades convivenciales. De hecho, a los momentos de mayor interacción social llegarán con una tercera dosis inoculada más del 92% de los mayores de 70 años, el 75% del tramo de 60 a 69 años y el 76% de quienes recibieron la dosis de Janssen. La efectividad de esta tercera dosis se aprecia en la incidencia más baja registrada en estos tramos de edad, con hasta 255 casos para los mayores de 80 años. Por otra parte, las dosis pediátricas alcanzan ya al 12% de los menores de 11 años de la comunidad foral, tramo cuya incidencia supera los 2.400 casos y es la más alta de España.

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