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Cierre perimetral, toque de queda y límites en hostelería: restricciones que impuso Navarra con la UCI en riesgo alto

Cartel que anuncia la exigencia del pasaporte COVID en un restaurante de Pamplona

Sol Gragera

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En medio del puente de diciembre, el día 7, Navarra alcanzó un riesgo alto en el nivel de ocupación de pacientes COVID en las UCI, con 17 personas ingresadas. Desde entonces, la comunidad foral encadena diez días soportando una presión en las unidades de críticos que alcanza ya el 20%. En el fin del puente, que coincidió con las riadas e inundaciones, pasaron prácticamente inadvertidos los dos récords de contagios diarios alcanzados en toda la pandemia. En concreto, los registros marcaron dos topes los días 9 y 10 con 842 y 844 casos detectados. Pero es ahora la carga asistencial y no la incidencia acumulada del virus el parámetro en el que se fijan las autoridades sanitarias para adoptar nuevas restricciones. De hecho, la tasa de contagios se ha disparado a máximos que han superado los 1.330 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días, a la vez que la cobertura vacunal deja a más del 90% de la población navarra mayor de 12 años con pauta completa. En estos momentos, la diferencia con otras olas radica en los efectos de la vacunación que están demostrando la prevención de los ingresos hospitalarios. Así, con una incidencia similar o mayor, la ocupación hospitalaria se está viendo reducida a más de la mitad en comparación con la segunda ola de la pandemia. No obstante, la pregunta que cabe plantearse es qué medidas restrictivas implantó el Gobierno de Navarra cuando el porcentaje de ocupación en las unidades de críticos se encontraban en riesgo alto, rozando el 20%, y qué medidas hay actualmente en vigor para proteger al sistema sanitario. En elDiario.es te resumimos los momentos claves.

20 de septiembre de 2020. La tasa de contagios alcanzaba los 605 casos y los ingresados en los hospitales representaban un total de 170. De ellos, 21 se encontraban en estado crítico. Días antes, el 11 de septiembre, una orden foral establecía nuevas limitaciones para contener los contagios. En aquel momento había 109 personas ingresadas (6%), 7 de las cuales se encontraban en UCI. Las medidas afectaron a los aforos en velatorios, bodas, bautizos o comuniones, que podían celebrarse con un máximo de 50 asistentes en interior y 65 en exterior. No estaba permitida la pista de baile. Las celebraciones de culto no podían superar el 50% de aforo y la distancia interpersonal aquí quedaba fijada en 2,25 metros. Para la hostelería y restauración quedaba limitado a seis el máximo de comensales sentados en mesa tanto al aire libre como en interior. El consumo dentro del local a partir de las 12:00 horas sólo podía realizarse sentado. Piscinas, mercadillos y academias veían reducir sus aforos al 50%, los eventos culturales en espacios cerrados al 65%. La actividad de las sociedades gastronómicas quedaba suspendida. A su vez, las reuniones entre personas quedaban se restringían a un máximo de seis en exteriores y en domicilios. Este primer paquete de medidas restrictivas para la hostelería ante el avance de la segunda ola de contagios fue recurrido por la Asociación de Pequeños Empresarios de la Hostelería de Navarra (ANAPEH), que acaba de desestimar más de un año después el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), al considerar que el Gobierno foral justificó adecuadamente la necesidad sanitaria para adoptar estas restricciones.

7 de octubre de 2020. La incidencia alcanza los 648 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días. El nivel de ocupación de camas de agudos alcanza el 10,85%, con 228 ingresados. De ellos, 25 se encontraban en UCI (19%). Esa misma semana, el domingo día 11, la presidenta de Navarra, María Chivite, anunció en una comparecencia de prensa medidas más severas para aplanar la curva de contagios. Estas incluían el cierre de la hostelería a las 22:00 horas, la suspensión del servicio en barras y una limitación del aforo al 30% en interiores, 50% en terrazas y 40% en locales comerciales y supermercados. Cines, teatros, auditorios, congresos, espectáculos y espacios de culto también limitaron su aforo al 30%. Las reuniones quedaron reducidas a un máximo de seis personas y la concentración en entierros y velatorios quedó reducida a 25 asistentes en espacios abiertos y a 10 en espacios cerrados. Las celebraciones como bodas, comuniones o bautizos no podían superar los 12 invitados en interior y 18 en exterior. Y sin poder usar pistas de baile.

Siete días después, con una ocupación en UCI del 29% -riesgo muy alto- y una incidencia superior a los 900 casos, el Gobierno de Navarra decidió decretar el cierre perimetral de la comunidad foral. Fue el primer territorio en hacerlo, aunque la movilidad sí estaba permitida entre municipios. Las medidas se endurecieron hasta cerrar la hostelería y limitar las reuniones a personas convivientes. Los supermercados y grandes superficies tuvieron que adelantar su horario de cierre a las 21:00 horas y el transporte urbano comarcal redujo su capacidad máxima al 50%. Con casi un 30% de ocupación en las unidades de críticos y sin haber comenzado la estrategia de vacunación, la presidenta de Navarra reconoció lo “preocupante” de la situación. “No negamos que la situación en Navarra es preocupante y no queremos llegar a una situación en la que el sistema sanitario quede comprometido a solo atender a pacientes COVID”, señaló. En aquel momento, Navarra adoptaba las medidas más duras de España. El 28 de octubre se establecía el toque de queda de 13:00 horas a 06:00 horas.

9 de diciembre de 2020. Con una incidencia de 220 casos, los pacientes ingresados eran 160 (7,84%), de los cuales 26 se encontraban en UCI (20%). La comunidad foral continúa cerrada perimetralmente, pero dos semanas atrás, el 25 de noviembre, el Gobierno comenzaba a levantar algunas restricciones. En concreto, se permitió el consumo en terrazas de garantizarse un espacio de 2 metros entre mesas y 1,5 metros entre comensales. El horario de cierre quedaba establecido a las 21:00 horas y el consumo en interiores aún no estaba permitido. Los aforos se ampliaron a un 50% para bibliotecas, museos, monumentos, y un 40% para cines, teatros o auditorios. Esta decisión se adoptó cuando la incidencia era de 361 casos y la ocupación hospitalaria alcanzaba los 221 ingresados, 39 en UCI. Una semana después, el 17 de diciembre y a las puertas de las navidades, el Gobierno de Navarra flexibilizaba aún más las restricciones al abrir los interiores de la hostelería, permitiendo un aforo del 30% y sin consumo en barra. El horario para bares y restaurantes se ampliaba hasta a las 22:00 horas y los aforos alcanzaron el 50% en el comercio minorista, academias, cines, teatros y auditorios.

22 de enero de 2021. Con una incidencia de 448 casos, los pacientes hospitalizados eran 167 (8,70%) y los ingresados en UCI eran 23 (18%). Una semana antes, el 15 de enero, la incidencia del virus repuntaba a los 338 casos por cada 100.000 habitantes a la vuelta de las fiestas. En ese momento, con 114 ingresados (6%) y 15 pacientes en UCI (12%), el Gobierno de Navarra prorrogaba el cierre perimetral de la comunidad, el toque de queda y la limitación de reuniones. Los aforos en hostelería eran del 100% en exteriores y del 30% en exterior, y el cierre de los establecimientos se adelantaba de las 22:00 horas a las 21:00 horas. El aforo en grandes y medianas superficies se limitaba al 30% y al 50% para el comercio minorista. Las reuniones sociales se mantenían restringidas a un máximo de seis personas. Pero cuatro días después, el 19 de enero, el Gobierno foral cerraba nuevamente el interior de bares y restaurantes y limitaba las reuniones en domicilios a una unidad convivencial. Con estas “medidas quirúrgicas” e “intervenciones selectivas”, en palabras de la consejera de Salud, Santos Induráin, se volvía a un escenario previo a las fiestas, con un “nivel de alerta 4 anticipado”. Aquel 19 de enero las UCI estaban al 12%.

8 de febrero de 2021. La incidencia acumulada era de 418 casos y el total de ingresados alcanza los 166 (8,51%). De estos, 31 se encontraban en UCI (23%). Hasta el 11 de febrero eran ampliadas por el Gobierno de Navarra las restricciones vigentes desde el 19 de enero. Se podría, por tanto, consumir en terrazas, pero se mantenía el cierre perimetral la comunidad, la limitación de la movilidad nocturna entre las 23:00 horas y las 6:00 horas y la reducción de las reuniones en el ámbito privado a una única unidad de convivencia.

6 de abril de 2021. La incidencia del virus alcanzaba los 363 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días. El nivel de ocupación hospitalaria por la enfermedad llegó al 7,96%, con 151 personas ingresadas, y del 18% en UCI, con 25 pacientes en estado crítico. En medio de la tercera ola de la pandemia y siete días antes de Semana Santa, la comunidad foral volvía a implantar restricciones de aforo, movilidad nocturna (de 23:00 horas a 6:00 horas) y cierre perimetral. Estas medidas fueron prorrogadas hasta el 22 de abril y consistieron en el cierre del interior de la hostelería, mesas de cuatro comensales en terrazas, límites de aforo del 30% en grandes superficies y del 50% para el pequeño comercio. Se prohibieron celebraciones familiares y sociales con consumo de comida o bebida en el interior de espacios para eventos. Las reuniones sociales quedaban limitadas a cuatro personas en interiores y a seis en exteriores. Por aquel entonces, la presidenta de Navarra manifestó que se había producido “un crecimiento en la presión hospitalaria” que no consideró “algo preocupante” porque los porcentajes no eran “elevados”. “Por eso tomamos las decisiones antes de Semana Santa, para no tener que lamentar esas subidas exponenciales”, consideró.

7 de mayo de 2021. La incidencia era de 296 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días. El nivel de ocupación en camas de agudos representaba un 7% con 151 ingresados, 26 de los cuales se encontraban en UCI (18,98%). En este contexto, el 9 de mayo expiraba el estado de alarma y con él el cierre perimetral y el toque de queda. No obstante, el Gobierno de Navarra limitaba las reuniones sociales a un máximo de seis personas y dos unidades convivenciales, y fijaba el horario de las terrazas hasta las 22:00 horas. Con las vistas puestas en pleno proceso de vacunación y a las puertas del verano, la consejera de Salud reconoció que aún la foto era “muy seria” en cuanto a incidencia y los hospitales soportando una “presión importante” con niveles de riesgo “muy altos” de hospitalización y camas UCI ocupadas.

20 de agosto de 2021. La presión hospitalaria alcanzó el 4,72% en este momento de la quinta ola de la pandemia con 84 ingresados. Las UCI mantenían un nivel de ocupación del 21%, con 26 hospitalizados. Entonces, la incidencia acumulada del virus era de 388 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días. El 2 de agosto el nivel de ocupación en las unidades de críticos registró un porcentaje similar, alcanzado el 17%. En este momento, el Gobierno de Navarra aplicaba una “limitación selectiva de la movilidad nocturna”, de 1:00 a 6:00 horas durante los fines de semana y festivos que correspondieran con la celebración de fiestas patronales. La medida afectaba a 88 localidades con incidencia alta, por encima de los 250 casos. Se mantenía entonces una limitación de reunión de 10 personas en exteriores y no se recomendaba exceder este máximo en interiores y a más de tres unidades convivenciales. Quedaban prohibidas la celebración de pasacalles, comidas populares y los encierros. El horario de cierre de hostelería y ocio nocturno permanecía fijado a las 1:00 horas.

10 de diciembre de 2021. A dos semanas de la celebración de las fiestas navideñas, el nivel de ocupación hospitalaria de pacientes ingresados por Sars-Cov-2 es del 5,53%, son un total de 106 los hospitalizados. La ocupación en UCI ronda 20%, con un total de 23 pacientes en estado crítico. Este nivel de presión asistencial se viene manteniendo estable y no ha variado sustancialmente en la última semana, con una incidencia acumulada del virus que ha alcanzado un máximo de 1.330 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días. Las medidas restrictivas en vigor en este momento de la quinta ola de la pandemia consisten en la exigencia de presentar el pasaporte COVID para acceder a determinados eventos en interiores donde se consume comida o bebida, en discotecas y en bares o restaurantes con más de 60 comensales. El 9 de diciembre, la consejera de Salud, Santos Induráin, manifestó que el Gobierno foral barajaba los diferentes escenarios posibles de cara a adoptar nuevas restricciones ante una situación sanitaria “sensible y delicada”. Días después, el Ejecutivo se ha limitado a emitir una serie de recomendaciones a la ciudadanía de cara a la celebración de las fiestas navideñas, como ya hizo para las de 2020. En concreto, se pide evitar reuniones o comidas con más de diez personas y limitarlas a dos unidades convivenciales. Además, en la hostelería se recomienda priorizar el consumo en exteriores, en grupos reducidos y en mesa antes que en barra, mientras se insiste en el uso de la mascarilla mientras no se esté comiendo o bebiendo. Según advirtió Santos Induráin, de continuar aumentando la presión hospitalaria estas recomendaciones pasarán a ser obligaciones. Al mismo tiempo, el Gobierno de Navarra baraja extender la implantación del pasaporte COVID en espacios deportivos y eventos masivos, a la vez que a partir de la semana que viene comenzará a exigirlo en los centros de mayores. Esta medida no ha demostrado tanto frenar los contagios como sí empujar a vacunarse a aquellos que no lo habían hecho hasta entonces. De hecho, el Gobierno foral se fía en la antesala de la Navidad fundamentalmente a la vacunación de los menores de 11 años, cuya tasa de contagios es la más alta del país con más de 2.500 casos. Asimismo, confía en la inoculación de las terceras dosis de refuerzo, que avanza en los mayores de 60 años, y ha demostrado su eficacia en los mayores de 70 y 80 años, que registran la incidencia más baja de todos los grupos etarios en la comunidad foral (338 y 267 casos, respectivamente).

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