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El Gobierno de Urkullu prueba la geometría variable y saca adelante las tres leyes presupuestarias

El lehendakari, Iñigo Urkullu, en el Parlamento

Iker Rioja Andueza

En tiempos de bloques y bloqueos, el Gobierno de Iñigo Urkullu ha probado la denominada geometría variable en el Parlamento y, sorteando la minoría de la coalición de PNV y PSE-EE en la Cámara, ha sacado adelante sin mayores apuros las tres leyes presentadas para gestionar la prórroga presupuestaria en 2019. A pesar de los durísimos discursos de la oposición -se empieza a respirar el ambiente preelectoral-, el Ejecutivo ha logrado convalidar una subida salarial para los funcionarios del 2,25%, la actualización de la renta de garantía de ingresos (RGI) en un 3,5% con carácter general y del 4,5% para los pensionistas y, finalmente y a la vez, la mejora de la financiación de la escuela concertada y de la Universidad pública.

Rotos los puentes con el PP tras el apoyo del PNV a la moción de censura de Pedro Sánchez, el Gobierno de Urkullu perdió su socio más estable en Euskadi. Exploró una negociación con EH Bildu para sacar adelante las cuentas de 2019 pero esa vía fracasó y acabó con acusaciones cruzadas de falta de honestidad. Sin presupuestos para este ejercicio, el Ejecutivo presentó en enero un 'pack' unitario con todas las actualizaciones económicas necesarias para gestionar un escenario de prórroga y que suman unos 247 millones.

Ante las críticas de la oposición por mezclar cuestiones tan dispares y obligar a un 'sí' o 'no' en bloque y sin posibilidad de negociar, el Gobierno accedió a trocear en tres partes su ley presupuestaria aunque tuviera un informe jurídico que validase su tramitación en un sólo 'pack'. El consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, ha insistido este jueves en la Cámara en que se buscaba “eludir el serio riesgo” de que medidas que por separado -como se ha visto- tenían garantizada su aprobación pudiesen decaer por una cuestión de forma.

En realidad, esta duda era estéril por la postura que finalmente ha adoptado EH Bildu de no participar en las tres votaciones. Esa 'ausencia' de los 18 parlamentarios abertzales -en realidad no se han movido del escaño y se han limitado a no apretar el botón en las tres votaciones- otorga a PNV y PSE-EE una mayoría tan holgada (37 de 57) que todas las críticas, comentarios y valoraciones de los últimos días eran papel mojado. “Ese golpe de timón quizás no hubiera sido necesario”, ha admitido ante los periodistas terminado el debate el propio Azpiazu. Y ha añadido: “Siempre me quedará la duda de si para este viaje eran necesarias tantas alforjas”.

Elkarrekin Podemos, como se había conocido la pasada semana, ha optado por dar luz verde a la subida de los funcionarios y de la RGI con sendas abstenciones. Quedaba en el aire la normativa educativa, finalmente dada de paso también por el PP con otra abstención, como adelantó este periódico. Pero sin la participación de EH Bildu, poco o nada importaban estos gestos de distensión de dos formaciones que, en sus explicaciones de voto durante la sesión, han atacado con dureza al Ejecutivo.

El portavoz morado, Lander Martínez, ha destacado, por ejemplo, que la subida de la RGI es mejor que nada pero que siguen vigentes recortes en las prestaciones sociales que, según ha indicado, suponen que las cuantías sean un 28% menores de lo que tenían que ser según el sistema fijado en la ley de 2008. Y Antón Damborenea (PP) ha enfatizado que quedan todavía muchos pasos para resolver la, a su juicio, infrafinanciación de la escuela concertada, que vive un curso plagado de movilizaciones y huelgas. También ha destacado que el aumento de la recaudación deja otros 150 millones sin destino claro por la prórroga y que podrían destinarse a políticas de inversión.

Iker Casanova, por su parte, ha puesto voz a la posición política de EH Bildu en un turno reservado para quienes votan 'no' aunque la postura de la coalición, en puridad, haya allanado el terreno al Gobierno. Casanova, muy duro, ha abierto su intervención asegurando que la de este jueves es “la mañana de los recortes” porque “disfrazadas de subidas” hay medidas como la actualización de la RGI que “en el fondo siguen siendo recortes”. “¿Por qué se ensañan con los más pobres?”, ha llegado a preguntarle al lehendakari Casanova. La intervención de EH Bildu incluso ha motivado que el propio Urkullu se revolviese en el escaño e hiciera un gesto con las manos a la bancada abertzale, algo inusual en una persona que suele seguir hiératico todos los discursos.

EH Bildu ha criticado, igualmente, el gesto de Elkarrekin Podemos de abstenerse en dos de las tres leyes porque lo ha hecho “sin poner encima de la mesa compromisos sociales”, “gratis et amore”. “Podemos ha sido inflexible cuando tocaba ser flexible y flexible cuando tenía que ser firme”, ha abundado Casanova, que ha añadido que Urkullu siempre encuentra “alguien en situación de debilidad le haga un favor al Gobierno”.

Superado este trámite, queda la duda de que puede ocurrir de cara a los presupuestos de 2020, año electoral en Euskadi. “Haremos los esfuerzos. Somos conscientes de que necesitamos el apoyo de la oposición, de que estamos en minoría. Trabajaremos cuanto antes en la cocina y en lo que haga falta. Nos pondremos las mejores galas”, ha comentado a la prensa Azpiazu, aunque se ha sincerado: “No estoy preparado mentalmente para un nuevo proceso de negociación”.

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