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“Es de vital urgencia tener el documento para que Mike James juegue mañana”

Mike James y Colton Iverson, del Laboral Kutxa Baskonia, con Thomas Heurtel

Iker Rioja Andueza

Horas antes del inicio de la temporada 2015/2016, el director deportivo del Baskonia, Félix Fernández, presionó al cónsul de Guinea-Bisáu en Madrid, Aldo Darío Herchoren, detenido meses atrás por usurpación de funciones y por no estar reconocido como representante legal de la república africana, para que certificara por escrito la autenticidad del pasaporte falso de ese país con el que el base de Estados Unidos Mike James había jugado parte de la temporada 2014/2015. “Es de vital urgencia tener el documento scaneado (a poder ser en color) de cara la Federación Española de Baloncesto para que nuestro jugador pueda jugar mañana”, escribió Fernández a Herchoren. Al mismo tiempo, las autoridades legítimas de Guinea-Bisáu, país conveniado con la Unión Europea para que sus trabajadores no sean considerados extranjeros (acuerdo de Cotonou), le habían transmitido al club de baloncesto de Vitoria su negativa a renovar una documentación que no consideraban “en regla”.

Y, en efecto, minutos después de la solicitud por ‘email’ de Fernández –que se dirigió a una oficina consular de Madrid ahora bajo sospecha después de visitar la de Bilbao, que le denegó su petición-, Herchoren, con sello de Guinea-Bisáu, le envió un documento elaborado a máquina de escribir que certifica que “Mike Perry James” (el nombre completo del jugador es “Michael Perry James”) obtuvo “el 23 de julio de 2014” la nacionalidad. En su documentación, además, consta que el pasaporte fue expedido allí mismo, en Guinea-Bisáu, una tierra con la que James no tiene ningún tipo de vinculación.

Aquel verano de 2014 James había abandonado Italia para enrolarse en el modesto Colosos de Rodas, en Grecia. Durante las vacaciones, disputó varios partidos en su Portland natal en una competición llamada IBL, algunos incluso a principios de julio. James no llegó a Vitoria hasta diciembre. Sustituyó a Doron Perkins, otro estadounidense de Alaska que logró en septiembre de 2014 papeles de Costa de Marfil como sus compañeros Colton Iverson la de Guinea-Bisáu y Ryan Gomes la de Cabo Verde. Todo ocurrió una misma tarde, en vísperas de la disputa de la Supercopa.

Los primeros partidos de James en Vitoria, según las publicaciones de diversos medios locales como 'Noticias de Álava', fueron como extranjero a todos los efectos. Sólo en enero de 2015 se hizo público que James pasó a ocupar plaza de comunitario gracias a un pasaporte ‘cotonou’. El cupo de extranjeros pasó a ocuparlo el norteamericano Ben Hansbrough. En la temporada 2015/2016, sin embargo, James volvió a ser estadounidense y a ocupar una plaza de extracomunitario debido a los problemas para renovar sus papeles ante las autoridades de Guinea-Bisáu.

Polémica diplomática

El escándalo de los pasaportes falsos, que salpica también al jugador del Real Madrid KC Rivers (se tuvo que marchar a otra liga al perder su plaza de ‘cotonou’ por la falsedad de sus papeles), revela toda una trama diplomática. El abogado Herchoren, con el que se relacionaban los clubes de baloncesto (los trámites nunca los hacían los jugadores), fue denunciado por las autoridades de Guinea-Bisáu, que no le reconocen ningún tipo de representatividad ni su condición de cónsul honorario. Llegó a ser detenido en junio de 2015 por falsear documentos y por aceptar sobornos, aunque sus letrados insisten en que todas esas imputaciones han decaído ya.

Fuentes del entorno de Herchoren, que señalan que su papel en el escándalo de los jugadores de baloncesto se limitaba a certificar la autenticidad de una documentación ya emitida con anterioridad en suelo de Guinea-Bisáu, aseguran que la denuncia contra este argentino viene motivada por la situación política interna del país. Explican que tras el golpe de Estado de hace unos años, el nuevo Gobierno laminó a la disidencia y que eso también afectó a representantes en el exterior. Con todo, España sólo reconoce tres oficinas de Guinea-Bisáu, la embajada de Madrid y los consulados de Bilbao y Barcelona.

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