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Un proyecto piloto de Osakidetza llama a los medios a tratar con tacto los casos de suicidio

Leyre González Grande

San Sebastián —

La red sanitaria vasca pone en marcha un programa piloto que tiene como objetivo prevenir las conductas suicidas mediante el correcto tratamiento de estos sucesos por parte de los medios de comunicación. “No tiene nada que ver con la censura, sino con la forma de tratar la información que compete a un colectivo muy sensible”, comenta Andrea Gabilondo, psiquiatra del Hospital Donostia.

En general, entre las recomendaciones que lanzan, proponen evitar la palabra suicidio dentro de lo posible o, al menos, en los titulares de noticia; dar excesivos datos sobre el método utilizado, ya que demasiados detalles al respecto pueden aportar ideas a quienes estén pensando en llevarlo a cabo; no publicar fotos o detalles personales como el contenido de una nota de despedida; o glorificar los aspectos “positivos o heroicos” de la persona o el propio acto.

Según Gabilondo, es necesario “realizar una cobertura discreta y no repetitiva, así como aportar información útil para mitigar el impacto en personas vulnerables”. Los suicidios que más recalan en los medios de comunicación, son, según la psiquiatra “los más atípicos por el personaje o la circunstancia en cuestión”, por lo que es importante “evitar lanzar el mensaje de que lo atípico puede ser lo usual”.

En España se dan alrededor de 3.182 casos de suicidio anuales, de los cuales 172 suceden en Euskadi. “Por más programas que ponemos en marcha, no conseguimos reducir esta cifra, que de hecho crece en torno a un 5% en Europa en los últimos años”, comenta Gabilondo. Según los datos facilitados por el hospital, en el 90% de los casos las personas que se suicidan sufren algún tipo de trastorno mental, lo que les convierte en un colectivo especialmente susceptible ante las situaciones de “contagio social”.

“La noticia puede actuar como desencadenante en personas vulnerables”, asegura Gabilondo, que garantiza también que tiene un efecto más incisivo en los tres primeros días, y se va reduciendo entre las 2-4 semanas posteriores al suceso. Existe por tanto un riesgo de “contagio por imitación en personas que puedan tener pensamientos suicidas, que por supuesto, en ningún caso será determinante pero sí puede suponer un punto de partida o en empujón”.

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