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“Los jóvenes africanos no quieren vivir en Europa, están felices en sus países”

Mamadou Dia, activista senegalés

Maialen Ferreira

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Dejar atrás una vida por llegar en cayuco a la Europa soñada. Es la historia de Mamadou Dia, uno de tantos africanos que en 2006 y con 22 años decidió embarcarse en una travesía desde su pueblo natal, Gandiol, en Senegal, hasta Europa, con la esperanza de que al pisar tierra española conocería la libertad.

Actualmente, Mamadou es activista, ha estudiado Trabajo Social y ha escrito dos libros que narran la odisea que ha vivido: 3.052. Persiguiendo un sueño y A las 15:00. En 2013 tuvo la oportunidad de quedarse a vivir en España y se negó. En lugar de eso, regresó a Gandiol y fundó la ONG Hahatay, un proyecto creado para la cooperación al desarrollo sostenible del pueblo de Gandiol. Hahatay trabaja con dos áreas: “Gandiol como El Dorado”, que intenta que los propios ciudadanos vean al pueblo como el centro, la gran ciudad dorada que alcanzar, en lugar de mitificar los países extranjeros, y trabajar la migración de los africanos. Es decir, viajar con los jóvenes para que conozcan de forma digna Europa y, una vez vista la realidad, decidan si quieren quedarse o regresar a Senegal.

“Los jóvenes africanos no quieren vivir en Europa. Están felices en sus países. Por motivos de guerra, por motivos de violencia, por otros tantos motivos, viajan. Pero no quieren. Yo me habría matado en un cayuco por venir aquí y tenía toda la posibilidad de quedarme aquí a vivir. En el año 2013 decidí volver a casa y vivir allí, soy feliz allí y no lo digo por quedar bien. Hablar un idioma que no es el tuyo, demostrar a la gente que no eres peligroso, que no vas a atentar contra su vida. Demostrar a la gente que sabes, que tienes estudios, todas esas cosas, enfrentarlo día tras día es bastante difícil”, ha explicado Mamadou, quien ha participado en el primer Congreso Internacional de Infancia en Movimiento que Save the Children ha celebrado los días 20 y 21 de marzo.

El senegalés recalca que los jóvenes que trajeron con Hahatay el año pasado, tras haber conocido Europa de primera mano, decidieron volver a casa y ahora están viviendo allí. Los que han venido con él este año, ha asegurado “también van a volver, porque no se está mejor en ningún sitio que en tu propia casa, pero viajar alimenta al ser humano”.

Una de las cuestiones que más sorprendió a Mamadou cuando llegó a España fue el hecho de que la gran parte de la población es consciente de que los migrantes provenientes de África -en su mayoría mujeres y niños- llegan a las Islas Canarias en cayucos, como hizo él, pero desconocen cómo logran entrar en la península.

“Nos meten en vuelos camuflados y nos llevan a la península y desde la península nos van repartiendo en las distintas comunidades autónomas. El Gobierno lo sabe, sabe que la gente que meten en esos vuelos y que van a repartir en esas comunidades no tienen papeles y van a estar viviendo tres años o más sin protección ninguna. Lo sabían perfectamente. Son los mismos que dicen desde el poder que los migrantes están causando delitos, violencia, están amenazando a la sociedad, al bienestar social”, ha manifestado.

Es consciente de que todos los jóvenes africanos que llegan a las costas europeas no logran integrarse en la sociedad de forma exitosa. Durante su estancia en España estuvo trabajando en una casa de acogida, en la que otros trabajadores sociales le indicaban que por muchos intentos que hicieran, había jóvenes que no mostraban interés alguno en estudiar o formarse para dedicarse a un trabajo. Cuestión que es normal para Mamadou dada la educación que los jóvenes africanos reciben en sus hogares, donde no existen los adolescentes y los niños pasan directamente a ser adultos que dejan los estudios para hacerse cargo de su familia.

“Si han venido aquí es para ayudar a sus padres, para ellos que tú les metas en un piso y les des esto y lo otro es como que le estas frenando su vida, frenas su crecimiento. Este ha venido aquí porque se ha encontrado con una serie de problemas en su familia y entonces quiere venir aquí para ser la solución de esos problemas. Él había dejado los estudios en Senegal para poder ayudar a su familia, entonces si viene aquí y le obligas a volver a los estudios, está viendo que está fracasando”, ha señalado.

La solución ante estas situaciones, según Mamadou, radica en la sensibilización y preparación de los trabajadores que acogen a los jóvenes en su llegada a Europa para que sepan entender el contexto en el que están y los beneficios que hay detrás de la formación académica que les están ofreciendo. Muchas veces, ha contado, él mismo se siente como “si fuese un teléfono móvil con dos tarjetas” y se tuviera que poner la tarjeta europea para reflexionar y tomar decisiones como si fuese una persona que ha nacido y crecido toda su vida en España o cambiar el chip y meter la tarjeta africana para así pensar en cómo se le educa a un niño en África. Dos contextos culturales totalmente diferentes con los que Mamadou convive a diario, porque al igual que muchos otros inmigrantes, son las dos realidades que lleva dentro.

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