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Profesionales y directivos: retos pospandemia

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este martes en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo. EFE/EPA/RONALD WITTEK / POOL

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A veces es difícil de comprender. Muchas cuestiones laborales han estado burbujeando bajo la superficie durante bastante tiempo, pero sólo ahora hemos empezado a tomar medidas decisivas. Los trabajadores y trabajadoras europeos se encuentran ante una importante encrucijada, y estamos haciendo todo lo posible para conducirlos por el mejor camino.

Los últimos 24 meses han sido turbulentos para los trabajadores y trabajadoras europeos. Mientras que la pandemia del COVID-19 ha cambiado para siempre nuestro mundo laboral, la Unión Europea también ha anunciado cambios a gran escala a través del Acuerdo Verde Europeo y el compromiso de digitalizar, entre otros, las infraestructuras públicas y nuestros lugares de trabajo. Para los que están en la “burbuja de Bruselas”, que se ocupan de la normativa europea, estos retos se han traducido en una acción frenética. En el corazón de la Unión Europea, las comunicaciones, directivas y propuestas más importantes han sido un sello distintivo de la respuesta a la pandemia.

Estamos en contacto permanente con los funcionarios de la Comisión Europea y el Parlamento Europeo y la necesidad de cambiar la forma de apoyar a los trabajadores y defender sus derechos ha quedado muy clara en los últimos 24 meses. Nada que ver con lo que ocurrió en la crisis de 2008. Y en ello han contribuido decididamente los sindicatos europeos.

Eurocadres, sindicato con sede en Bruselas, es el Consejo Europeo de Personal Profesional y Directivo, que celebra su congreso los días 20 y 21 de octubre en Madrid. Es una organización asociada a la Confederación Europea de Sindicatos y está reconocida por la Comisión Europea como interlocutor social europeo y representa a más de seis millones de trabajadores y trabajadoras profesionales y directivos europeos. Con 62 organizaciones miembros en toda Europa, Eurocadres es la representación sobre el terreno en Bruselas de los sindicatos nacionales de profesionales y directivos, y transmite sus problemas e inquietudes a los responsables políticos europeos. Casi todo lo que hacemos está relacionado con una cuestión nacional concreta, ya sea de nuestros miembros o de otros sindicatos. Como cualquier organización dirigida a la Comisión y el Parlamento Europeo, queremos lograr la formación de políticas a través de las necesidades de los trabajadores de todo el bloque.

La nueva dirección de Eurocadres se enfrentará a diferentes retos en los próximos cuatro años. En concreto, se centrará en el citado Acuerdo Verde Europeo y una apuesta decidida por la digitalización. No es ningún secreto que necesitamos descarbonizar nuestra economía de inmediato, pero necesitamos una transición justa para los trabajadores y trabajadoras europeos. Como representantes de los profesionales y directivos, queremos que este colectivo de asalariados tenga la capacidad necesaria para liderar de forma responsable para que contribuya de forma significativa a los esfuerzos de las empresas para reducir las emisiones.

Sin embargo, no nos hacemos ilusiones de que la calidad de la vida laboral no se vea amenazada. La pandemia es un ejemplo perfecto de la falta de compromiso que ha conducido a lo que se describe en EEUU y el Reino Unido como la “gran resignación”.

Según nuestras fuentes, el teletrabajo fue bien acogido por los trabajadores y trabajadoras en Europa, pero un gran porcentaje de los mismos consideró que no recibió ni el equipamiento ni la formación adecuados para teletrabajar de manera óptima. La delgada línea entre el trabajo y la vida personal se difuminó tanto que desapareció en muchos casos. La gente siente la necesidad de estar “siempre conectada”. El estrés se ha convertido en algo endémico en la vida laboral y ahora representa el 50% de los días de trabajo perdidos anualmente en Europa. Si los empresarios hubieran escuchado las preocupaciones de los empleados a través de sus sindicatos, no veríamos a tantos desilusionados con sus condiciones laborales actuales.

Con el compromiso de la Comisión de lograr la soberanía digital europea para 2030, los cambios en la política de protección de datos, la inteligencia artificial, el trabajo en plataformas y la digitalización de los servicios impactarán a los trabajadores en España y en toda Europa durante la próxima década. Es un reto enorme. Imaginemos el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), pero en todo lo digital, desde la codificación y la fabricación hasta el consumo.

Estamos entrando en un periodo de transición, en parte forzada y en parte por necesidad, y los trabajadores y trabajadoras solo estarán protegidos si ponemos sus preocupaciones al frente de la formación de políticas. Es un desafío gigantesco, pero nuestra trayectoria demuestra que estamos preparados para afrontarlo. Y Europa debe seguir el camino emprendido para afrontar la pandemia, en el que los derechos de las personas deben ser lo prioritario. No podemos olvidarlo.

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