Un proyecto de Memoria: Estudiantes antifranquistas en Madrid
La memoria es un conjunto de imágenes de hechos y de situaciones que quedan en la mente de cada uno. Cuando sus actores la recuperan para dar testimonio de unos acontecimientos, se enmarca dentro de la consideración de Memoria histórica.
La recuperación de la Memoria histórica en el Estado español suele abarcar el período comprendido entre el comienzo de la sublevación militar contra la II República y los años iniciales de la dictadura franquista, auténticos años de plomo. Pero se podría ser más ambicioso y ampliar ese lapso de tiempo, abarcando los años posteriores de la dictadura. Esa es nuestra intención. Fuimos personas no especialmente destacadas en la lucha antifranquista como algunas figuras históricas, pero evidentemente pusimos nuestro grano de arena para empujar y, como diría Raimon en su canción Diguem No, propiciar el final de la dictadura.
Los años pasan inexorablemente y quienes nacimos, fuimos criados y educados durante la violenta dictadura franquista, poco a poco vamos desapareciendo físicamente, unos por accidentes, otros por razones de edad o de enfermedad. Es ley de vida. La pérdida de la memoria y de la vida con el transcurrir del tiempo son hechos inexorables. La memoria puede empezarnos a flaquear en cualquier momento y corremos el riesgo de que todo lo vivido en aquellos años se convierta en un mero dato numérico como mucho clasificado por tipología o por género (número de ejecuciones, asesinatos, persecuciones, detenciones, violaciones, torturas, procesamientos, sentencias, multas, encarcelamientos, expedientes, destierros, exilios, marginaciones).
Desde el año 1939 a la actualidad ya han transcurrido 78 años y desde 1959 han pasado 58 años. Esa fue una de las razones fundamentales para comenzar este proyecto de recuperación de la memoria histórica de los estudiantes antifranquistas en Madrid desde finales de los años cincuenta hasta 1977. Nos centramos en quienes alcanzamos la mayoría de edad legal de 18 años en las elecciones de 1977 o, lo que iba bastante paralelo, en algunos de los que padecimos al Tribunal de Orden Público (1963 a 1977) de funesto recuerdo.
La Memoria histórica (historia de vida u oral) se basa en fuentes directas de información básica, fuentes informativas que tienen un tiempo tasado. Es la historia de vida recopilada a través de conversaciones, recuerdos personales, entrevistas y encuestas realizadas a activistas de aquellos años. La mayoría éramos y seguimos siendo personas más o menos anónimas que nos movilizamos, reunimos, organizamos y dimos consistencia a la lucha contra un sistema político, encarnado por el dictador Francisco Franco.
La historia de vida es complementaria a los archivos, la prensa y el conjunto de fuentes documentales que son o serán accesibles en algún momento (salvo catástrofes naturales o el mantenimiento de la legislación franquista de secretos oficiales), para poder estudiar en detalle ese período. Son testimonios que en ningún caso sustituyen las fuentes tradicionales, pero si las enriquecen en la medida que aportan la descripción personalizada de agentes sociales excluidos de la historia.
Por esta razón hemos iniciado un Proyecto con los estudiantes madrileños nacidos después de la guerra, víctimas de una dictadura. La principal característica es la de haber estudiado en Madrid durante aquellos años sin importar el origen ni la militancia de cada uno. Acotamos el universo de las personas a localizar en el tiempo, en el lugar y en un sector social que temporalmente nos dio cohesión y que en la mayoría de los casos nos impulsó a participar al mismo tiempo o posteriormente en los citados movimientos en diferentes lugares. No pretendemos erigirnos en los principales protagonistas de la lucha antifranquista ni por sector (estudiantil y profesional), ni por territorio (Catalunya, Andalucía, Euskadi, Galicia, País Valencià, Asturias, …), ni por tipos de movimiento de barrio (vecinales), de edad (juveniles) de clase (obreros).
La sociedad de la época padecía la sistémica represión de la dictadura franquista, la ausencia de libertades, el adoctrinamiento de la iglesia católica y de la Falange. Todos éramos tratados como si hubiésemos perdido una guerra - peor aún- como delincuentes políticos y sociales por no aplaudir la victoria de Franco sobre la República. Los estudiantes, entre otros, fuimos perseguidos, detenidos, torturados, heridos, asesinados, ejecutados, expedientados, expulsados de los campus universitarios, multados, desterrados, exiliados, procesados, condenados, marcados hasta que murió el dictador en 1975 y el régimen no tuvo ya capacidad de mantener la dictadura y se vio obligado a negociar su final en el curso de los años 1976 y 1977.
Las experiencias y las vivencias no están reflejadas ni en el cine ni la televisión. Los libros de Historia minimizan los hechos de aquellos años en Madrid que no se redujeron solamente al recital de Raimon en la UCM de mayo de 1968 (que contó con la importante participación del compañero Arturo Mora ya desaparecido). Pusimos en marcha este proyecto con la pretensión de sacar de la amnesia colectiva inducida y de reconocer a un número significativo de personas, que aportamos o cedimos una parte de nuestras vidas a la sociedad, porque parece como si se pretendiera hacernos desaparecer como se ha hecho con las cárceles o con el centro de detención y tortura, reconvertido en sede de la Presidencia del gobierno regional de Madrid.
La sociedad había cambiado. En 1960, el mundo urbano suponía algo más de un 55% del total de la población y cerca del 40%1 éramos descendientes de quienes nos relataban la guerra (desde el bando de los vencedores o de los vencidos). Era evidente el peso de nuestro afecto y afinidad con nuestras familias, pero el cambio en nuestra sociedad fue una de las razones por las que, a todos con independencia del bando paterno, nos resultaba incomprensible la limitación de lecturas, el control de publicaciones, la prohibición de reuniones y concentraciones, la imposición de una moral carente de ética, la condicionada solidaridad, el conocimiento censurado, en suma la cortedad de miras que el régimen pretendía que tuviese su formada y elitista juventud. Estos son algunos de los factores que nos impulsaron a demandar el derecho de ser libres y que veíamos como algo natural en la información que nos llegaba del exterior.
Ahí radica la motivación para abordar este proyecto. Acotamos el entorno social, el período de tiempo y el ámbito geográfico. Faltaba incorporar la metodología del trabajo consistente en la recopilación de información de fuentes primarias a través de un cuestionario abierto que daba libertad para rellenar la información. La información recopilada a través del cuestionario se ampliaba mediante entrevistas a personas que estaban dispuestas a participar.
Empezamos a trabajar en junio de 2017. Una vez habíamos consensuado una carta de presentación y el cuestionario, correspondía emprender el contacto con personas involucradas en la actividad durante aquellos años. En muchos casos resultó complicado contactar muchas veces por desconocer sus auténticos nombres y apellidos (nombre clandestino o simple olvido). A pesar de las dificultades iniciales logramos llegar aproximadamente a un centenar de antiguos estudiantes antifranquistas a los que remitimos el correo electrónico desde la cuenta abierta para este objetivo estudiantes.antifranquistas@gmail.com. A día de hoy ya hemos logrado más de una treintena de respuestas.
Con este proyecto intentamos documentar y divulgar los testimonios de y para la historia de la lucha contra el franquismo y de sus protagonistas, recuperar los valores de estas personas, recuperando los referentes que impulsaron la lucha por las libertades (derechos humanos, igualdad y justicia social) y la supresión de privilegios (sociales, económicos, militares, religiosos o ideológicos).