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Conspiración en las islas Caimán para romper el euro

Fèlix Martínez / Fèlix Martínez

Mañana vuelve la “normalidad” a los mercados. En el caso español, hay que entender la normalidad como las sucesivas jornadas de infarto que se han venido sucediendo desde 2008 y que, en el último año han situado nuestra deuda soberana en el punto de mira de los especuladores hasta alcanzar el paroxismo el pasado 24 de julio, cuando el diferencial entre el bono a 10 años español y el alemán alcanzó los 640 puntos y el Tesoro español tuvo que comprometerse a pagar a los inversores un tipo de interés del 7,62%.

Aunque los nuevos recortes anunciados por el Gobierno y el anuncio más o menos solapado de aceptar un rescate light de la UE parecen haber tranquilizado las cosas en las últimas semanas, la suerte de España podría estar decidida desde hace unas semanas, cuando algunos de los principales representantes de los mercados, reunidos en un conocido paraíso fiscal caribeño, decidieron que el rescate español sea con mayúsculas, sin matices, y con durísimas contrapartidas, hasta el punto de dinamitar el euro. more

Es cierto que desde aquel 24 de julio, y con el presidente del Gobierno prácticamente desaparecido, las aguas parecen haberse calmado ligeramente. La prima de riesgo ha llegado a bajar por debajo de los 500 puntos, aunque ya hace días que los supera de largo. Eso sí, para tranquilizar las cosas, el Gobierno de Mariano Rajoy ha tenido que realizar nuevos recortes en el Estado del bienestar y dejar de negar que, quizá esta misma semana, pedirá que la economía española sea rescatada por la troika compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE). Lo que antes era una negativa rotunda ahora es una posibilidad muy plausible.

Una petición de rescate que se esperaba para mañana, pero que podría retrasarse hasta el día 6, tras la reunión de gobernadores del BCE, que preside el antiguo ejecutivo de Goldman Sachs Mario Draghi y que debe decidir si la institución que preside cambia sus estatutos para poder comprar directamente deuda soberana de los estados. Una posibilidad que cuenta con la oposición del ala más poderosa del BCE, la que representa a Alemania, principal contribuyente de la UE. Es conocida la posición de la canciller alemana Angela Merkel contra la medida. Y el gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, ya ha amenazado varias veces con dimitir si el BCE decidiera finalmente comprar deuda soberana de los estados. Sólo el presidente francés, François Hollande, puede forzar la decisión.

Es una decisión trascendental porque si el BCE puede financiar al Tesoro español, el rescate sí será suave, y oscilará entre los 60.000 y los 100.000 millones de euros. Si la medida no sale adelante, parece inevitable que el rescate sea completo y que alcance los 300.000 millones de euros lo que obligaría a unos ajustes que dejarán la economía española convertida en un páramo. Si la vital reunión debe celebrarse la misma semana que entran en vigor la subida del IVA y el apartheid sanitario, los españoles no pueden sino mostrarse pesimistas. El IVA en España pasó ayer al 21%, pero a las tres economías intervenidas de la UE, Grecia, Portugal e Irlanda, se las ha obligado a aplicar un tipo de IVA del 23%, mientras Francia o Alemania lo mantienen en el 19%. Con esas variables, los 9.500 millones que espera recaudar el Gobierno con la subida del IVA de ayer parecen una ridiculez.

Pero lo peor podría estar por venir. Entre las élites financieras españolas dan por cierta la supuesta reunión que se produjo en las Islas Caimán durante la tercera semana de agosto y que parece haber condenado irremisiblemente a la economía española. Una reunión sin caras conocidas, ni grandes magnates, ni banqueros de prestigio, ni premios Nobel. Gestores de fondos del más alto nivel y hombres de confianza de las grandes instituciones financieras, especialmente las alemanas. Nada que ver con las reuniones del World Economic Forum, las de la Trilateral, ni siquiera con las del mitificado club Bildelberg.

Sábado, 11 de agosto de 2012. Desde primera hora de la mañana empiezan a llegar pasajeros aparentemente anónimos al aeropuerto Owen Roberts, el más próximo a George Town, capital de la isla de Gran Caimán y del archipiélago que sigue siendo la principal colonia caribeña británica. Podrían pasar por turistas, pero dos detalles les delatan: casi ninguno de ellos viaja acompañado de sus familias y todos van cargados con ordenadores portátiles.

Si alguien hubiera inspeccionado el contenido de esos ordenadores, algo impensable en las Caimán, descubriría que un somero análisis de los discos duros, los pen drives y la documentación de sus carteras permitiría hacerse una idea bastante clara de cuál es el futuro del euro y el de Europa, y para España en particular, para las próximas semanas e incluso para los próximos meses.

Los ejecutivos volvieron al aeropuerto Owen Roberts el domingo 19 de agosto para reincorporarse a sus puestos de trabajo el mismo lunes 20. Hacia Londres, Nueva York, Frankfurt y París. Llevaban en sus maletines las conclusiones de la cumbre informal que habían mantenido y que no son nada halagüeñas para los españoles. Al parecer, esta misma semana tienen previsto iniciar un ataque sin precedentes contra la deuda soberana española. Los 640 puntos de la prima de riesgo del 24 de julio podrían quedar reducidos a una broma y el diferencial con el bono alemán a 10 años podría aproximarse al de Irlanda, que supera de largo los 800 puntos, a pesar de ser la más saneada de las tres economías intervenidas de la eurozona.

El objetivo no es otro que forzar el rescate de la economía española a cualquier precio, sea cual sea la decisión que finalmente adopte el BCE en su reunión del próximo jueves. Los mandatarios alemanes ya harán todo lo posible para evitar que el banco emisor de Frankfurt compre deuda soberana de los estados. A pesar de lo osado que puede parecer el plan, es tremendamente conservador. Los rescates de España e Italia no pueden coincidir en el tiempo porque es inasumible, al menos de forma simultánea, por el Fondo de Estabilidad. Los “mercados” ya dan por muerto el euro a 17 y quieren soltar lastre cuanto antes. Es evidente que Grecia está fuera de sus planes, pero, ahora parecen haber decidido librarse ya de las otras dos economías intervenidas, Irlanda y Portugal, y no parecen haber tenido reparo alguno en excluir a España e Italia.

No tardaremos en saber hasta qué extremo es cierta esta nueva teoría de la conspiración. El ataque debería empezar el mismísimo lunes 3. Pero rumores de esta naturaleza, que en el sector financiero se dan por seguro, son propios de sociedades especialmente estresadas, y no cabe duda de que la española, con más de seis millones de parados y un nuevo recorte casi cada viernes, lleva meses, si no años, en el diván.

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