Las Convenciones las carga el diablo
Me imagino a Mariano Rajoy caminando a buen trote por los montes gallegos esta Semana Santa añorando aquellos tiempos en los que ante cualquier problema que había en el partido, se convocaba una Convención y todo arreglado.
Se iban todos juntos de fin de semana a alguna capital española, a poder ser patrimonio de la Humanidad para que las fotos quedaran pintonas; se daban unos discursos y se volvían para casa tan contentos y convencidos de que el triunfo estaba a la vuelta de la esquina porque además siempre había alguna encuesta de un medio amigo que confirmaba el éxito de la reunión.
Ahora no; en estos tiempos de la nueva política, cada Convención que se convoca acaba siendo un tormento. Hace un año, fue el entonces presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, el que hizo saltar por los aires una de estas reuniones porque estaba en pleno calvario por la operación Púnica semanas antes de dimitir. Por cierto, esto va a tanta velocidad que ya casi nadie se acuerda de aquel presidente murciano al que el PP apoyó hasta el último minuto.
Este año, con el pánico naranja de las encuestas acechando en Génova, Rajoy volvió a tirar de manual y convocó otra concentración pepera para subir los ánimos del alarmado ejercito popular. Esta vez todos a Sevilla, entre la Semana Santa y la Feria de Abril, que ya va oliendo a azahar.
Pero nada; por si no eran suficientes los desastres en Catalunya, los sondeos diarios en todos los medios anunciando la victoria de Rivera; la corrupción que no cesa y la estabilidad del gobierno pendiente del 155 y del PNV, la Convención de este año solo tendrá una protagonista: Cristina Cifuentes y el maldito máster de la Rey Juan Carlos.
El caso de la presidenta madrileña sí que daría para una tesis pero por su caída en picado en pocas semanas. Hace un mes, estaba en las quinielas para suceder a Rajoy y hoy el PP le busca relevo urgente en la Comunidad y en el PP madrileño en donde muchos están de fiesta; aunque algunos de ellos hayan pasado ya por la cárcel.
Estoy seguro de que, si pudiera Rajoy desconvocaría ahora mismo la Convención y se volvería a Galicia a caminar tan deprisa como cuando le preguntaron por Cifuentes.