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El 4 de diciembre

García Caparrós en el Museo de la Autonomía de Andalucía. | JUAN MIGUEL BAQUERO

Javier Pérez Royo

El 4 de diciembre de 1977 no solamente hubo manifestaciones en Andalucía, sino en casi toda España. Todavía no se conocía el Proyecto de Constitución que se publicaría en el Boletín Oficial de las Cortes el 5 de enero de 1978, pero la convicción de que el reconocimiento del derecho a la autonomía iba a ser el tema decisivo de la nueva Constitución estaba muy extendida en toda España. En todas las regiones preocupaba el lugar en que podría quedar cada una después del proceso constituyente. De ahí que, antes de que empezara propiamente la discusión de la Constitución, casi todas las regiones quisieran hacerse visibles.

La convicción de que el reconocimiento del derecho a la autonomía iba a ser el tema decisivo de la nueva Constitución estaba muy extendido en toda España. En todas las regiones preocupaba el lugar en que podría quedar cada una después del proceso constituyente. De ahí que, antes de que empezara propiamente la discusión de la Constitución, casi todas las regiones quisieran hacerse visibles.

En Andalucía tuvo especial importancia no solo porque fueron ocho las manifestaciones y todas enormes, sino, sobre todo, porque el 4 de diciembre de 1977 tuvo continuidad en el 4 de diciembre de 1978. Todos los partidos políticos andaluces decidieron darle continuidad al 4 de diciembre con el Pacto de Antequera que firmaron el 4 de diciembre de 1978. Dos días antes del referéndum de la Constitución y cuando ya se sabía que había dos vías para el acceso a la autonomía, la vía del art. 143 CE y la del art. 151 CE, los partidos andaluces se juramentaron para ejercer la iniciativa autonómica por la vía prevista en el art. 151 CE y se comprometieron a aprobar en todos los ayuntamientos andaluces, en cuanto se constituyeran tras la celebración de las primeras elecciones municipales en 1979, mociones para que se tuviera que convocar el referéndum de ratificación de la iniciativa autonómica prevista en el art. 151 CE.

El 4 de diciembre del 77 fue importante porque vino después el 4 de diciembre de 1978. El Pacto de Antequera fue lo que diferenció al 4 de diciembre andaluz del 4 de diciembre de las demás regiones. Fue el Pacto de Antequera el que posibilitó que, cuando tras las elecciones generales de marzo y las municipales de abril de 1979, se puso en marcha la construcción del que acabaría siendo el Estado de las Autonomías, únicamente Andalucía fuera la región que había ejercido la iniciativa autonómica en los términos exigidos por el art. 151 CE. Y que, como consecuencia de ello, cuando el Comité Ejecutivo de UCD el 13 de enero de 1980 decide que la vía del artículo 151 queda limitada a País Vasco, Catalunya y Galicia, el Gobierno, muy a su pesar, tuviera que convocar el referéndum del 28-F, cuyo desarrollo y resultado acabaría cambiándolo todo.

Entre el 4 de diciembre y el 28 de febrero hay similitud, pero también diferencia. El 4 de diciembre fue una fiesta de todos. El 28 de febrero fue una fiesta de la que se excluyó UCD y, por supuesto, AP, es decir, los dos partidos de la derecha andaluza. Fue esta autoexclusión en un referéndum en el que se exigía la mayoría absoluta del censo electoral en cada provincia, lo que le proporcionó al resultado el tono épico que acabó teniendo.

En el 4 de diciembre no hubo que superar ningún obstáculo. Se salió a la calle sin más. El 28 de febrero fue una batalla terrible contra el Gobierno de la Nación, que hizo un uso abusivo de la RTVE, que era la única televisión de la época y que, a través de UCD, llegó a adquirir todo el espacio publicitario de la Cadena SER, de tal manera que los partidos del SI quedaron excluidos de hacer publicidad en ese medio.

El 28-F es la primera y única vez en la historia de España en que se ha conseguido imponer como norma jurídica una manifestación de voluntad ciudadana en contra del Gobierno. El momento jurídico, el hecho de que el acto político que fue el referéndum se tradujera en noma jurídica, es lo que diferencia sustancialmente al 28-F de 1980 del 4-D de 1977.

Es obvio que sin el 4-D no habría habido 28-F. Pero el 28-F fue mucho más que el 4-D. Los intentos que se están poniendo en circulación para presentar el 4-D como la fecha clave de la autonomía andaluza no resisten un examen objetivo.

Andalucía se diferenció de las demás regiones no por el 4-D, sino por la continuidad que tuvo el impulso autonómico hasta llegar al 28-F. La posición de Andalucía en el Estado de las Autonomías no ha sido el resultado la “espontaneidad” del 4-D, sino de un esfuerzo continuado de todos los partidos (menos AP), del que se descolgó UCD en enero de 1980. En el origen de la autonomía andaluza hubo mucho de participación directa de la ciudadanía, pero también de un trabajo persistente y eficaz de los partidos políticos andaluces, sin un apoyo claro de la dirección nacional de los mismos.

Los andaluces estuvimos muy solos en aquella batalla.

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