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Entrevista exclusiva (y falsa) a Vladímir Putin

Putin Areal

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Vladímir Putin nos recibe en su búnker, cuya ubicación nos han recomendado que no divulguemos tras mostrarnos fotos de nuestros hijos tomadas con teleobjetivo. El periodista se sienta en el extremo de una mesa de 25 metros de longitud. Putin está en el otro extremo. La entrevista se realiza a través de walkie-talkie.

Presidente Putin, ¿cómo diría que marcha la guerra de Ucrania?

¿Qué guerra? Oh, espere, ¿se refiere a la desnazificación?

Eh… Sí.

¡Va estupendamente! Todo, según lo previsto. Hay muchos nazis allí, ¿sabe? ¡Están por todas partes!

La opinión internacional no está de acuerdo con eso.

Es un error comprensible. Es que, verá, los nazis no son como la gente se imagina. No van por ahí haciendo cosas nazis. Lo normal es que no se les note absolutamente nada. Es más, algunos nazis ni siquiera saben que son nazis. Yo mismo podría ser nazi y no saberlo. Hay nazis judíos, ¿sabe usted? Y nazis demócratas. Hay nazis de toda clase.

Pero… Si los nazis no saben que son nazis, ¿cómo es que lo sabe usted?

Por mis servicios de inteligencia. No puedo entrar en detalles porque es un asunto de seguridad nacional, pero le diré que nuestros soldados están entrenados para detectar a un nazi a una distancia de hasta 500 metros. Le miran así, de lejos, y ya saben si es nazi.

Las tropas rusas bombardearon una guardería.

¡Estaba llena de nazis bebés!, ¿qué otra cosa podían hacer? Verá, es importante que comprenda que el nazismo no entiende de edades. Es como ser zurdo. O pelirrojo. Uno es nazi desde que nace, quiera o no. Por eso es importante atajar el problema desde que son muy pequeños.

Usted acusó al gobierno de Ucrania de ser, le cito, “una banda de drogadictos”.

Bueno, no me gusta juzgar la vida privada de la gente, pero es evidente que hay un problema de toxicomanía en esa administración. Se empieza con los porros y se acaba inventando un país que no existe.

¿Por qué fracasaron los primeros intentos de establecer corredores humanitarios?

Por culpa de las autoridades ucranianas. Están usando escudos humanos, ¿sabe usted? Nosotros tiramos bombas en ciudades y ellos se ponen justo debajo. ¿A quién se le ocurre? ¡Es intolerable! ¡Eso viola todas las leyes de la guerra!

En Rusia se detiene a los ciudadanos que son críticos con la guerra. De hecho, ni siquiera pueden llamarlo “guerra”. ¿No le parece una medida totalitaria?

Yo soy un gran defensor de la libertad. Todos mis amigos pueden decírselo. Y si alguno no se lo dice, le ruego que me haga saber su nombre y nos encargaremos de ello.

En la prensa se dice que se ha aislado usted completamente y que eso puede estar haciendo mella en su… equilibrio mental.

Fíjese qué curioso, mi psicoterapeuta me dijo exactamente lo mismo hace dos días. Afortunadamente, me di cuenta de que era un nazi y ordené que lo mataran. Como le digo, están por todas partes.

¿Qué le pide a Ucrania para llegar a un alto el fuego?

Lo básico: que rechacen su Constitución y su bandera, que dejen de ser un país y que no se quejen.

¿Y si no aceptan eso?

Nazis.

Ha mencionado varias veces la posibilidad nuclear. ¿La valora realmente?

Bueno, el apocalipsis es algo que siempre está en la agenda. Acabar con la especie humana no es plato de gusto para nadie, pero rechazarlo por un mero prejuicio sería ridículo.

Es decir, que valora extinguir a la humanidad.

Digamos que no soy tiquismiquis.

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