España sigue igual
El heterodoxo economista, y algo 'fashion victim', ministro Yanis Varoufakis cae retirado de la primera línea negociadora en Bruselas. Alexis Tsipras entrega a Angela Merkel la cabeza de su hombre de confianza envuelta en la famosa bufanda de Burberrys mientras la bolsa y los opinadores se alegran de su reemplazo por el número dos de Exteriores, Efclidis Tsakalotos, quien al parecer es marxista pero de los de antes, aquellos hombres de orden con quienes se podía razonar.
Juan Carlos Monedero medio anuncia que no será diputado mientras siente una perturbación en la fuerza y que se cierra una etapa. Reivindica ser verso suelto y reclama que Podemos recupere la frescura del 15M, mientras que los confidenciales de la derecha adelantan que Pablo Iglesias renunciará incluso al termino “casta” para no tener que pasar el trago de pactar con ella después de las municipales. Ya no se toma el cielo por asalto. Se pide cita, como todo el mundo.
Estamos a minutos de que la prensa española autoproclamada liberal descubra que Albert Rivera es el verdadero cerebro detrás de Juego de tronos, y entonces la crisis de Podemos se volverá estructural. Alguien debería recordarle a todos aquellos que piensan que las elecciones se ganan por el centro que, en realidad, se ganan sacando a los tuyos a votar y sin dar motivos a todos los demás para ir a votar.
Seguramente harto de que los asesores y Carlos Floriano le dieran la brasa con el tema de la comunicación, Mariano Rajoy sale a desayunar una mañana con los suyos y con los periodistas, para ver si así le dejan en paz un rato y puede seguir gobernando como a él le gusta, discretamente, sin luces ni taquígrafos.
Como era previsible en este país donde tanta prensa solo sabe ser dura con la oposición, vuelve a Moncloa convertido en poco menos que el nuevo Lenny Bruce. Un genio de la comedia y la ironía que les mata de risa con el arma política de destrucción más masiva del marianismo: hacerse el torpe delante de un montón de enterados que se creen mucho más listos que él.
Si la realidad va mal, ya no les cuento la ficción. Cuando aún nos estábamos recuperando de 'La alfombra roja', el último golpe mortal de José Luis Moreno para exterminar la buena televisión, llega otro mazazo. José María Íñigo volverá a presentar Eurovisión. Y esta vez ni siquiera podemos tener la esperanza de que venga un Rodolfo Chiquilicuatre a subvertir el orden establecido con aquel humor de cubata de ron.
Giuseppe di Lampedusa, el autor de El gatoparto y a quien todo el mundo cita, aunque sea mal, se quedó corto. No es que lo hayamos cambiado todo para que todo siga igual. Ni siquiera hemos cambiado algo para que todo siga igual. Más bien no hemos cambiado nada, ni puñetera falta que hacía, para que todo siga igual. España se entiende mejor con aquella vieja canción de Julio Iglesias, al final la vida sigue igual.