¿Quién manda ahí dentro?
En su libro autobiográfico Les mots Jean Paul Sartre cuenta cómo de pequeño admiraba a aquellos que “dirigían su mirada interior hacia el macizo granítico de sus gustos” y acto seguido extraían de él sus rotundas opiniones; mientras, él no era capaz de decidir siquiera si prefería el filete de vaca al asado de ternera.
Yo me imagino que cuando el PSOE mira hacia dentro, en un ejercicio de introspección, se encuentra como el Sartre niño incapaz de afirmar sus preferencias. Debe ser lo malo del centro, que uno no sabe hacia qué lado caer.
Tomar una decisión cuesta trabajo, mientras que rechazar o aplaudir algo instintivamente, no. La pereza del cerebro humano es más que un chiste, es real. En el libro Pensar rápido, pensar despacio el Premio Nobel Daniel Kahneman distingue dos maneras de pensar, en realidad casi dos cerebros. El sistema 1, que realiza evaluaciones básicas y rutinarias, es rápido, automático, emocional. Y el sistema 2, que es más lento, deliberativo, lógico, y requiere esfuerzo y concentración.
En la vida hay situaciones que requieren del sistema 2 y otras que sería imposible llevar a cabo sin el sistema 1. Considera por ejemplo esta pregunta:
“Un bate y una pelota juntos cuestan 1,10 euros.
El bate cuesta un euro más que la pelota.
¿Cuánto cuesta la pelota?“
Un número nos viene enseguida a la mente y suele ser el equivocado: 10 céntimos. Si has respondido lo correcto, seguramente has pasado por la respuesta errada y la has rechazado. De hecho, una de las principales funciones del cerebro “lento” es observar y controlar los pensamientos sugeridos por el “rápido”, permitiendo unos y reprimiendo o modificando otros. Este proceso de corrección es esencial. Obviamente Sartre no iba a hacer un ensayo para dilucidar si le gustaba más el filete o el asado, pero los políticos sí deberían llevar a cabo con regularidad un ejercicio de clarificación. Deberían reflexionar por qué mantienen tal o cual comportamiento más allá del automatismo, de la respuesta superficial, la conveniencia del momento o los reflejos aprendidos.
Cuando Rajoy le dice a Rivera que deje de ser el “escudero” de Sánchez está apelando al sistema 1, al cerebro que actúa por reflejo. Un discurso en este nivel es un discurso superficial y en el mejor de los casos inútil. Un presidente de gobierno debería utilizar su sistema 2 para plantear la crítica en un nivel lógico y razonado: qué programa defiende Ciudadanos que al PP no le gusta. Eso es lo que interesa. El nacionalismo al que apela Artur Mas también me parece cosa del sistema 1. Como irracional, emocional y aprendido es, por cierto, el voto que sigue recibiendo su partido tras el escándalo de los Pujol y compañía.
La crítica de lo perezoso que se muestra el cerebro en el terreno de lo político no va sólo dirigida a los que se dedican profesionalmente a ello sino a todos los ciudadanos. Y es que son muchos los que van a votar en modo automático. Los términos en los que se plantea el asunto: Ese de las rastas, el de la coleta (tanto a favor como en contra). Ese buen chico tan limpio. Aquella resabiada. Ésa que mal cara tiene. Qué gesto más feo. Mira qué simpático. No que esto da miedo. Pero esos son cuatro gatos. Todos son tan aburridos. Nos movemos en el terreno de la impresión, ignorando las políticas concretas. También en el terreno de la ley del mínimo esfuerzo a la hora de interpretar titulares tendenciosos o noticias sesgadas, o la selección de noticias misma. Es más fácil dar todo por verdadero que cuestionarlo.
La líder de Compromís y vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, ha dicho que “Repetir elecciones sería como decir a los ciudadanos que han votado mal”. Bueno. Pues es que a lo mejor han votado mal. Que un partido que está podrido por la corrupción haya sacado 7 millones 215.530 votos tal vez no haya sido una decisión muy razonable. Quizás se ha debido al impulso del miedo, o a la inercia de lo hecho en otras ocasiones. Tal vez se ha votado con el sistema 1. Porque desde luego es extraño: Las encuestas reflejan como principal problema para los españoles la corrupción y el paro, y no obstante el partido más votado fue el más corrupto y aquel bajo cuyo mandato se ha precarizado más el empleo.
El libro de Daniel Kahneman deja clara la utilidad del cerebro automático para la vida diaria. Pero, ¿es útil ante las urnas? A pesar de que seguimos sabiendo más sobre el alcance de la corrupción en el PP (el miércoles sin ir más lejos Bárcenas habló claramente ya no de una caja B sino de una caja negra), los sondeos afirman que el resultado de otra convocatoria electoral sería muy parecido al de la votación de diciembre. ¿Eso querrá decir que no se piensa o que se vuelve a pensar lo mismo?