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Podemos: cuando todo es nada

Ione Belarra, con otras diputadas de Podemos en el pleno del Congreso

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¿Hay una relación directa entre lo que deseamos que haga un partido político al que votamos y sus actos? ¿Podemos ver nuestra vida a través de unos ideales políticos? ¿Otorgamos vía libre a un partido para que se apropien de nuestros ideales, los metan en una coctelera y nos lo devuelvan hechos un discurso infumable? Los que viven del mínimo subsidio de 480 euros al mes miraban hoy a los cinco de Podemos, que son como los siete de Junts pero sin patria detrás, porque la patria éramos los que nunca volveremos a votarles.

Podemos tuvo la ambición de izquierdas que todos demandábamos. La potencia y verdad de su discurso, esa que pudo condicionar un gobierno para la izquierda, se ha transformado en un chantaje para la supervivencia. El enroque personal, el activismo sin contestación y las purgas internas han hecho de Podemos lo que ahora mismo es. Su evidente retroceso no deriva de que estén poniendo piedras en la acción de gobierno, sino en la dificultad de atraer a gente de izquierda. Hoy el Gobierno no ha perdido, han perdido los ciudadanos que, en el peor momento de sus vidas, saben que 100 euros es poder comer una semana más.

La primera gran prueba de fuego del Gobierno de coalición y sus apoyos salió regular, pero la gran prueba de quién va a votar a Podemos en un futuro salió peor. El bloque de investidura se resquebraja pero eso no es lo importante para el votante de izquierda. Junts es derecha de siempre, y, al final, no tumbó los decretos. Lo importante es lo que ocurre en la izquierda. Podemos nunca aceptó ver diluida su marca con otros dentro de Sumar. La evidente división y el empeño en acudir a los comicios municipales y autonómicos al margen de Sumar disgrega el voto y beneficia a la derecha. La decisión de Junts de abstenerse en lugar de votar en contra ha allanado el camino al Gobierno. Pero el decreto que impulsó el Ministerio de Trabajo que encabeza la vicepresidenta Yolanda Díaz y que incluye la subida de los subsidios de desempleo ha sido tumbado por el rechazo de Podemos.

Podemos decidió hoy escoger los focos, llevar la contraria a Yolanda Díaz y, en la peor decisión de su historia, convencernos de que su voto en contra era a favor de alguien, cuando ese alguien somos nosotros y estamos, como diría Oskar Matute, en otra trinchera. 

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