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Porno déficit

Antón Losada

La revelación de la carta de Mariano Rajoy a los Reyes Magos de la Unión Europea contándoles lo bueno y obediente que había sido toda la legislatura, sus propósitos de enmienda tras haberse dado al dispendio en año electoral, o su confesión de intentar otra vez ganar las elecciones como sea y luego ya recortará lo que sea, han convertido a España en el café de Rick en Casablanca; una metáfora que empieza a convertirse en rutina. Como siempre todos los jugadores, con la autoridad y el capitán Renault a la cabeza, se han sorprendido escandalizados por lo mucho que se juega aquí.

El gobierno ni se ha esforzado en renovar el devocionario de siempre. Que si no entendemos a Mariano Rajoy y por eso nos lo tiene que explicar Montoro, que es como Yoda pero con un mejor manejo de los tiempos verbales. Que si la culpa es de los gobiernos de los otros que gastan mucho porque no saben que están muertos, como en la película de Amenábar. Que cuanto se dice en Europa es de mentira y forma parte de una genial estrategia del gran timonel para librarnos de la multa comunitaria, porque en Bruselas son idiotas y le compran lo que sea al Presidente gracias a su florida prosa.

En el fondo, vienen a decirnos, nos preocupamos por nada y porque se trata de cosas que no entendemos. La carta sólo supone un síntoma más de la excelencia en la gestión propia del PP. Como el millón y pico de euros que le reclama como fianza, por el caso de los pagos en B de Génova, el mismo juez que le imputa financiación ilegal sistemática desde los años noventa; otro nuevo éxito del marianismo y otro caso de hiperactividad de los jueces.

Los competidores electorales de Mariano Rajoy han puesto el grito en el cielo y con razón. Unos y otros han reclamado que aclare cuándo dice la verdad, si al proclamar el fin de la crisis y anunciar nuevas rebajas fiscales o al ponerle por escrito a Juncker que, tras las elecciones, se harán los recortes que sus señorías tengan a bien indicar. Si va a ejecutar recortes debe decir dónde y cuándo, reclaman todos a Rajoy; aunque puede que Albert Rivera, en realidad, se estuviera dirigiendo a Nicolás Maduro pero ya puestos han aprovechado las declaraciones.

Tiene bastante sentido reclamar que en la campaña que vivimos se nos trate como votantes adultos, no como audiencia de televisión. Que empiecen a hablar de cuestiones que realmente nos afectan en lugar de entretenernos con asuntos intrascendentes.

Menos comedia romántica y algo más porno y política dura. La UE exige diez mil millones de recortes adicionales y Rajoy es un devoto fetichista del déficit así que debe explicar dónde y cómo piensa infligirlos. La misma exigencia debe regir para todos los demás. Después de la experiencia griega, prometer que se negociarán otros plazos y otros ritmos de ajuste de déficit con Bruselas, fiar la solución a un aumento de la recaudación simplemente porque se suben impuestos o blindar en la Constitución aquello que los presupuestos no pueden pagar, no dejan de ser más cartas a los Reyes Magos.

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