Las “connotaciones políticas”

En la no celebración del día de la Paz, en Castilla y León, PP y Vox han prohibido “un concierto por la paz en Gaza”. Y que viva la degradación y la desconfianza de todo cuanto supere la indigencia intelectual y moral de muchos.

Porque vaya contrasentido con mucho sentido, los empeñados, enfangados en la pecina que los afiance, como empecinados sin enmienda, en volver a sacar el sepulcro del Cid en rogativa, aunque sea con los siete cerrojos aherrojados con ganas y empeño, para ponerse bajo el sol que más caliente en cada momento, siempre con la faca entre dientes, el embiste como arma de no dialogar y la cruz y la espada en lo más alto de sus preclaros principios.

Y si ahora, los mismos que se reían con el pasaje del mío Cid, en el ese Mío Cid Campeador que burla a dos avaros y ricos judíos devolviéndoles cofrecillos llenos de arena, porque hasta “antier” las conjuras antipatrioteras eran “judeomasónicas”, hasta hoy mismo en que los malignos, ya han cambiado de rostro, y ahora lo son los palestinos por no cubrirse a tiempo y no haber escapado al fin de los infiernos huyendo de la santa ira de Yahvé y sus seguidores prevalentes en la tierra. Contra el odio amancebado más odio desplegado.

Maldita, en cualquier caso, tierra prometida, vergel de leche agriada y miel vertida sobre el polvo, para los hijos de la desventura, ora bendecidos por la gracia de dios, ora maldecidos y condenados por la irascible omnipotencia del mismo Yahvé, jugando a ser más dios tras una zarza, que dios implacable poniendo en salmuera a la curiosa Lot. Tras una estela histórica de absoluta falta de… justicia humana.

Como para andarse con chiquitas, ahora, como siempre ha sido por otra parte, cuando los muertos son de verdad, las tripas hieden antes que tarde, las moscas engordan poniendo los huevos sobre la sangre detenida, y dios, su dios secuestrado, bendice la venganza, la maldad y la ira que no acabará jamás.

De un dios al otro, y vuelta a empezar, guardándose las cuitas pendientes en lo más profundos de sus corazones pestilentes de inhumanidad putrefacta.

Y entretanto, la villanía de algunos líderes o lideresas echando sal gorda al odio irreverente en nombre de sus clarividentes revelaciones, de nosotros/as contra el resto por el odio y la peor calaña, a cuenta de inventario y de pronunciamiento ¿político?