¡Qué maravilla! Sobre todo para los viejos, desnortados por tanto volátil trending topic. Por fin se acuerdan de nosotros, los nostálgicos, para recuperar aquella fastuosa época en la que se celebraban, año tras año, los conciertos de Raphael, elevados al Olimpo por una televisión estatal y que, ahora, junto a las demás, remachan el regreso de la efeméride. Qué placer volver a sentir aquel ambiente que, desde un palco, nos trasmitían Dña. Carmen Polo y Don Francisco, aplaudiendo a un ídolo que, con su bendición, se hacía de masas, popular. ¡Oh, este temblor de gris euforia, de gris tradición, de todo lo gris!