La fabada entra en el debate nacional

Atacan por todas partes. No conformes con los resultados de las urnas y viendo que ni los bulos, los insultos y parte de la judicatura son incapaces de tumbar al Gobierno de coalición, la “acorazada” mediática busca soluciones fuera de la política. La economía va viento en popa, la diplomacia funciona internacionalmente, el turismo lleva carrera de récords, las leyes se aprueban en las Cortes… solo les quedan los brotes fascistas en algunos entes autonómicos. Pero no parece bastante. Lo último que se les ha ocurrido es un arrebato gastronómico. Así titulaba el diario La Razón días pasados: “La fabada asturiana en crisis y a punto de desaparecer: ¿por qué están desapareciendo las recetas tradicionales?”. Nada más y nada menos.

Antes de presentar sus argumentos que apoyen ese rotundo titular, el diario señalaba fuentes oficiales: “el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha constatado un descenso significativo en el consumo de legumbres durante las últimas dos décadas”. Terminaba dando la receta para elaborar el sabroso plato pero antes informaba de algunas de las razones por las que el internacional guiso asturiano está a punto de fenecer: cambio en el gasto calórico, inserción de la mujer en el mundo laboral, falta de tiempo libre, disponibilidad de ingredientes. Es decir, el mundo se hunde a causa del progreso humano.

Es necesario señalar que, aparte de que la receta no es la precisa para cocinar una fabada respetuosa con la elaboración tradicional, en la información implicaba a autoridades gastronómicas internacionales y personas expertas en el mundo culinario.

Tanto a una historiadora culinaria como el presidente de la Academia Iberoamericana de Gastronomía o a una consultora gastronómica, que indicaban que la “pérdida de recetas tradicionales se debe a cambios sociales y culturales”. Parece que hacen mal la digestión. ¿Dónde almorzarán los autores de la información que, seguro, no lo hacen en los nuevos restaurantes que van proliferando en Madrid? Y por supuesto por el Principado de Asturias. Cuando ya no saben por dónde atacar cambian la política por el “compangu”.