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Paremos a las derechas más extremas de la democracia
Escribía Antonio Machado en su 'Proverbios y cantares' que formaba parte del poemario 'Campos de Castilla': “Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
Después, casi cuarenta años de oscuridad.
Más tarde la luz de la Transición al final del túnel y el radiante día de nuestra democracia con el generoso perdón de los que fueron represaliados y la reconciliación, especialmente cuando en 1982 éstos vencieron en las elecciones y llegaron al Gobierno.
Surge el interrogante de si esa famosa reconciliación impulsada por Santiago Carrillo y su PCE, la falta de limpia y depuración de los aparatos franquistas que propició, ha supuesto aquellos polvos que provocan los lodos de ahora.
La realidad es que en los últimos tiempos, especialmente con la aparición de Vox, la venganza que venían rumiando durante años ha brotado salvajemente, empapando hasta la médula a un PP que nunca llegó a ser la derecha europeísta y moderada que necesitaba nuestro país.
Ese contagio propiciado por la campaña de pactos entre ambos impulsada por Feijóo y los suyos se está manifestando de manera violenta desde los gobiernos autonómicos y especialmente municipales constituidos por ellos.
El viento sectario y manipulador que viene del otro lado del Atlántico de la mano de Steve Banon conecta con el Maquiavelo facha MAR.
Ha provocado que algo muy profundo haya cambiado en nuestro país, que recuerda cada vez más a lo que señalaba Machado. Las dos Españas emergen con una, la de extrema derecha, intentando acabar a sangre y fuego con la otra.
Harían bien las izquierdas, estatales o periféricas, y los progresistas en tenerlo en cuenta.
¿Son galgos o podencos? Es indiferente, son perros agresivos que pueden acabar con nosotros.
El clima que se está creando puede llegar a ser irrespirable. Alcaldes del PP enloquecidos arrancando los carteles de igualdad en ayuntamientos madrileños, gobiernos autonómicos eliminando términos como “violencia machista” o consejerías de igualdad, anulando la “ley de memoria histórica” contagiados del negacionismo ultra, etc.
Y eso sólo es el comienzo.
A veces los acontecimientos van a tal velocidad que no tenemos tiempo de reflexionar sobre ellos.
Lo que sucedió el 28M, que hemos sido capaces de parar en parte el 23J, fue de una gravedad extrema.
La derecha más extrema de la democracia, junto a la derecha extrema resucitada, han accedido a un poder muy importante. En cinco comunidades autónomas (incluyo Madrid en la que el PP es Vox), más de cien localidades, algunas de gran importancia, gobiernan con poder absoluto. Más el Senado.
Sólo islas como Euskadi, Catalunya, Navarra, Asturias y Castilla-La Mancha han quedado a salvo de esa ola conservadora extrema.
Sólo si somos capaces de conservar el Gobierno central podemos evitar que el extremismo derechista invada definitivamente nuestro país.
Si no lo conseguimos no sólo seguirán esos ataques brutales a derechos fundamentales, también continuarán con la salud, la educación pública, los servicios sociales.
Volveremos a la enseñanza del franquismo revisando y manipulando los relatos, la salud universal será solo para los adinerados, pondrán no ya concertinas sino muros terribles en nuestras fronteras.
Euskadi y Catalunya sufrirán su ira sin miramientos imponiendo a sangre y fuego su concepto de “Una, grande y libre”. Su visión unilateral de nuestro país en el que sólo se habla un idioma, el castellano, más la versión más retro del “nacionalcatolicismo”.
Todo ello lo llevarán a la cultura. La censura volverá de nuevo a la música, al cine, teatro, literatura. Volverán las “listas negras”.
No es una visión apocalíptica, es lo que ya está pasando y pasará mucho más si eliminan el dique del Gobierno plural de coalición.
Sin esa presa de contención, nuestro país sufrirá las peores inundaciones de conservadurismo y reaccionarismo desde el franquismo.
No podemos, no debemos consentirlo, porque esta vez nos dan los números.
Nadie debe convertirse en cómplice de ellos propiciando esta terrible situación. ¡Nadie!
Ni Podemos y su gurú poniendo palos en las ruedas, ni Puigdemont exigiendo imposibles, o ERC y PNV echándose al monte, porque el peligro lo corremos absolutamente todos.
En las últimas horas un nuevo engaño se pone en marcha por parte de las derechas extremas, con la oferta de Vox de dar sus votos gratis a Feijóo para su elección como presidente del Gobierno.
Otra nueva mentira dirigida a PNV, único con el que podrían contar, que no ha caído en la trampa.
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