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¿Qué es peor, “gobernar” con fascistas o “pactar” con independentistas?

Jose Luis Úriz Iglesias

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Después del 23J, los números dan para repetir Gobierno de coalición progresista por muy difícil que suponga, pero no dan para lo contrario.

Eso a pesar de que los votos CERA en Madrid lo haya puesto más complejo aún al perder un escaño PSOE y ganarlo el PP.

Ese escaño supone un agravio para nuestra democracia, porque es el del diputado tránsfuga de UPN que fue comprado por el PP, para que no saliera una reforma laboral que se ha demostrado muy beneficiosa para los trabajadores de este país.

La ciudadanía ha frenado, aunque sea por los pelos, la posibilidad del tremendo peligro que suponía un Gobierno de la derecha extrema del PP y la extrema derecha de Vox. Un siniestro Gobierno con Feijóo de presidente y Abascal de vicepresidente.

El PP hasta poco antes del recuento se había hartado de lanzar que iban a obtener por encima de 165 escaños, incluso cuando se les calentaba la boca mayoría absoluta, solos o en compañía de y se han quedado a medio camino.

Ayuso y su secuaz MAR ya estarán diseñando la estrategia para preparar la guillotina por la que pasarán las cabezas de Feijóo y los suyos, como antes pasaron las de Casado y su gente.

Ver su imagen y la de Martínez-Almeida en la celebración del balcón de Génova la noche electoral, alejados convenientemente de Feijóo, ya lo decía todo. Estaban observando el lugar de su espalda donde clavar los puñales como Casio y Bruto a Julio César.

Algún día se escribirá el papel que MAR entrando a última hora en la campaña ha tenido en esta inesperada derrota para la derecha.

El caso es que lo que parecía imposible en la noche depresiva del 28M lo ha sido este 23J. La jugada maestra de Pedro Sánchez adelantando las elecciones le ha salido, nos ha salido bien.

¿Suerte, coraje, miedo a lo que podía venir? Puede que un poco de todo.

¿A partir de ahora qué?

La patata caliente le llega al monarca Felipe VI. Feijóo se presenta con 171 apoyos para su investidura; PP, VOX y UPN, mientras que CC asegura que no apoyará si está Vox. Por su parte Sánchez lo puede hacer con 178; PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG.

Algunos, como el propio Otegi o el BNG, lo han dejado muy claro, harán lo que haga falta para que las derechas no gobiernen. Otros como PNV lo piensan también y ERC no lo dice pero lo dirá.

Blanco y en botella, deberá presentar a Pedro Sánchez.

Después, como ha señalado en campaña, toca “buscar votos hasta debajo de las piedras”, más bien “pactar hasta con el diablo”.

Sólo que convencer a Puigdemont y su Junts, cueste lo que cueste, puede tener un precio no asumible por un Estado democrático. Pero la alternativa es mucho más terrible y lo justifica sin duda.

Debemos tener en cuenta que en su interior conviven dos almas, una más radical a la hora del posible acuerdo que representan Puigdemont y los suyos y otra más pragmática con los restos de la antigua Convergència, Trias, Artur Más, etc.

Conviene recordar que además una parte de la burguesía catalana y su empresariado los apoya y financia y no creo que están para aventuras suicidas, especialmente después de escuchar a Abascal asegurar que con ellos en el Gobierno arderán las calles de Catalunya, o plantear que su intención es suprimir las autonomías.

Da la sensación que lo que más les preocupa es la situación judicial que tienen los propios Puigdemont, Comín, Ponsatí y especialmente los cerca de 2.000 simpatizantes implicados en causas judiciales por el “procés”.

Eso tiene una mejor solución que la imposible independencia, para la que en el mejor de los casos se necesitarían los tres quintos del parlamento.

Beneficia además que la negociación sea conjunta con ERC, también situado en el pragmatismo.

Tenemos ahora una nueva legislatura para solucionar el último gran problema heredado de nuestra Transición, las tensiones centro-periferia, y en esto también Junts tiene mucho que decir.

Será un nuevo reto para todos construir lo que somos, un país de países, plural y plurinacional, cuestión esta que no alcanzan a entender PP y especialmente Vox. Esta es la oportunidad que la ciudadanía nos ha dado.

Si hay que pactar con el diablo para lograr la investidura de Pedro Sánchez, pues se pacta, porque la alternativa de nuevas elecciones es cuando menos peligrosa.

Preguntémonos: ¿qué es peor, gobernar con fascistas para lograr el poder o pactar con nacionalistas aunque sean radicales? ¿Qué resulta más peligroso para nuestro país (ponga aquí cada cual lo que desee)?

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