La reforma de las pensiones

Nuestro sistema de pensiones es un sistema de reparto. Esto quiere decir que los trabajadores actuales pagamos una cuota mensual con la que se paga a los jubilados actuales. Por lo tanto, el dinero que los trabajadores pagamos no es para nosotros, no es un dinero que se guarda para cuando nosotros lleguemos a la edad de jubilación, sino que es para la solidaridad con los jubilados actuales, para pagar a los jubilados actuales.

Esto es muy importante, porque establece un compromiso entre generaciones, haciéndonos deudores y solidarios unas de las otras. Esta opción es cualitativamente distinta a cualquier otra, porque supone aceptar y reconocer la interdependencia y solidaridad de unos con otros.

No es un sistema de capitalización, mercantilista e individual, que es en lo que sueñan los poderes económicos y financieros, que están como aves de rapiña, para hacer negocio con ellas. Lo que hay que conseguir por todos los medios es que no metan sus garras en el sistema de pensiones públicas los rapaces “patriotas” de la derecha extrema y la extrema derecha, ni los poderes económicos y financieros: Banca, IBEX 35, fondos de inversión, fondos buitre y mercaderes especuladores; todos ellos, apoyados por sus medios de comunicación afines.

La filosofía que sustenta nuestro sistema de pensiones es una buena filosofía, porque se basa en la solidaridad inter generacional. La solidaridad construye sociedad, interdependencia humana, compromiso entre todos, algo de lo que estamos muy necesitados. Por ello, dicha filosofía del sistema no debe cambiar. De hecho, se mantiene en el “Proyecto de Ley de garantía del poder adquisitivo de las pensiones y de otras medidas de refuerzo de la sostenibilidad financiera y social del sistema público de pensiones” debatida y aprobada en el Congreso de los Diputados el pasado día 30 de septiembre, con los votos en contra del PP y Vox. Esto hay que celebrarlo, aunque está por ver cómo va a quedar el tan traído y llevado MEI (Mecanismo de Equidad Inter generacional), pendiente de debatir y aprobar. Esperemos que no afecte a la filosofía del sistema actual de reparto ni a la merma de poder adquisitivo de las pensiones. Asimismo, bajo mi punto de vista, habría que profundizar en la perspectiva feminista en dicho Proyecto, pero ese sería motivo de otro artículo.