Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
El referéndum está dentro del poco espacio en el que Podemos puede encontrar un equilibrio entre los votantes catalanes y vascos y los del resto de España
El martes Ada Colau anunciaba su intención de crear un nuevo partido de ámbito catalán alrededor de En Comú y con el derecho a decidir como una de sus reivindicaciones fundamentales. Aunque Podemos ha asegurado inmediatamente que pretende mantener su marca en Cataluña, esto refleja la dificultad de mantener hoy un partido cohesionado de ámbito estatal teniendo el asunto territorial en la agenda política.
Tradicionalmente, el partido que tenía este reto del encaje territorial dentro de su propia organización y electorado era el PSOE. Ahora parece que este reto está más en el tejado de Podemos. Por un lado, ha cimentado su éxito en las confluencias y en buenos resultados electorales en las regiones con identidad propia. Por otro lado, para consolidarse como partido que aspira a gobernar, necesita extender y aumentar su apoyo en Comunidades Autónomas que tienen un sesgo centralista.
Sebastián Lavezzolo analizaba la semana pasada en este magnífico post el reto que supone, en este contexto y a nivel estratégico, mantener el referéndum en Cataluña sobre la mesa como uno de los puntos para negociar un gobierno de coalición. Para complementar lo que ahí exponía, creo necesario mirar a los votantes. ¿Cómo de distintos son los simpatizantes de En Comú-Podem o Podemos en el País Vasco con los votantes de otras confluencias y el resto de España? Para ello, utilizo datos de la encuesta pree-electoral del CIS y tomo la categoría de voto+simpatía como aproximación a quiénes son los votantes del partido.
Si miramos rasgos sociodemográficos, en realidad el perfil de los votantes no es muy distinto. Los votantes son de similar edad en todos los territorios y es un electorado masculinizado (la confluencia gallega es la excepción, pues el votante es unos dos años más joven y más femenino). El nivel educativo es parecido, auqnue el votante de En Comú-Podem destaca por tener menos licenciados. En cuanto a ideología, la media ideológica del votante de En Comú-Podem es de 3,08 (en la escala de 1 a 10), mientras que la del votante de Podemos es ligeramente superior (3,24) (prácticamente indistinguible de la del votante de Podemos en el País Vasco y de En Marea), y algo menos que los votantes de la confluencia valenciana (3,32).
No obstante, el punto más interesante son las diferencias en el elemento territorial y el modo en que éstas limitan el ascenso de Podemos. Cuando miramos cómo importa las preferencias territoriales en el voto, comprobamos que el voto se estructura de modo distinto en Cataluña y País Vasco que en el resto. En el resto de España a mayor preferencia por más autonomía, más probable es que les vote Podemos (o a las confluencias gallegas y valenciana). En Cataluña y País Vasco, la dinámica es la contraria. Aquellos con una posición más favorable a mayor autonomía tienen una probabilidad menor de votar a Podemos, dado que estos votantes se decantan casi en su totalidad por opciones nacionalistas.
Gráfico 1: Voto a Podemos y confluencias según preferencias territoriales
Esto haría pensar que, si bien el equilibrio actual no es el ideal para convertirse en una fuerza hegemónica, es el equilibrio que permite ahora mismo Podemos ser una fuerza competitiva. Los sectores del electorado en los que Podemos puede crecer tanto en Cataluña como en el País Vasco son opuestos a los que puede crecer en el resto de España. En realidad, en el resto del Estado, Podemos ya es la fuerza más votada (con una diferencia de más de veinte puntos con las dos siguientes, Izquierda Unida y PSOE) entre aquellos que tienen como preferencia un Estado que permita la autodeterminación y está prácticamente empatado con el PSOE entre los votantes que desean más autonomía. Así, este segmento del electorado ya estaría bastante agotado y su única manera de crecer sería con un discurso menos autonomista. En cambio, este discurso ya no les daría más votos en Cataluña o País Vasco. El referéndum queda, pues, dentro del poco espacio en el que Podemos puede encontrar un equilibrio.
NOTA METODOLÓGICA: Estas probabilidades se han calculado a partir de un modelo de regresión logística en el que la variable dependiente era la categoría Voto+Simpatía de la encuesta pre-electoral del CIS y las variables independientes, además de las preferencias sobre la organización del estado, eran la ideología, sexo, edad, estudios y ocupación.
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