Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Mi querida cobra

Mi querida cobra

0

Cuando era adolescente recibíamos charlas en el instituto. Trataban de protegernos del tsunami de problemas al que íbamos a estar expuestas como chicas jóvenes. De avisarnos del campo de minas al que iban a enfrentarse nuestras cabezas a medio hacer y nuestros cuerpos recién hechos, recién horneados a fuego de hormona, discos de música y ropa de jugar a ser mala del Bershka.

Nos enseñaron a no beber alcohol, a no fumar, a no vomitar en el cuarto de baño, a no quedarnos embarazadas. Y digo nos enseñaron, porque lo único en lo que no hago check de toda esta lista es el embarazo y, desde luego, no ha sido mérito mío. Han pasado muchos años de esas charlas, y mi vida ha sido una sucesión intermitente de todo lo que la Cruz Roja nos dijo que nos iba a matar y a destrozar la vida mucho antes de lo que nos tocaba.

Sé que no he interiorizado las charlas porque desde entonces he contado calorías y he vomitado en casa, en bares, en vacaciones, para poner el contador a cero y seguir siendo delgada para siempre. Un cigarro me parece un pequeño paraíso de cinco minutos. Y ya no me da vergüenza pedir la pastilla del día después ni admitir que no tomo precauciones.

Y aunque todas esas cosas seguro que me han hecho mucho daño, y probablemente me hayan recortado algún añito de vida, puedo decir que, de todo lo que he sufrido, fumar, emborracharme y obviar el uso de preservativos no ha sido lo verdaderamente jodido. Porque, ¿qué tiene que saber una chica antes de quitarle el precinto a la vida? ¿qué es eso que realmente te jode, te deja muerta de miedo, preguntándote porque nadie te avisó antes? 

Recuerdo que mi madre me dijo un día «no hagas nada que no te apetezca», como el aforismo definitivo para resolver el tonteo y el sexo. Por mi bien, seguro. Pero también recuerdo, en un coche prestado, la primera vez que un chico me apretó la muñeca contra su pene y me preguntó «¿es que no te gusta?» Entonces llegó el primer bloqueo. La primera vez que había que poner en práctica todo lo aprendido. Aunque algo me decía que no estaba bien, la conclusión después de tanta charla, fue: Tampoco lo odio tanto, y a él le apetece.

Diez años después de eso, seguía a gatas, contra la pared, dejando que me follaran aunque me doliera, porque generar un conflicto me parecía incómodo e injusto, y no me apetecía ser injusta. Contaba números en mi cabeza, imaginando que cambiaban de color y forma para distraerme, y al dejarme caer me secaba un poco las lágrimas con la almohada. Era lo más sencillo.

Hace unos tres años, con unas cervezas encima, había quedado con un chico por app. Cuando me tiré en su cama de 90, borracha perdida, le pedí que me dejara en paz. El cuarto no paraba de girar en mi cabeza, me dolía la tripa. Pero no me apetecía hacerle sentir que la cita había sido un fracaso, después de haberme invitado a su casa. No me apetecía decirle que no una tercera vez. ¿A quién le apetece decir tres veces no?

Y hace pocos meses, en una terraza, me encontré besando a alguien a quien nunca habría besado por iniciativa propia. Había pagado el vermú y las cervezas, se había puesto una camisa, y hacerle una cobra parecía feo. Estuve toda la semana pensando en esa cobra que nunca sucedió, que no me atreví a hacer, esa cobra reprimida que deseaba tanto. Esa cobra que me habría salvado de odiarme al día siguiente.

¿Por qué no me enseñaron a hacer una cobra? Igual que, paso a paso, te cuentan cómo se pone un condón, o te enseñan el cuerpo de una chica en los huesos a punto de morir de anorexia, no sé por qué el proceso de poner límites es tan molesto de enseñar paso a paso.

Creo que nos enseñan a evitar las cosas que te hacen acabar en el hospital o en la clínica. Los problemas importantes son los que ve un médico y tienen que ser diagnosticables en términos de salud física. Una dependencia de las drogas, un accidente de coche, un aborto, una ETS. Por supuesto, no le resto importancia a todas esas cosas. Pero me pregunto qué pasa con todo lo que no se cuenta. Lo que nos va a torturar aunque podamos seguir estudiando, trabajando, guapas y follables. Eso debemos aprenderlo solas. Muy solas. Es casi imposible aprender a no consentir en una charla, porque fuera, todo lo que desean que digamos es, es vale.

Tenemos que leer en Instagram que también les pasa a otras mujeres para no sentir culpa, para no creer que lo que te ocurre es que simplemente eres gilipollas y todo esto ya lo deberías saber, porque alguien ya te ha mencionado que no means no, que no hagas nada que no te apetezca. Tenemos que escuchar vídeos y canciones de chicas con más dinero y más empoderadas para aprender que valemos lo suficiente para decir no tres veces seguidas, para pedirle a un acosador que no nos escriba aunque esté muy triste, aunque esté malito. Por algún motivo, no debe ser tan sencillo ponerlo en práctica. Porque yo he tenido que practicarlo mucho. Porque he tardado quince años en aprenderlo.

Así que, querida cobra no reprimida. Creo que te mereces mucha más atención, muchas más charlas, muchas más voz, mucho más cariño. Y aunque nunca me apetezca usarte, ojalá hubieras estado a mi lado todo este tiempo.

Sobre este blog

Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Etiquetas
stats