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Cientos de militares irán al paro mientras la reforma para evitarlo duerme en el Congreso

La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal.

Marcos Pinheiro

El Ministerio de Defensa ha publicado el número de plazas que ofrece este año para que los soldados con contrato temporal consigan el estatus de militar de carrera. Si no lo alcanzan antes de los 45 años, serán automáticamente expulsados del Ejército con una pensión mínima, un horizonte que cada año alcanza a más miembros de las Fuerzas Armadas. Mientas, la reforma que trata de dar solución a esa jubilación forzosa mediante alternativas laborales duerme en una subcomisión del Congreso.

Según el anuncio publicado por Defensa en el Boletín Oficial del Estado (BOE), este año se convocarán 191 puestos para que el personal temporal de tropa y marinería pueda acceder a una plaza fija. El número de plazas ha indignado a las asociaciones de militares, porque hay 65.000 soldados en situación de temporalidad. La oferta supone una plaza fija por cada 340 temporales.

La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) ya ha mostrado su descontento por el limitado número de plazas y por que el anuncio se haya hecho en pleno agosto. “Esta falta de sensibilidad (…) contrasta enormemente con la preocupación del Ministerio de Defensa en encontrar viajeros que ocupen los camarotes del buque escuela Juan Sebastián Elcano, para un minicrucero, entre familiares y amigos de los mandos y dirigentes del Ministerio de Defensa”, señalan en un comunicado, en referencia a la información publicada por eldiario.es.

AUME esperaba un aumento significativo de estas plazas porque el número de militares que se verán en la calle con 45 años va en aumento. Este año se encontrarán en esa situación unos 200, pero en dos años la cifra se disparará hasta los 1.000. El Gobierno y los grupos se han comprometido a buscar soluciones en el Congreso, pero la reforma que exigen los militares duerme desde hace meses en una subcomisión.

Además, la ministra Cospedal ha dejado claro en varias ocasiones que sus planes no pasan por ampliar el espacio en el Ejército para los mayores de 45. “No podemos tener un Ejército lleno de soldados de 50 años” afirmó durante su primera comparecencia en el Congreso como ministra. Era finales de diciembre de 2016 y ya había acuerdo para crear una subcomisión que abordara la problemática, que supone también un reto presupuestario, porque esos militares tienen derecho a una pensión de 7.200 euros al año.

Desde que se creó apenas ha habido avances. Jorge Bravo, presidente de AUME, cree que los primeros resultados no se verán hasta el próximo año. Su asociación critica que cientos de soldados estén abocados “a una salida de las Fuerzas Armadas a los 45 años, en plenitud de su vida laboral sin que se haya cumplido el mandato legal de prepararles y facilitarles salidas profesionales, tras agotar su vida profesional a dicha edad, por mandato legal”.

La senda de Morenés

Bravo une el recorrido que está teniendo esta reivindicación histórica al que vive su reclamación de más derechos para las asociaciones de militares. “Se ha creado una comisión en el Consejo de Personal. Esa comisión tiene que reunirse, elaborar un informe, enviarlo al Congreso, y la Cámara Baja decide si hay que crear una comisión. El proceso puede retrasarse hasta tres años”, comenta.

Con esos movimientos, Bravo expresa su sensación de que la estrategia de Defensa es ir arrinconando sus reivindicaciones en comisiones y subcomisiones, y usarlas como respuesta cada vez que exijan avances. Al fin y al cabo, se están tratando, aunque apenas haya mejoras.

El presidente de AUME lamenta que la actitud de Cospedal haya seguido la estela de su predecesor, Pedro Morenés, a pesar de que el comienzo de la legislatura hacía presagiar un cambio. Cospedal acudió al primer pleno de Coperfas, el órgano que reúne a las asociaciones de militares con representantes de Defensa, donde el ministro de turno siempre tiene asiento. Allí mostró su disposición de acudir a las siguientes convocatorias, a diferencia de lo que hizo Morenés.

“Ella mostró su disposición de acudir a más sesiones, para ver de primera mano el trabajo de las asociaciones. En un principio transmitió su colaboración y las asociaciones esperaban que hiciese algo más, un cambio de actitud respecto a Morenés”, relata Bravo.

No ha sido así. Cospedal no ha acudido a ningún pleno más de Coperfas. “Se empieza a poner de perfil”, lamenta el presidente de AUME, que no descarta “nuevas acciones” para dar a conocer unas reivindicaciones que se pierden entre los pasillos del Congreso.

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