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El PP deja que Vox le marque el paso con tal de conseguir su apoyo en Andalucía

Juanma Moreno y Pablo Casado, durante la campaña andaluza.

Iñigo Aduriz

El Partido Popular ha demostrado en los últimos días que está dispuesto a casi todo con tal de lograr el respaldo de la extrema derecha de Vox a su acuerdo de gobierno con Ciudadanos en Andalucía. El objetivo de la dirección de Pablo Casado –cuyo partido perdió 300.000 votos en la comunidad andaluza– es que los 12 diputados autonómicos del partido de Santiago Abascal –unidos a los de PP y Ciudadanos– hagan presidente de la Junta a Juan Manuel Moreno Bonilla en las próximas semanas y que el dirigente popular se convierta así en el primer jefe del Ejecutivo andaluz del PP de la historia de la comunidad autónoma.

El peaje a pagar para lograr ese ansiado fin no parece ser un problema para la cúpula de los populares. Siempre bajo la batuta de la dirección de Casado, que como en la campaña de las andaluzas ha relegado a Moreno a un papel más que secundario, el PP se ha acercado en la última semana aún más hacia los postulados más radicales de la extrema derecha y ha realizado un nuevo ejercicio de exaltación patriótica repartiendo miles de banderas por las calles de Granada o apropiándose de símbolos como el himno.

Este viernes Casado se plegaba incluso a asumir los postulados de Vox en una materia tan sensible como la violencia machista. Después de que el miércoles la formación que dirige Santiago Abascal exigiera a PP y Ciudadanos que eliminaran las ayudas específicas contra la violencia de género –la que se refiere a la que ejerce el machismo contra las mujeres simplemente por el hecho de ser mujeres– si querían su apoyo en Andalucía, los populares decidían equiparar este tipo de violencia con la que padecen los hombres, empezando a utilizar el término “violencia doméstica” –la del entorno familiar– para referirse a los asesinatos de mujeres por parte de sus parejas o exparejas y ofreciendo a Vox la negociación de nuevas ayudas para los hombres maltratados.

“Todo tipo de violencia”

“El compromiso del PP por apoyar a todas las víctimas de la violencia, sea cual sea su sexo y atendiendo a las particularidades de cada caso, es innegable”, explican fuentes de la dirección nacional de los populares. “Es lo que hemos dicho siempre. Nadie va a dar lecciones sobre violencia de género al PP, que impulsó el pacto sobre Violencia de Género y lo dotó con 1000 millones de euros”, matizan, aunque a renglón seguido la equiparan con la “violencia doméstica”.

Génova asegura que “sin renunciar a un solo euro para las mujeres ni a una sola coma del pacto contra la violencia de Género, el PP quiere ampliar las garantías y protección a las víctimas de todo tipo de violencia en el ámbito familiar: hombres que han sufrido la violencia familiar, niños, abuelos o parejas del mismo sexo merecen también la protección del Estado. Cada caso merece una atención especial y particular”, apuntan las fuentes consultadas.

El giro en el discurso del PP quedó de manifiesto en el mitin que pronunció Casado en Canarias este mismo viernes. Allí empleó términos idénticos a los utilizados por los dirigentes de Vox para referirse a las políticas contra la violencia machista.

“Cualquier partido que lo que proponga sea que las víctimas de otro sexo [distinto al femenino] también tengan protección, que se intenten limitar las denuncias falsas, que se intente delimitar claramente que estas ayudas no sean susceptibles de crear chiringuitos, agencias vinculadas a partidos para lucrarse de las ayudas y los partidos que pidan consagrar el artículo 14 de la Constitución que dice que hombres y mujeres somos iguales ante la ley, esos partidos dentro de la Constitución podrán sentarse a negociar esas políticas”, apuntaba en relación a Vox.

El “sentido” de la españolidad

El acercamiento del PP a algunos de los postulados de la derecha más radical se viene fraguando prácticamente desde que Casado ganó las primarias, en julio. El viraje se ha agudizado aún más después de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre y de que Génova percibiera que muchos de los votantes que perdieron los populares se marcharon a Vox.

El discurso contra la inmigración que caracterizó los primeros meses de la gestión de Casado resurgía esta misma semana coincidiendo con las visitas que el líder del PP realizaba a Ceuta y Melilla, donde aprovechaba para realizar una nueva muestra de exaltación y sobreactuación patriótica con reparto de banderas y alusiones a la españolidad. “El corazón de España es Melilla, que lleva siendo 520 años el corazón de España, pese a quien le pese. España es sinónimo de Melilla. La ciudad en la que la españolidad cobra el verdadero sentido”, apuntaba en el municipio autónomo.

En Ceuta seguía la misma línea: “Es la tercera vuelta a España que hago y Ceuta es el corazón de España. Venir al corazón de España y mirar el Foso es mirar los siglos de la españolidad de Ceuta, enclave estratégico, que es el orgullo de todos los españoles, de los que han nacido en España, Europa y Ceuta. Esa españolidad que sentimos tan absolutamente orgullosos los militantes del PP, porque lo que pase en Ceuta será el reflejo de lo que ocurra en nuestro país”, aseguraba.

Tratando de emular también a Vox, que en sus movilizaciones suele repartir banderas españolas, el PP decidió salir a las calles de Granada con motivo del polémico aniversario de la toma de la ciudad y distribuyó más de 4.000 enseñas nacionales.

El silencio de Moreno

También esta semana, el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, difundía un vídeo a través de su cuenta de Instagram en respuesta a otro publicado por el expresidente de la Generalitat catalana Carles Puigdemont en el que se veía al exmandatario catalán cantando en homenaje a los políticos independentistas encarcelados. Mientras Puigdemont optaba por un tema de Joan Manuel Serrat, al número dos del PP se le podía contemplar interpretando el himno español en un órgano.

Como sucedió durante toda la campaña electoral de las andaluzas Casado y su equipo están copando todo el protagonismo político tanto de las negociaciones como de la estrategia a seguir con sus futuros socios de legislatura –Ciudadanos y Vox–, con los que además Génova pretende conformar una alianza sólida de cara al ciclo electoral que se abrirá la próxima primavera con los comicios municipales, autonómicos y europeos.

A pesar de que lo que está en juego es su propio proyecto político y a que durante el gobierno de Mariano Rajoy fue secretario de Estado de Igualdad –de él dependió la lucha contra la violencia machista–, el candidato a presidir la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha evitado valorar las exigencias de Vox sobre violencia de género y las concesiones realizadas por el líder nacional de su partido que han generado críticas en las filas populares. En las negociaciones abiertas en su comunidad, el posible futuro presidente andaluz se mantiene, de momento, en silencio y en un discreto segundo plano.

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