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Los aliados parlamentarios reciben con frialdad la crisis de Gobierno y reclaman a Sánchez que cumpla los acuerdos

La nueva ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, recibe la cartera ministerial de su predecesor, Miquel Iceta, el pasado lunes.

Aitor Riveiro

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“¿Esta remodelación obedece a los intereses del país o del PSOE? ¿A los intereses del presidente del Gobierno, a los del secretario general del PSOE o a ambos a la vez?”. La frase del diputado de Compromís, Joan Baldoví, condensa bastante bien el análisis que hacen los aliados parlamentarios del Ejecutivo tras la profunda remodelación ejecutada por Pedro Sánchez el pasado sábado. Los grupos que proporcionaron la mayoría necesaria para la investidura en enero de 2020 y, a finales de ese mismo año, para los Presupuestos Generales han reaccionado a la crisis gubernamental con cierta frialdad, sin mucho aspaviento y recordando a los ministros entrantes las promesas todavía incumplidas.

El propio Baldoví, desde la sala de prensa del Congreso, lanzó un dardo a la ministra de Hacienda y, desde ahora, de Función Pública, María Jesús Montero. “No entendemos que se le den más atribuciones cuando ha sido incapaz de dar solución al problema de la financiación, tal y como se comprometió en la investidura”, dijo este martes el diputado valenciano, quien reclama desde hace años una revisión profunda del sistema de reparto de fondos estatales a comunidades y ayuntamientos ante lo que considera una infradotación a su región.

Una terminología muy similar usó el portavoz del PDeCAT para referirse a los cambios en el Gobierno. “Es una renovación en clave PSOE y sus encajes territoriales”, aseguró Ferrán Bel, para añadir: “Tendremos que ver cómo afecta al Gobierno la renovación que harán en el partido en los próximos meses”. El diputado catalán, que fuera durante muchos años alcalde, sí se felicitó por la llegada de ministras provenientes del ámbito local. Y mostró su especial extrañeza por el cambio de Miquel Iceta, que deja Política Territorial, y con ello la gestión del diálogo con Catalunya, para pasar a Cultura. “Espero que no signifique demoras en la reunión de la mesa de diálogo”, concluyó el dirigente del PDeCAT. Sánchez y Pere Aragonès acordaron que se reactivara la tercera semana de septiembre y habían dejado en manos de sus equipos el cierre de los detalles.

“Entendemos que esta remodelación obedece más a motivaciones en clave interna del PSOE, a la necesidad de acompasar el Gobierno a la realidad del PSOE, que a la propia acción política del Ejecutivo”. La frase con la que recibió la crisis de Gobierno el PNV tampoco deja mucho espacio a la imaginación. Los vascos fueron los primeros en reaccionar, el mismo sábado vía comunicado. Y, como suele ser habitual, con las cosas muy claras. Primero, para decir que velará “por que los compromisos adquiridos se cumplan y por que las cosas funcionen”. Segundo, para ofrecer su “colaboración” para el resto de la legislatura.

También el sábado el Govern catalán apuntó lo que espera del nuevo Ejecutivo por boca de su president, Pere Aragonès, que sirve también para medir cómo ha caído la crisis en ERC. “Lo que esperamos es que la comisión bilateral Estado-Generalitat prevista para finales de este mes de julio pueda avanzar en lo que es el ámbito de inversiones y de conflictos sectoriales que están abiertos”, dijo el jefe del Ejecutivo catalán. “Y también que en el mes de septiembre, en la mesa de negociación, se organicen como quieran pero que traigan una propuesta para la resolución del conflicto político del mismo modo que nosotros llevaremos la propuesta basada en la amnistía y el ejercicio de la autodeterminación”, concluyó. Como si no hubiera habido cambio de nombres. De hecho, planteó que “lo importante no es cómo se organice el gobierno del Estado español, sino que se tomen las decisiones que son absolutamente necesarias”.

Y es que, como en el PDeCAT, el cambio de Iceta por la castellanomanchega Isabel Rodríguez, convertida también en rostro del Gobierno, ha sorprendido a los interlocutores catalanes. La portavoz, que se estrenaba este martes, ha escapado de las preguntas más comprometidas aludiendo al poco tiempo que lleva en el cargo ministerial, pero sí dejó claro sobre Catalunya que “no ha habido un cambio de dirección”. “Se trata de recuperar una senda de diálogo con un objetivo claro: mejorar la convivencia de la sociedad catalana”, concluyó.

Cumplimiento de compromisos

Mismo guion para el segundo partido del País Vasco. “Tendremos que ver si cumple compromisos”, dijo la portavoz de EH Bildu en el Parlamento Vasco, Maddalen Iriarte. Entre otros hitos, Iriarte mencionó la derogación de la reforma laboral, uno de los compromisos que adquirió el PSOE durante la negociación de los estados de alarma y que el Ejecutivo ha prometido tener lista para final de año, aunque no en forma de derogación como tal, sino como una nueva estructura completa del mercado laboral.

Para la izquierda abertzale, el nombre de los nuevos ministros, o el de los destituidos, tampoco es relevante. Les importa, dijo Iriarte, “lo que hacen y lo que vayan a hacer”. En su opinión, el Gobierno “necesita del independentismo vasco y catalán”, por lo que “debe continuar por un camino si quiere nuestro apoyo para las próximas semanas, meses y años, si es necesario”, informa Efe.

Mucho más crítica es la postura de Junts, que no es uno de los aliados del Gobierno central, pero que juega un papel clave por su presencia en el Govern catalán. Para la vicepresidenta del partido de Carles Puigdemont, Elsa Artadi, el relevo en el Ejecutivo es un “gesto de fuerza” de Sánchez que, considera, aporta poca novedad sobre Catalunya más allá del relevo de Iceta, que sí consideró este lunes un problema ya que “se imponen las tesis más recentralizadoras de este Gobierno”.

El resto de formaciones más pequeñas que acompañan al Ejecutivo, desde Mas País al PRC, pasando por Teruel Existe, no han ofrecido de momento su valoración de la crisis de Gobierno, quizá a la espera de ver antes por dónde respiran los nuevos ministros.

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