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Una alto cargo de Almeida alegó al fiscal que fue traicionada por los comisionistas y no recuerda cómo llegaron hasta ella

Iñigo Aduriz / Pedro Águeda

18 de abril de 2022 22:25 h

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Compareció ante la Fiscalía Anticorrupción el 16 de marzo de 2021, un mes antes que Luis Medina Abascal y Alberto Luceño Cerón, los comisionistas más conocidos de España, a los que un juez investiga por estafa y fraude documental después de haberse quedado seis de los once millones de euros que facturaron al Ayuntamiento de Madrid en material sanitario durante lo peor de la pandemia.

Elena Collado, coordinadora general de Presupuestos y Recursos Humanos del Ayuntamiento de Madrid y, por tanto, la responsable de compras del consistorio, estaba citada como testigo y declaró durante 50 minutos. En ese tiempo contó al fiscal de Anticorrupción que lleva año y medio investigando el caso, tal y como desveló elDiario.es, que no conocía de nada a los dos intermediarios, que no sabe cómo llegaron a dar con ella y que cuando se enteró de que les habían intentado engañar con un pedido de guantes que iban a costar a las arcas municipales cuatro veces más de su valor, cortó toda posibilidad de volver a contratar con ellos, no habló más por teléfono y la relación se limitó a intercambiar correos sobre los trámites pendientes de los primeros tres pedidos.

El testimonio que prestó la alto cargo de Almeida es el de una víctima de estafa. No porque en ese momento supiese que a Luis Medina Abascal y Alberto Luceño se les investigaba por quedarse seis de los 11 millones que salieron de las arcas municipales para comprar mascarillas, guantes y test para los miles de personas que en la primera ola trabajaban como personal esencial en el Ayuntamiento madrileño.

Collado contó al fiscal que todo iba bien hasta que se dio cuenta de que la empresa Malasia Leno, con cuyos directivos nunca trató, había enviado guantes normales de nitrilo en lugar de los prometidos, los que protegieron a los sanitarios durante la crisis del ébola. Ahí supo que le estaban intentando cobrar cinco millones de euros por un material que valía poco más de uno. Según su relato, entonces intentó llamar repetidamente a Luceño y, como no le cogía, habló con Medina. Cuando le respondió, amenazó con llamar a la Policía, aunque durante la declaración no concretó si lo hizo.

“Esto es una estafa”

La alta funcionaria reconoció que la gestión de los guantes fue “lo peor” que le ha ocurrido en su “vida administrativa”. “Un susto tal, que casi te desmayas”, añadió ante el fiscal. Collado relató que cuando el Ayuntamiento contrató la compra de los guantes con la empresa malasia por la que mediaron Luceño y Medina, entendieron que eran “tipo ébola” y, por tanto, “unos guantes enormemente espesos y que llegan hasta ahí [se señala el principio del brazo, más abajo del hombro]”. Entonces, añadió, el precio, de dos dólares por par, les pareció adecuado “e incluso bajo”. “No nos pareció raro. Incluso hay gente de otros partidos políticos que lo revisaron un poco, a nadie nos sorprendió”, le explicó al Ministerio Público. Lo cierto es que el contrato se aprobó de madrugada y por WhatsApp, sin tiempo para revisar la documentación.

El problema se produjo cuando los guantes llegaron a España. “En ese momento, me manda una foto no me acuerdo quién, creo que el coordinador de emergencias, y es un guante normal”. Collado se refiere a que los guantes adquiridos eran similares a los que se podían comprar en cualquier supermercado. Su precio en los comercios era de 0,08 céntimos cada par, pero los comisionistas se los intentaron vender por dos dólares diciendo que eran de mayor calidad. “Yo recuerdo que estaba en mi casa y pensé que eso tenía que ser una estafa. Empecé a aporrear el teléfono. Fue la última vez que hablé con él [con Luceño] ese día. Le dije: 'Esto es una estafa, voy a llamar a la policía inmediatamente'”, añadió ante el fiscal.

El contrato de los guantes tenía como objeto la compra de 2,5 millones de pares por cinco millones de dólares, a razón de dos dólares el par. Unos guantes que, según la Fiscalía “eran guantes de ínfima calidad y solo llegaban hasta la muñeca”, cuando el Ayuntamiento necesitaba que cubrieran buena parte del brazo.

Las comisiones no fueron cobradas, pero los datos de la Fiscalía revelan que Luceño y Medina tenían nuevos planes. En un primer momento, Luceño dijo al Ayuntamiento que el proveedor había aceptado bajar mucho el precio y que les iban a devolver el dinero. La realidad es que los dos empresarios habían pactado repartirse cuatro millones de dólares en comisiones, y tuvieron que renunciar a esa cantidad.

Rompió las relaciones con los comisionistas

Siempre según el relato de la máxima responsable de los pagos del consistorio madrileño, después de que ella le pidiera explicaciones por los guantes, Medina le dijo que “inmediatamente” devolvían el dinero al Ayuntamiento. “Ahí respiré un poco, lo hablé con todo el mundo. Tardaron horas, creo que fue el día más largo de mi vida. No recuerdo bien, pero ocho o diez horas. Estaba la transferencia hecha por cuatro millones y pico y el precio era adecuado al mercado en aquel momento, pero fue…”, reconoció Collado ante el fiscal.  

Esa fue la última operación comercial que el Ayuntamiento realizó con Medina y Luceño, según la alta funcionaria. “Después del disgusto de los guantes”, le dijo al fiscal, ella ya no quiso tener ningún contacto con los comisionistas a pesar de que estos siguieron escribiéndole ofreciéndole más productos sanitarios. “Yo es que ni contesto ni lo doy como leído. Después de lo de los guantes, antes me muero. Ya puede pasar otra pandemia”, aseguró durante su declaración en sede judicial. 

“No han vuelto a tener relaciones con Leno ni desean tenerla después de lo que ha pasado”, le insistió entonces el fiscal. “No, ni muerta”, contestó ella. “Y Con Alberto Luceño tampoco, más allá del seguimiento de las operaciones anteriores”, prosiguió el interrogador. Entonces Collado relató cómo se organizó un acto para que el comisionista llevara una donación de mascarillas a un hospital, pero que como ella “seguía muy disgustada”, no asistió.

“Yo creo que todos nos sentimos traicionados. Tras esperar ese momento, lo que habíamos luchado y lo que habíamos dejado de dormir, de pronto ves que te han estafado. Sé que ha pasado en todos los sitios pero es durísimo. Me parecía profundamente injusto, de verdad. Y no sé dónde estaba la mala fe en este caso”, resumió después, sobre su relación con los comisionistas. 

El contacto del hijo del duque de Feria

Al principio del interrogatorio, el fiscal quiso saber cómo llegaron Medina y Luceño hasta ella. Según declaró días después el primero, fue un primo del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, quien le dio el contacto de Collado, pero ella aseguró no recordarlo. “Esa parte no la recuerdo, podría haber venido de parte de un concejal, de otro coordinador”, dijo. Cuando le llegó el teléfono del hijo del duque de Feria, la funcionaria aseguró que le llamó. “Me dijo que tenía un amigo, no recuerdo si me dijo socio, que tenía empresas en China y tenía muchísima experiencia en el mundo del comercio internacional chino y que nos podía ayudar porque tenía proveedores fiables”, relató. Se refería a Luceño.

Collado dijo no saber cómo llegó el contacto de Medina al Ayuntamiento y aseguró que Luceño nunca le explicó por qué no se había puesto en contacto directamente él con el consistorio y lo había hecho a través del hijo del duque de Feria. La versión de Medina fue clara en este punto: contactó con el primo de Almeida y este le dio el teléfono directo de Collado, con la que se puso en contacto.

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