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El chantaje de Vox al PP en Andalucía con los menores inmigrantes amenaza con abrir un nuevo ciclo electoral

El presidente de VOX, Santiago Abascal.

Iñigo Aduriz / Carmen Moraga

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Tras la crisis en la frontera de Ceuta de la semana pasada, Vox amenazó con dejar de sostener los gobiernos autonómicos que aceptaran acoger en sus territorios a los menores inmigrantes que llegaron solos desde Marruecos, a los que la extrema derecha trata desde hace meses de estigmatizar llamándoles MENA (siglas de menores extranjeros no acompañados). La Junta de Andalucía, en la que gobiernan en coalición PP y Ciudadanos, decidió no aceptar el chantaje del partido cuyo apoyo fue imprescindible para la investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla, abriéndose a acoger a trece de esos menores, acatando así el reparto del Gobierno central.

Vox decidió entonces actuar en consecuencia, consumó su amenaza y este miércoles asestó un golpe al Ejecutivo andaluz, que podría abocar a la comunidad a un adelanto electoral: la extrema derecha se abstuvo en la votación de la enmienda a la totalidad presentada por Adelante Andalucía (Podemos-IU) contra la tramitación de la ley del suelo, uno de los proyectos legislativos estrella del Gobierno de Moreno Bonilla. La citada enmienda que tumbó la normativa en el Parlamento andaluz recibió el apoyo de todos los partidos de izquierda –que sumaron 50 votos–, frente al 'no' de los partidos de la Junta, PP y Ciudadanos –47 escaños–, y la abstención de los 11 parlamentarios del partido de Santiago Abascal.

Con su gesto, Vox situó a las formaciones de la coalición del gobierno andaluz en minoría, acabando con la estabilidad política de la que hasta ahora presumía el propio Moreno Bonilla que, sin el entendimiento con la extrema derecha, tendrá muy difícil continuar la legislatura.

El escenario abierto esta semana trasciende en todo caso las fronteras andaluzas. Con su chantaje, utilizando como pretexto a los menores inmigrantes, la extrema derecha trata de precipitar un nuevo ciclo electoral en un momento en que la marca de Vox sigue fuerte y con Ciudadanos en caída libre. La extrema derecha ya pidió tras los comicios de Madrid que el PP convocase elecciones en las instituciones donde tiene capacidad de hacerlo, para librarse de Ciudadanos. Y ese ciclo podría comenzar en Andalucía el próximo otoño y extenderse a la Región de Murcia, donde tras la fallida moción de censura de PSOE y Ciudadanos del pasado marzo el PP mantiene el gobierno por la mínima gracias a tres tránsfugas de la formación de Inés Arrimadas y a otros tres de Vox, aunque estos fueron formalmente expulsados del partido y están enfrentados con la dirección de Abascal.

El discurso antiinmigración en Madrid

La formación ultra también pretende condicionar la investidura de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, de momento con amagos. La candidata del PP arrasó en las pasadas elecciones del 4 de mayo, pero se quedó a cuatro escaños de la mayoría absoluta, por lo que necesita de al menos la abstención de Vox para ser reelegida presidenta, ya que si la extrema derecha suma sus votos a los de la izquierda en contra de la investidura –un escenario que no contempla la dirección nacional del PP ni casi nadie–, la 'popular' podría ver dificultada su renovación al frente de la Comunidad.

Madrid es, junto a Galicia, la comunidad autónoma que más menores inmigrantes acogerá atendiendo al reparto del Gobierno central. Serán veinte. Y la madrileña es también una de las regiones en las que Vox ha desplegado sin tapujos su discurso xenófobo contra esos niños extranjeros. La reciente campaña electoral estuvo de hecho marcada en gran parte por el cartel que colocó la extrema derecha en la estación de la Puerta del Sol cargando contra los menores migrantes, con un mensaje en el que manipulaban los datos. “Un mena: 4.700 euros al mes. Tu abuela: 426 euros de pensión/mes”, fue el mensaje que colocaron y que fue rechazado por el resto de los partidos madrileños. Ningún menor migrante tutelado por la Comunidad de Madrid recibe una ayuda directa de 4.700 euros, como daba a entender Vox en su campaña.

Con todo, el empeoramiento de la relación entre PP y Vox por la cuestión migratoria se volvía a reflejar este jueves, en este caso en Ceuta, la ciudad autónoma donde la semana pasada comenzó la campaña de la extrema derecha tras la crisis con Marruecos, tildada por el partido de Abascal de “invasión” de España por parte de los menores africanos. Hasta allí se desplazó en los últimos días el propio líder de Vox para amplificar sus soflamas xenófobas y en ese mismo lugar se producía este jueves una agria bronca a gritos entre representantes políticos de la extrema derecha y del PP, que gobierna en la ciudad autónoma desde hace 20 años.

Bronca a gritos entre PP y Vox en Ceuta

Durante el Pleno de la Asamblea de Ceuta, el portavoz de Vox en la ciudad autónoma, Carlos Verdejo, tildaba este miércoles de “vergonzoso” que la cámara no hubiera convocado una reunión extraordinaria sobre la “invasión” sufrida. Sus palabras generaron la reacción del presidente local, el 'popular', Juan José Vivas, que arremetió contra la actitud de Vox durante la crisis: “A mí lo que me parece una vergüenza es que usted no apareciera en todos estos días por aquí, que no llamara para ver qué podía hacer por Ceuta, que se celebraran varias Juntas de Portavoces y usted no compareciera para ver cuál sería la posición de esta institución en uno de los momentos más graves de la historia para esta ciudad. Usted estaba desaparecido y yo planteando una estrategia de defensa de Ceuta mientras Vox pretendía incendiar Ceuta a mayor gloria del populismo”, le reprochaba.

La portavoz del MDyC, uno de los partidos tachados de “quintacolumnistas” de Marruecos por Abascal, Fatima Hamed, afeaba a renglón seguido a Vox su actitud provocadora “para buscar reacciones que les den rédito electoral”. “Son la vergüenza nacional, una provocación constante y esperan rédito del daño que hacen a Ceuta. Usted [añadía dirigiéndose a Verdejo] se comunica a golpe de tuit como un niñato y no como el portavoz de un Grupo Parlamentario: los demás hemos estado al pie del cañón sin buscar fotos ni titulares, a disposición de nuestra ciudad para lo que fuera necesario”, zanjaba ella.

Entonces, el portavoz de Vox aseguraba que “incendiar es proponer declarar persona non grata al presidente del primer partido de esta ciudad –[en alusión a Abascal], que es Vox”. “Usted nunca tendrá una diputada en Madrid como nosotros, en todo caso lo tendrá en Marruecos”, le espetaba. En ese momento, Vivas pedía a Verdejo que retirase esa frase. “Ustedes le están haciendo el discurso a Marruecos y un daño enorme a España”, advertía. Y tras negarse el diputado de Vox a retirar sus afirmaciones, saltó el consejero de Medio Ambiente Yamal Dris (PP) y ambos discutieron a gritos, primero desde el escaño y luego, cuando Dris se acercó al escaño de Verdejo. “Usted no tiene vergüenza”, repetía. Vivas suspendió la sesión en medio de una gresca monumental.

En Andalucía, la política migratoria, que no forma parte de las competencias del Gobierno andaluz, es uno de los puntos de fricción más evidentes entre los tres partidos de derechas, PP, Ciudadanos y Vox, desde el principio del mandato, cuando la ultraderecha exigió la deportación de 52.000 inmigrantes a cambio de apoyar la investidura de Moreno, una medida que finalmente no se incluyó en el acuerdo. Lo sucedido el miércoles con su abstención en la ley del suelo evidencia que la intención clara de Vox es forzar un adelanto electoral para el próximo otoño, algo que viene reclamando con insistencia no solo en Andalucía sino en toda España.

Juan Marín no ve en riesgo la legislatura andaluza

Pese a toda esta evidente situación de tensión, en Ciudadanos insisten en defender que no habrá adelanto electoral. Así lo afirma Juan Marín en declaraciones a elDiario.es El vicepresidente de la Junta, aunque reconoce que están viviendo con “preocupación” el cambio de estrategia decidido por Abascal –“porque es una decisión de él, no de Vox Andalucía”, puntualiza Marín–, no cree que porque vayan a dejar de darles su apoyo en algunas iniciativas eso signifique tener que acabar acudiendo a votar a las urnas. Según explica, el Gobierno andaluz puede seguir gobernando el año que viene “con los presupuestos prorrogados” si Vox no se aviene a pactarlos.

“Estamos en un momento muy importante y delicado de la legislatura, tramitando numerosas licitaciones y leyes de calado para los andaluces”, recuerda Marín, mientras carga contra Abascal al que reprocha que utilice Andalucía como arma “en clave nacional”. “Es una irresponsabilidad que seguramente les pasará factura”, sentencia.

Al partido de Marín no le interesa en absoluto una cita con las urnas en Andalucía, donde las encuestas han empezado a pronosticarles allí también una pérdida notable de apoyos, como sucedió en Madrid –donde desaparecieron de la Asamblea– y en Catalunya –pasaron de 36 a 6 escaños–. El último Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) certifica la muerte técnica de Ciudadanos en esta región. Según ese estudio, Ciudadanos pasaría allí de los 21 diputados actuales a siete (un 8,1%). El PP ganaría las elecciones de Andalucía con casi ocho puntos de diferencia (7,7) sobre el PSOE, su rival inmediato, según este sondeo.

Sin embargo, Vox sería, junto al PP, la segunda gran beneficiada de un adelanto electoral ya que casi lograría duplicar sus apoyos y pasar de los 12 diputados obtenidos en las elecciones de 2018, a 20-21 (un 18,1% del escrutinio), convirtiéndose en la tercera fuerza del Parlamento regional. Unos resultados que se traducen en que la suma del PP y Vox obtendrían mayoría absoluta (55 escaños).

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