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El hundimiento en Andalucía reaviva la batalla interna del PSOE

Susana Díaz comparece junto a toda su ejecutiva tras las elecciones del 2 de diciembre.

Irene Castro / Daniel Cela

“Pedro Sánchez ha sido muy generoso con la federación andaluza tras las primarias. Ellos jugaron a una estrategia de campaña baja, verde en vez de roja y no dejaron entrar a nuestros equipos. Es hora de que tomemos el control”. La amenaza es de un miembro de la Ejecutiva del PSOE que abunda en la línea que marcó el secretario de Organización, José Luis Ábalos, este lunes al avisar a la federación de Susana Díaz tras la debacle del 2D de que Ferraz se va a “implicar” en el proceso de “reflexión” del proyecto del socialismo andaluz que necesita, según ha dicho, una “regeneración”.

Ferraz ha dicho basta tras los resultados electorales en los que el PSOE andaluz se ha hundido y da por perdida la Junta por primera vez en 36 años. El núcleo duro de Sánchez señala directamente a Díaz como responsable del hundimiento en la primera cita con las urnas desde que está en Moncloa. “No es cuestión de tomar nota. Se ha hecho mal. Te enrocas en las zonas rurales y el voto mayor. Nosotros sí que somos los jóvenes que nos lanzamos a por las ciudades”, señala ese mismo dirigente, que cree que el PSOE andaluz necesita “modernidad” para conectar de nuevo con el electorado.

El portavoz de la Ejecutiva, Óscar Puente, uno de los pocos dirigentes que acompañó a Sánchez durante la travesía del desierto tras ser descabalgado de la secretaría general, ha sido el que ha verbalizado con mayor virulencia los reproches a Díaz. “¿En qué momento se nos olvidó que tendría un coste político lo que ocurrió en la disputa entre Pedro Sánchez y Susana Díaz?”, se ha preguntado el también alcalde de Valladolid, que asegura que la sociedad andaluza “no lo ha olvidado”. Puente ha puesto en duda que el PSOE pueda gobernar en Andalucía “si hay una mayoría que se ha inclinado hacia la derecha”.

El PSOE andaluz todavía intenta conservar la Junta a través de una negociación con Ciudadanos, a quien señalan constantemente al entender que electoralmente le puede perjudicar salir en la foto con la extrema derecha de Vox. Hasta ahí la estrategia de Ferraz es compartida con Díaz. La presidenta de la Junta en funciones pretende cargar toda la presión sobre el partido de Albert Rivera, para recordarle que su afán de asemejarse a otros líderes liberales europeos, como Emmanuel Macron o Angela Merkel, no encaja con una alianza con la ultraderecha en Andalucía. “En Francia y Alemania, los partidos conservadores han aislado políticamente a la extrema derecha, y aquí sería la primera vez que se les facilita cobertura parlamentaria”, dice una persona próxima a Díaz.

En los próximos días, los líderes ultraderechistas Marine Le Pen y Matteo Salvini presentarán una candidatura conjunta a las europeas, y probablemente en esa foto esté también el dirigente nacional de Vox, Santiago Abascal, una imagen que el PSOE andaluz quiere explotar para agudizar la presión sobre Rivera. Sin embargo, la dirección federal no ve “muy sensato” que el PSOE pueda apoyar una investidura de Juan Marín para evitar que Ciudadanos pacte con PP y Vox mientras que esa es una opción que la presidenta en funciones tiene sobre la mesa.

Díaz está decidida a quedarse en la oposición si se da ese escenario durante el tiempo que dure la legislatura y volver a presentarse. Sus colaboradores citan el ejemplo de Guillermo Fernández Vara que perdió en Extremadura y recuperó la presidencia cuatro años después. La idea de la todavía presidenta regional sería pelear después en las municipales de 2018 para vencer con mayor margen incluso que en otras comunidades para reafirmar su poder frente a Sánchez.

En Ferraz le han señalado la puerta de salida si fracasa en su intento de gobernar. “Forma parte de nuestra responsabilidad”, contestó Ábalos a la pregunta de si considera que Díaz debe dimitir en algún momento del proceso de la gobernabilidad. “Como dirigentes sabemos lo que tenemos que hacer siempre. Una cuestión muy asumida es que nuestro papel está siempre subordinado al éxito de nuestro proyecto político y estamos siempre a disposición de la organización que con generosidad nos ha otorgado la confianza”, sentenció.

Sus palabras cayeron como un jarro de agua fría en las filas del PSOE andaluz, que hace una lectura totalmente distinta del resultado. Los susanistas creen que la situación nacional, a partir de la moción de censura con la que Sánchez llegó a Moncloa apoyado por los independentistas, es la que ha dejado a su electorado en casa.

Los papeles se han intercambiado. En 2015, cuando Díaz ganó con holgura las andaluzas evitó hacer copartícipe del éxito a Sánchez. “Es una victoria del conjunto del socialismo español”, se apresuró a decir entonces el secretario general y jefe de la oposición en el Congreso.

Los reproches cruzados en el día después de las andaluzas evidencian que las heridas no se han cerrado a pesar de la pretendida sintonía que Sánchez y Díaz escenificaron en la campaña. Desde el PSOE-A no salen de su estupefacción por las palabras de Ábalos: “No se han interpretado bien esas palabras. No sería en absoluto razonable que la dirección del PSOE no estuviera respaldando al PSOE de Andalucía que ha ganado las elecciones”, expresó el portavoz socialista Mario Jiménez en una entrevista en La Sexta. Habían pasado ya tres horas de la rueda de prensa de Ábalos y nadie había desmentido las interpretaciones de los medios.

“El PSOE que gana elecciones” volvió a revolverse contra Sánchez, a quien en la batalla de hace un par de años acusaban de atrincherarse pese a obtener el peor resultado de la historia de los socialistas en dos generales consecutivas.

La batalla sobre la responsabilidad de los resultados se ha trasladado al resto de federaciones también. Algunos barones temen que la posición del PSOE en Catalunya –el juicio del procés coincidirá en el tiempo con las municipales, europeas y autonómicas del 26 de mayo– lastre sus oportunidades. De hecho, la mayoría de presidentes socialistas no quiere saber nada de una coincidencia de las generales con esos comicios: “Creo que una acumulación tan masiva de elecciones no permite el debate sosegado que necesitan las distintas elecciones”, apuntó este lunes el valenciano Ximo Puig.

Esa negativa, que también pronunció recientemente Emiliano García-Page, tiene una respuesta de Moncloa: “Igual lo que nos les interesa es que Pedro tenga más votos que ellos si coinciden en las urnas”.

“Ayer hubo alguno que abrió una botella de champán pero es un drama para el PSOE”, dice un dirigente territorial que estuvo con Díaz en la batalla por el liderazgo. Sin embargo, no todos se mantienen en las mismas posiciones: “Reducir el problema a Susana me parece injusto. Es muy ventajista matar ahora a Susana. Hay que pensar bien todo antes de tomar posiciones tan drásticas”, dice un barón sanchista.

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