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Las tres derechas anticipan una legislatura bronca ya desde el pleno de constitución del Congreso

Albert Rivera se queja de la fórmula de acatamiento de la Constitución de los diputados independentistas.

Aitor Riveiro / Irene Castro

La sesión de constitución de las Cortes se preveía tensa con dos hechos insólitos: la participación de diputados en prisión preventiva y la vuelta de la extrema derecha al hemiciclo, representada en los 24 diputados de Vox. Su auge ha radicalizado las posiciones de PP y Ciudadanos durante la campaña electoral, que pugnan por el sello de principal partido de la oposición, y su irrupción en el Congreso hace presagiar que será otro escenario más de la batalla de las tres derechas. El desarrollo de la jornada de apertura de la legislatura confirma que las tres derechas usarán los debates en el hemiciclo para rivalizar en contundencia contra los que han señalado como sus enemigos: Pedro Sánchez, los dirigentes de Podemos, y los líderes independentistas.

Los de Santiago Abascal llegaron al Congreso dispuestos a dar la nota desde el primer momento. Fueron los primeros en aparecer con un objetivo claro: quitar el asiento tradicional a uno de los grandes partidos. Los diputados de Vox ocuparon el lugar que desde hace décadas está reservado al PSOE. Abascal se sentó en el puesto destinado siempre a la portavocía socialista, justo detrás del presidente –en este caso Pedro Sánchez–.

El tiro de cámara era perfecto para el líder de la formación de extrema derecha. Algunos periodistas aseguraron a lo largo de la jornada que la intención inicial era ubicarse en el lugar de Pablo Casado, en el lado opuesto del Hemiciclo. Desde Vox se negaron a confirmarlo a eldiario.es.

La atención de las primeras horas de la jornada se la llevaron los diputados independentistas en prisión preventiva. El Tribunal Supremo les ha permitido asistir al acto de acatamiento de la Constitución, pero será la Mesa del Congreso constituida este mismo martes la que tendrá que decidir sobre la suspensión, o no, de la condición de diputados de Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Turull y Josep Rull.

Uno de los momentos del día fue la aproximación de Junqueras al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien intercambió algunas palabras durante las distintas votaciones en urna que tuvieron lugar a lo largo de la mañana. El programa En Jake de la televisión autonómica vasca captó el momento. “Tenemos que hablar”, le dijo el líder de ERC. “Tenemos que intentarlo, está bien. No te preocupes”, respondió Sánchez, que según fuentes del Gobierno se refería a un comentario previo de Junqueras de que “no le daba la mano para no incomodarle”, a pesar de que ya se habían dado un apretón de manos a primera hora. En Moncloa enmarcan la charla “de pasillo” en la “cortesía”. Respecto a la petición del líder de ERC de conversar, desde el PSOE aseguran que el presidente en funciones siempre ha estado “abierto al diálogo dentro de la Constitución y la ley”.

La tensión soterrada se convirtió en la primera bronca de la XIII legislatura durante el turno de acatamiento de la Constitución por parte de los nuevos diputados. La novedad de 2015, cuando Podemos usó fórmulas distintas a los tradicionales “prometo” o “juro”, se ha extendido a otros grupos. Todos los representantes electos de Vox y los de los partidos independentistas, además de los de Unidas Podemos, han recurrido a frases reivindicativas. Del “por España, juro” de Vox a los alegatos de los diputados en prisión preventiva o de sus compañeros de bancada. En el grupo confederal, una referencia común a “la democracia y los derechos sociales” a las que el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, añadió un “por España” que pretendía responder a los de Santiago Abascal.

Todo quedó tapado por la estrategia de Vox de impedir que se escucharan las proclamas de los diputados catalanes, pero también de los vascos. A cada mensaje en un idioma diferente al castellano, los 24 diputados de extrema derecha han respondido con pataleos y golpes en los escaños, haciendo muy difícil escuchar a buena parte de los diputados electos. En su afán por impedir cualquier mensaje independentista, o de apoyo a los independentistas, han abucheado a representantes de otros grupos solo al oír palabras en catalán.

Con todos los diputados ya plenamente reconocidos, Albert Rivera ha pedido un turno de palabra para plantear una cuestión de orden y reclamar a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que impidiera lo que ya había sucedido. En un turno que, según el reglamento, impide hacer discursos, el líder de Ciudadanos ha aprovechado para lanzarse contra los diputados independentistas y, de paso, contra Batet: “Aquí no hay presos políticos, hay justicia. Le pido que actúe para frenar estas actitudes de personas que han atacado a las instituciones del Estado y hoy han venido a volver a humillar a los españoles”.

Rivera, en un gesto sin precedentes en una sesión de este tipo, se dirigió expresamente a los diputados catalanes, sentados a su derecha en el Hemiciclo: “No lo vais a lograr. Esta Cámara merece que nos defienda a todos los españoles”. Y otra vez a Batet: “Le pido que actúe”.

La recién elegida presidenta no evitó responder a Rivera, al que recordó que el Tribunal Constitucional ha dado vía libre a este tipo de proclamas en el pasado. El líder de Ciudadanos no se inmutó. Su objetivo estaba logrado: no dejar a Vox todo el espacio de protesta durante la constitución del Congreso. Tras su breve 'speech' contra Batet y los representantes catalanes, los diputados del partido de Abascal prorrumpieron en un fuerte aplauso que llamó mucho la atención a otros grupos. El portavoz del PNV, irónico, aseguraba a la salida de la sesión: “Vamos a ver unas cuantas como esta. A Rivera, Vox le va a aplaudir mucho”.

El líder del PP, Pablo Casado, permaneció en un segundo plano durante el “espectáculo” en el hemiciclo, pero aprovechó posteriormente sus declaraciones a la prensa para cargar contra el PSOE por lo sucedido y ha asegurado que supone un anticipo “de lo que nos espera si Sánchez consigue formar Gobierno”. El presidente del PP calificó el acto como “una sesión bochornosa, una vergüenza nacional que el PP no puede tolerar” y que “esconde tratos ocultos desde el 28 de abril, que no se hacen públicos por una cuestión electoral”. Los conservadores amenazan, además, con llevar a la Fiscalía la grabación a los diputados presos independentistas por parte de sus compañeros de filas dentro del hemiciclo.

La actitud de las tres derechas durante la primera sesión ha puesto en alerta a los demás grupos. Aparte de la ironía de Esteban, desde las filas de Unidas Podemos anticipan una legislatura bronca en la que la pugna por el liderazgo de la derecha puede definir el devenir de las sesiones. “Marca lo que va a ser la legislatura”, señalan desde el grupo confederal. Y zanjan: “El PSOE no puede pretender gobernar en solitario con esta composición del Hemiciclo”. Los socialistas también tachan de “vergüenza” el clima que se ha vivido en el Congreso, pero reconocen que era lo esperado.

En los próximos días se definirán algunas de las cuestiones clave en el arranque del curso. La suspensión, o no, de los diputados en prisión preventiva que en el PSOE dan por hecha pero esperan que se dilate hasta que pase el 26M. La ubicación de los representantes de Vox en un Pleno cuyas primeras filas sufren overbooking de líderes y grupos parlamentarios. La Mesa del Congreso tendrá que empezar a abordar esas cuestiones en una reunión prevista para este miércoles, cuando la nueva presidenta vuelva de Zarzuela, donde informará formalmente al jefe del Estado de la composición de las Cortes. Meritxell Batet trató de quitarse la presión este martes al asegurar que aún no había tenido la posibilidad de sentarse en una “silla y una mesa” para analizar lo que tiene delante.

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