Montoro, el último día del Congreso: “No sé hacer otra cosa. Tendría que poner un puesto de pipas”
11.30 de la mañana. Patio del Congreso. Acaba de terminar la última sesión de control al Gobierno de esta legislatura y los diputados salen del hemiciclo por primera vez sin prisa. Unos para despedirse de los que no vuelven y otros para felicitar a los que se quedan. “Nos vemos en enero”, dicen los que ya saben que van a repetir en las listas, que no son ni mucho menos mayoría. La próxima legislatura tendrá muchas caras nuevas, de los viejos partidos y de las formaciones emergentes, como Podemos y Ciudadanos.
En los corrillos se cruzan abrazos y alguna diputada hasta echa alguna lágrima que otra. “¡Que no se acaba el mundo!”, ironiza el socialista Julio Villarrubia. El diputado palentino es uno de los veteranos del Grupo Socialista a los que Pedro Sánchez ha jubilado. Junto a él están otros ‘caídos’ de las listas del PSOE, como el aragonés Víctor Morlán, Mario Bedera, diputado por Valladolid, o Manuel de la Rocha, cuyo hijo Manuel está en la cuerda floja en el puesto número 11 de la lista por Madrid. Serán muchos más los que no repitan, entre ellos Laura Seara, Magdalena Valerio o Juan Moscoso. El PSOE presume de haberse renovado en un 79%. En la calle, un grupo de parlamentarios socialistas que forman parte del 'tendido ocho', famosos por montar bulla, se han hecho una foto para el recuerdo.
Mientras que en el PSOE ya está todo el pescado vendido, en el PP continúa la incertidumbre. Solo los que han anunciado que se van, como Vicente Martínez Pujalte o Cayetana Álvarez de Toledo, que criticó con vehemencia la semana pasada al presidente, paseaban con tranquilidad por la Carrera de San Jerónimo. Muchos otros se escabullían por los pasillos para no enfrentarse con la pregunta de rigor de los periodistas: “¿Vas a seguir?”. “No tengo ni idea” . “¡Y yo qué sé!”. “Pregúntale a Rajoy”, ha sido la respuesta más frecuente entre los conservadores. La misma que da la diputada Arenales Serrano cuando nos interesamos por su futuro, pero con un mensaje añadido para el presidente del Gobierno: “Decidle que ponga a la gente que trabaja y no a la que se toca los...”.
¿Un ministro vendiendo pipas?
Rajoy, como siempre, ha salido huyendo del hemiciclo. No así Cristóbal Montoro, que ha confesado que echará de menos a los periodistas. El titular de Hacienda, sin embargo, no ha podido sucumbir a la insistencia de las preguntas sobre su destino, bromeando con la coincidencia de que hoy sea el aniversario de la película 'Regreso al futuro': “Yo sí regreso al futuro”, ha ironizado dando a entender que encabezará alguna lista. “Pero, ¿para qué voy a valer yo? No sé hacer otra cosa. Tendría que poner un puesto de pipas”.
El resto de los ministros, a los que el presidente todavía no les ha desvelado qué piensa hacer con ellos, se han marchado con prisa. Hasta la vicepresidenta, que suele pararse a charlar con los periodistas fuera del micrófono, lo ha evitado este miércoles, aunque delante de la cámara, mientras salía, ha dejado un mensaje postelectoral: quiere que se respete la lista más votada.
Soraya Sáenz de Santamaría ha sido la encargada de sacar a relucir a una exdiputada: Irene Lozano, que acaba de abandonar UPyD al ser fichada por Pedro Sánchez. La número dos del Gobierno ha hablado de transfuguismo, mientras una dolida Rosa Díez se ha despedido lamentando el maltrato que le ha dispensado siempre -y también este miércoles- Rajoy. “El presidente se va como llegó: mintiendo y siendo un grosero”, ha dicho la portavoz del partido magenta con una forzada sonrisa. Previamente el presidente ni le ha contestado a su pregunta en el hemiciclo.
Al igual que UPyD, al que todas las encuestas dejan fuera de las Cortes a partir del 20D, los nervios en otros grupos pequeños también se han dejado entrever en este “último día de colegio”, como lo han calificado algunos diputados. En la Izquierda Plural reina al caos al estar inmersos en los posibles procesos de confluencia y primarias... El que ha dicho adiós claramente ha sido Cayo Lara con un alegato contra la OTAN.
En el PNV, el martes por la noche despidieron por todo lo alto a uno de sus diputados más emblemáticos: Emilio Olabarría. En su fiesta de despedida, a la que acudieron parlamentarios de todos los grupos y numerosos periodistas, el diputado vasco alertó con ironía de la llegada de los “efebos”.
Mientras unos se abrazaban, otros hablaban de su futuro, se despedían y contaban sus nuevos planes al margen de la política, el portavoz de Unió Democrática de Catalunya, Josep Antoni Duran i Lleida, cuya continuidad en el Congreso está en el alero, subía y bajaba la calle Zorrilla en busca de un botón que había perdido de su chaqueta. “Seguro que nos vemos en enero”, ha comentado, animado, sin perder la esperanza de encontrar su botón y de repetir en su escaño en Madrid, pese a que su partido no ha logrado entrar en el Parlament.
El hemiciclo quedaba vacío hasta enero pero los bares de los alrededores han hecho caja. Alguno no podía marcharse sin decir antes adiós a las croquetas y el vermú del Manolo, el bar que conoce todos los secretos del Congreso.