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El discreto aterrizaje de Íñigo Errejón en Sumar para volver a la primera línea de la política

Íñigo Errejón, en un acto de Sumar a principios de año.

Alberto Ortiz

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La pasada legislatura fue para Íñigo Errejón una lenta travesía por el desierto de la política nacional. El fracaso de Más País en 2019 lo colocó en el Congreso con solo dos diputados, en una esquina del hemiciclo. Mientras, Unidas Podemos entraba por primera vez en el Gobierno. Pero su suerte cambió con la llegada de Yolanda Díaz, el lanzamiento de su proyecto y el cambio en la hegemonía de la izquierda. Hoy vuelve a estar en la primera línea: es portavoz del grupo parlamentario, principal ideólogo de Sumar y miembro de su ejecutiva provisional. 

“El 3 de diciembre recojo el acta. Volver solo al Congreso es una sensación dura. Estamos en el gallinero más gallinero. Luego se recompondrá nuestra posición pero volver así exige fortaleza moral”, escribía el propio Errejón en su libro Con todo (Planeta, 2021), que publicó hace dos años y medio, precisamente en el periodo de transición entre la salida de Pablo Iglesias de la política y el inicio del camino propio de Yolanda Díaz al frente entonces de Unidas Podemos. 

Errejón había llegado allí después de unos meses de vértigo en los que había puesto en jaque a Podemos, el propio partido que contribuyó a fundar y con el que abrió unas heridas profundas, no solo en la propia formación política sino en el espacio de la izquierda. A principios de 2019 había lanzado Más Madrid junto a Manuela Carmena cuando quedaban meses para las autonómicas y municipales. Con ese movimiento abandonó Podemos y dejó prácticamente vacía la estructura territorial del partido en Madrid a escasos meses de la competición electoral. Más Madrid obtuvo 20 diputados y su anterior partido, con Isa Serra al frente, lograba a duras penas entrar en la Asamblea con siete. 

Después vendría la repetición electoral de las generales, las encuestas de algunos medios que colocaban a una eventual fuerza liderada por Errejón con más de diez escaños y la decisión de lanzar Más País en cuestión de semanas, con alianzas con Equo y Compromís que cristalizaron finalmente en tres diputados: el de Errejón, el de Marta Higueras (que luego ocuparía Inés Sabanés) y el de Joan Baldoví por la coalición valenciana. Obtuvo casi 560.000 votos, una cantidad similar a la que perdió Unidas Podemos entre las elecciones del 28 de abril y la repetición de 10 de noviembre, pero que se tradujeron en cuatro escaños menos para el conjunto de ese espacio político a causa de la división electoral. 

Durante los años siguientes, Errejón se convirtió en socio estable del Gobierno votando a favor de sus iniciativas la mayor parte de las veces y consiguió introducir en el debate público, a través de intervenciones en el Congreso que luego se hicieron virales en las redes, temas como el de la salud mental. Pero su ambición de construir una organización estatal, un Más Madrid con presencia en todo el país, nunca terminó de fructificar. Y en el medio de ese proceso apareció Sumar. 

La voluntad de Yolanda Díaz de construir una plataforma que uniera a la izquierda que se había fragmentado durante todos estos años se tradujo más tarde en la vocación de un proyecto político para trascender a Podemos. Esa idea opacaba las aspiraciones de Más País para ocupar ese espacio, pero permitía a Errejón vincularse de nuevo dentro de una organización con vocación hegemónica dentro de la izquierda transformadora. Los acercamientos en privado entre Díaz y Errejón que empezaron a raíz de las negociaciones por la reforma laboral cristalizaron más tarde con una iniciativa del Ministerio de Trabajo sobre salud mental que presentaron en público ambos.

“La primera parte fue empezar a escuchar que había una sintonía diferente en lo que decía Yolanda y en lo que estaba montando con Sumar. Yolanda decía cosas con las que nos identificábamos y que nos parecían bastante similares. Cuando lanza Sumar empezamos a ver que nosotros tenemos otras siglas, pero cuando evalúas las cosas no tanto por las siglas sino por las ideas, todo nos sonaba bien”, cuenta Errejón en conversación con elDiario.es.

Ese trabajo previo se concretó después en las negociaciones para la puesta de largo de Sumar en el Polideportivo Magariños. “Gracias, Íñigo, por tu inteligencia para aportar a un nuevo proyecto de país”, le dijo Yolanda Díaz en su discurso de aquel acto del 2 de abril en el que también estuvieron Mónica García, Ada Colau, Alberto Garzón o Joan Ribó. La relación se terminó de cerrar con la firma de Más País para entrar en el acuerdo de coalición para el 23J. Errejón fue cuarto en la lista por Madrid, un puesto por encima de la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. 

“Empezamos a hablar y de la gestión del Gobierno pasamos a hablar de Sumar, a que un día Yolanda me contara. Y empezamos a ver que aquello sonaba bien. Primero lo vemos con una cierta distancia de decir 'vamos a ver cómo acaba esto', sobre todo por la tensión que empieza a haber con Unidas Podemos, pero ya nuestra gente se acercaba con naturalidad a los actos, fuimos afinando cosas hasta que montamos la coalición entre todos”, explica Errejón.

A partir de ahí, se involucró en la campaña electoral con gran protagonismo en actos y entrevistas, aunque tuvo menor peso en la recta final y ni siquiera intervino en el mitin de cierre en el Parque Tierno Galván de Madrid. Durante los primeros meses de vida del grupo parlamentario, el líder de Más País tuvo un papel secundario: Díaz repartió portavocías entre Catalunya en Comú, Compromís, Més y Chunta Aragonesista, y dejó a Marta Lois la voz principal. 

En ese momento, tal y como contó este diario, su propia organización comenzó un proceso para integrar sus territorios en Sumar, mucho antes de que hubiese un debate a fondo en la coalición sobre el modelo de formación política por el que se iba a optar. Primero Andalucía y después Murcia, Castilla y León y el resto de federaciones del partido han ido decidiendo en asambleas su disolución para incorporarse a Sumar. Más tarde, Errejón entraría en la ejecutiva provisional, de modo que sin grandes anuncios, su partido, que realmente nunca llegó a desplegarse como una organización, ha quedado de facto disuelto en la plataforma de Yolanda Díaz. 

“Con la campaña electoral, nuestra gente empieza a incorporarse de manera dinámica a los trabajos sin pedir carnets, sin ver dónde milita cada uno. Y cuando se acaba la campaña es raro volver a casa separadas”, relata Errejón, que explica que es en ese momento cuando ven claramente que la estación de destino es Sumar. Aunque, precisa, en cada territorio se va haciendo de manera diferente. “En Asturias los compañeros que forman parte del Gobierno porque fuimos en coalición con Izquierda Unida es una cosa que está más avanzada. En Murcia tienen otros ritmos por ejemplo...”. Pero, asegura, “la decisión política, el 'a dónde', está tomada”.

La única formación autonómica que no participó de ese proceso fue Más Madrid, que después de que Errejón diese el salto a la política nacional se consolidó como un partido autónomo en el que su fundador ya no tiene ningún cargo orgánico. El último congreso, celebrado en noviembre, en el que el diputado ni siquiera participó, reafirmó la autonomía de esa organización con la actual ministra de Sanidad, Mónica García, a la cabeza. Ese partido también forma parte de la ejecutiva de Sumar pero todavía debate cómo será su integración de cara al futuro, sobre todo en lo que tiene que ver con la estructura territorial. 

En las últimas semanas Errejón ha pasado de jugar un rol secundario en Sumar a formar parte de su primera línea. Primero, Yolanda Díaz le encargó la redacción de la ponencia política para la primera Asamblea General que se celebra el 23 de marzo. Antes, el dirigente político se había incorporado a la ejecutiva provisional y a la dirección ampliada.

Pero el gran salto se ha producido dentro del grupo parlamentario. Las elecciones gallegas forzaron a Sumar a buscar un cabeza de cartel. Primero sondearon a Martiño Noriega y también a Teresa Táboas, pero ante sus negativas Yolanda Díaz pidió a Marta Lois que dejase la portavocía del grupo nacional para asumir esa candidatura. Y esa decisión obligaba a Sumar a buscar una nueva cara. Después de varios día de debate, el grupo promotor de la plataforma de Díaz decidió colocar en ese puesto a Íñigo Errejón, una decisión que ratificó después la dirección del grupo parlamentario. 

Todo ello a pesar de que su figura generaba inquietud en otros partidos de la coalición como Izquierda Unida o los comuns. En los primeros, porque precisamente la primera ruptura entre Pablo Iglesias y Errejón fue a cuenta de la decisión que tomó Podemos de ir en coalición con IU en las generales de 2016. En los segundos causó mucho malestar la decisión del líder de Más País de presentarse en 2019 también por Catalunya y entrar en competición electoral con ellos. 

No obstante, algunas fuentes del grupo parlamentario reconocen que ha entrado con buen pie y con actitud de diálogo en su nuevo puesto, consciente de lo que representa su figura para el resto de formaciones. “Ha habido compañeros con los que incluso habiéndonos separado en el camino siempre hemos mantenido lazos, como con compañeros de los comuns”, dice Errejón. Una vez que Yolanda Díaz lleva la propuesta al grupo ejecutivo y luego se ratifica en el grupo parlamentario, cuenta el nuevo portavoz que todos se sentaron a hablar con honestidad. “Hablamos y dijimos: venimos de una década larga e intensa en que hemos tomado posiciones en fases diferentes, pero en un momento defensivo en el que si no hacemos un esfuerzo no hay Gobierno, nuestras trayectorias son menos importantes”, reflexiona.

Errejón vuelve así a una posición, la de portavoz, que ya ocupó en su primera etapa en Podemos, tras las elecciones de 2015 y 2016, y que abandonó a raíz de la lucha cainita con Iglesias por el control del partido que se produjo a partir de 2017 y que dio origen a la Asamblea Ciudadana Vistalegre II, donde vencieron el ex secretario general y los suyos. Fue después de ese congreso cuando su puesto lo asumió Irene Montero. 

En esta nueva etapa, en la que además de portavoz también es el coordinador de una ponencia política de un grupo con formaciones con tesis estratégicas e ideológicas diferenciadas, Errejón se pone en el espejo de aquellas tesis políticas que lo llevaron a rechazar ir en coalición con IU en pos de la idea de transversalidad. Hoy, dice, lo importante es que hay un común denominador que permite trabajar en un momento en el que las izquierdas ya no están en una posición ofensiva como en 2014.

“En este momento defensivo lo que hacemos es agruparnos en torno a ese mínimo común denominador, el arco que va en estos ochos años el que va de fraguar un consenso nuevo a estar a la defensiva para que no te lo haga el adversario”, explica. Uno de los conceptos que marcan las tesis políticas que han quedado por escrito en la ponencia es el de arrebatar la idea de libertad a la derecha, y ahí, dice, Izquierda Unida se siente cómoda. “Con todas las formaciones pero en concreto con IU he encontrado mucha voluntad para entendernos”, dice. “Ninguno renegamos de nuestras tesis anteriores pero asumimos que son tesis para un país que se parece poco al actual”, resume.

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