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Orgullo Diario Fest

Eduardo Rubiño: “No tiene sentido que no hagamos compatibles la lucha de las mujeres y la de las personas LGTBI”

Álvaro Medina

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En un Orgullo atípico alejado de las calles y con distancia social, Eduardo Rubiño, senador y diputado de la Asamblea de Madrid por Más Madrid, llama a llenar de color los balcones para visibilizar al colectivo LGTBI y defiende la celebración como arma política.

En esta entrevista, el diputado reconoce y critica una LGTBIfobia también presente en algunos sectores de la izquierda, llama a no bajar la guardia por un posible retroceso en los derechos conquistados con una extrema derecha ya presente en las instituciones, y critica la postura de parte del partido socialista, que en un argumentario niega la identidad de mujer a las mujeres trans: “No tiene sentido que no hagamos compatibles la lucha de las mujeres y la de las personas LGTBI. Cada lucha tendrá su autonomía y prioridades, pero no puede ser a costa de generar grietas irreconciliables, de pensar que el enemigo está al lado”. Con él hablamos en el marco del Orgullo Diario Fest.

¿Por qué la sexualidad es una cuestión política? 

Vivimos en sociedades en las que las relaciones humanas están mediadas por el poder y se nos imponen unas normas culturales que, si te sales, dejas de estar en el centro de poder de la sociedad. Los hombres blancos heterosexuales han sido el centro de las sociedades y el resto de sujetos han sido subordinados, sobre todo las mujeres, o han sido marginados, como las personas LGTBI. El movimiento LGTBI es político por la emancipación de los sujetos excluidos del centro de la sociedad y por reivindicar que nosotros, en pie de igualdad, podemos compartir el poder político con los hombres blancos que lo han ostentado hasta ahora. 

Desde que estás en política no has escondido nunca tu homosexualidad, sino que la has utilizado de bandera para defender los derechos del colectivo en las instituciones. ¿Has vivido LGTBIfobia en primera persona en política?

Dentro de las instituciones tenemos una hegemonía de los derechos LGTBI que ha costado mucho conseguir en España, y eso ha posibilitado, gracias a mucha gente pionera, que hoy sea bastante fácil que una persona LGTBI no se enfrente a situaciones violentas en las instituciones. Te enfrentas a cierto ninguneo porque si no cumples con el canon de hombre blanco de determinada edad o no cumples con una masculinidad muy prototípica te toman menos en serio, pero no te van a llamar maricón en un pleno o en las esquinas. Está tan sancionado por la sociedad que no se enfrentan a eso. Esto no quiere decir que no haya políticos homófobos. En la Asamblea de Madrid hay políticos que se salen de votaciones para no votar leyes, por ejemplo para las personas trans, porque les parecen inmorales. Claro que hay LGTBIfobia en las instituciones, pero no directamente contra quienes ejercemos los cargos públicos.

¿Existe hoy LGTBIfobia en la izquierda?

Seguramente exista. La izquierda durante bastante tiempo ha tenido LGTBIfobia también. Es verdad que la izquierda siempre ha apoyado los avances en este país: el derecho a casarnos, a la adopción, los primeros derechos de las personas trans... la izquierda ha jugado a favor y la derecha se ha opuesto sistemáticamente. Eso no quiere decir que no haya personas que pueden reproducir determinados comportamientos. Muchos partidos quieren darse un barniz de derechos LGTBI, pero a la hora de la verdad muchas veces dentro hay determinadas actitudes. Los partidos no suelen optar por números uno LGTBI. No es casualidad, es porque hacen sus cálculos y opinan que la sociedad no esta suficientemente avanzada para entender eso o es mas rentable ofrecer a un padre de familia. Son cosas de la política. No se sabe dónde acaba el cálculo electoral y dónde empieza el cinismo y la LGTBIfobia.

Vox tiene 12 escaños en la Asamblea de Madrid y 52 en el Congreso. ¿Los derechos de las personas LGTBI están más en riesgo con la extrema derecha en las instituciones?

No podemos confiarnos en absoluto. Ningún derecho está conquistado para siempre. Nunca se sabe cuándo las cosas pueden empeorar. Igual que hay momentos en los que se avanza, es mentira que la historia sea una línea ineluctable hacia el progreso y que siempre se avance. Hay veces que se retrocede, y muy rápido. No podemos bajar la guardia ni confiarnos. Tenemos que generar defensas democráticas para que esos valores comunes no puedan verse en riesgo en ningún momento.

Según el informe de incidentes de odio por LGTBIFobia que hace Arcópoli, en la Comunidad de Madrid se registraron 321 incidentes de odio en 2019. ¿Cómo podemos hacer de Madrid una comunidad más segura para el colectivo?

Tenemos que cumplir las leyes que tenemos. La Ley contra la LGTBIfobia y la Ley Trans de la Comunidad de Madrid tienen muchas medidas y disposiciones que no se han desarrollado por la falta de voluntad del PP. Una ley sin recursos es un papel. Cuando entró Ciudadanos dijeron que se iban a dar prisa en cumplir con esos preceptos, pero seguimos sin tener lo más básico, como la creación del Consejo LGTBI. Hay que exigir que se cumplan las leyes y que se cumplan las sanciones previstas, como las multas a las personas que ejercen terapias de conversión de la homosexualidad. Hemos tenido varios casos y la CAM ha actuado una sola vez y esta mujer ahora esta reincidiendo. 

Dices que es importante que las leyes que ya existen se cumplan. Ahora se cumplen 15 años del matrimonio igualitario. ¿En qué se puede seguir legislando para defender los derechos del colectivo?

A nivel estatal hay dos leyes pendientes: la Ley LGTBI y la Ley Trans, la más importante en este momento. Si hay una de las siglas del colectivo que está en una situación muy vulnerable son las personas trans. Ahora se supone que hay números para sacar adelante esa ley y no se entiende qué ha sucedido dentro del PSOE. Llevaba en el programa esta norma, firmó un acuerdo de coalición que la incluía y nos hemos encontrado con un argumentario tránsfobo que ha sido firmado por Carmen Calvo y Ábalos. Me preocupa que el PSOE no cumpla con ese compromiso con los votantes. Vamos a exigir que esa Ley Trans salga adelante porque es fundamental. 

Preguntada por este argumentario, Carla Antonelli ha defendido que no es un posicionamiento del PSOE, ya que el oficial está en el acuerdo de coalición, sino que se trata de una postura no oficial defendida por una parte del partido. 

Quien firma ese documento es la vicepresidenta primera del Gobierno, pero es verdad lo que dice Carla. La posición oficial no era esa. Reconozco el valor de personas como Carla que han alzado la voz dentro de ese partido para decir que eso atenta contra los derechos de las personas trans, que los derechos de las personas trans son derechos humanos y no van en contra de nadie. Carla es activista antes que política, y eso es una cosa a reconocer y a estimar. Para mí es una gran amiga y me parece que está plantando cara a quien tiene que plantar cara, ahora a su propio partido. 

Sobre ese documento, si un día hago argumentaciones y salen HazteOir y Vox a defenderme y coinciden punto por punto con lo que estoy diciendo, desde luego yo me preocuparía. Esa parte del PSOE debería pensarse qué cosas está diciendo.

No solo es un argumentario que defiende parte del PSOE, sino que es un debate que está sobre la mesa en una parte del feminismo. IU expulsó al Partido Feminista de Lidia Falcón por calificativos hacia las personas trans como “seres extraños”. ¿Por qué volvemos a este debate que parecía superado?

No lo sé. Me da mucha pena que en un contexto en el que tenemos amenazas tan grandes enfrente nos confundamos de adversario. Hay demasiadas discusiones teóricas cuando el punto de partida es si hay alguien que está en una situación más vulnerable que una mujer trans, que están excluidas laboralmente, con un 80% de paro y que sufren acoso si van por la calle. Hay una situación tan evidente que, al margen de las teorías y debates de twitter que no están a la altura, lo que me importa es que hay muchas personas vulnerables. No entiendo que las conviertas en el objeto de tus ataques cuando tienes enfrente a la extrema derecha. El sistema de valoras que nos hace la vida más difíciles a mujeres y personas LGTBI tiene una raíz común. No tiene sentido que no hagamos compatibles la lucha de las mujeres y la de las personas LGTBI. Cada lucha tendrá su autonomía y prioridades, pero no puede ser a costa de generar grietas irreconciliables, de pensar que el enemigo está al lado. Tenemos que avanzar todos juntos en pro de la igualdad y la libertad de todas, de todos y de todes.

Vimos a Rajoy recurrir el matrimonio igualitario y, tiempo después, bailar en la boda de un dirigente homosexual de su partido. ¿Crees que las posturas del PP en contra de determinados derechos LGTBI son por una convicción ideológica o porque necesitan esos votos conservadores, más con una extrema derecha que les está comiendo terreno?

A la derecha siempre le ha pasado lo mismo. Se opusieron al divorcio y fueron los primeros en divorciarse. Se opusieron al aborto y muchas mujeres de derechas abortan. Se opusieron al matrimonio igualitario y son los primeros en ejercer ese derechos. Y ojo, muy bien, porque los derechos se conquistan también para la gente que no ha peleado por ellos. Todo el respeto a Maroto y a cualquier político del PP que quiera utilizar ese derecho. Pero no entiendo por qué te opones a las libertades y los avances si luego eres el primero que va a disfrutar de ellos.

Seguramente tiene que ver con una especie de pugna por el campo más ultra, sobre todo desde que existe el auge de Vox, de ese nicho de extrema derecha muy preocupante que las derechas del resto de Europa frenan con un muro de contención. En España la derecha pacta con ella y compite en las mismas categorías que ellos, y eso es muy grave. Nos dicen que somos sectarios. Seremos sectarios entonces como Angela Merkel, que en Alemania ha dicho que los discursos de odio de la ultraderecha son un veneno que no se puede permitir en una democracia. Tenemos una ultraderecha muy fuerte y a un PP y Ciudadanos prisioneros de su estrategia.

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