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Dos hoteles y un destino: la amnistía se negocia en Bruselas

Reunión entre Santos Cerdán y Carles Puigdemont el 30 de octubre de 2023.

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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950 metros. Es la distancia que separa los dos hoteles en los que todo ha estado a punto de ser, pero no ha sido. Al menos por ahora. Bruselas está siendo el epicentro de las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez y, a 20 días de que venza el plazo para formar Gobierno, se ha convertido en el escenario principal de un acuerdo que no termina de cerrarse como estaba previsto. 

Carles Puigdemont se reunió con el núcleo duro de Junts la semana pasada en el Thon Hotel de la Rue de la Loi, la larga avenida que une el parque del Cincuentenario con el centro de la ciudad pasando por la mayoría de instituciones europeas. Ese fue el establecimiento elegido a principios de septiembre por el expresidente catalán para la conferencia en la que puso las condiciones para que los siete diputados de Junts den el ‘sí’ al candidato socialista. Pero el jueves hubo un cambio de planes. Y el atril que estaba montado por la mañana acabó retirado a primera hora de la tarde. 

Una imagen que simbolizaba el enfriamiento del acuerdo con el PSOE horas después de que los socialistas hubieran pactado con ERC el texto de la amnistía, la condonación de la deuda con el Estado y el traspaso de Rodalies. El precio de Junts subía. 

Para entonces el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, estaba de vuelta en Bruselas. Había volado el lunes para la primera reunión con Puigdemont, de la que ambas organizaciones informaron con un comunicado pactado y unas imágenes distribuidas tras el encuentro en las que se había recortado el cuadro de una fotografía de una urna del 1-O que decora las oficinas del expresidente catalán en la Eurocámara. 

Aquel día Cerdán lo había dejado todo encarrilado. Esa foto había sido una de las exigencias de Junts para la investidura de Pedro Sánchez: tras el encuentro con la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, Puigdemont quería que los socialistas le reconocieran como un interlocutor válido. Y así fue. 

Pero Cerdán tuvo que volver a mediados de semana, aunque no se vio con el expresidente catalán ni se logró cerrar el acuerdo. Junts exigía ampliar el perímetro de la amnistía. El número tres del PSOE regresó a España el viernes y a última hora del domingo se subió de nuevo en un avión con destino a la capital comunitaria. 

De nuevo llevaba poco equipaje. La intención de los socialistas era cerrar el acuerdo el lunes. Cerdán estuvo encerrado entre la habitación y el restaurante del Sofitel todo el día. Y es que el intercambio de papeles está siendo telemático. ¿Y para qué estar en Bruselas? “Las cosas requieren estar cerca”, dicen en su equipo. A pesar de la distancia de 300 metros que les separaba de la cúpula de Junts, que se reunió en el Press Club, no se vieron en persona el lunes. Los dirigentes independentistas abandonaron el edificio a las 13:20 horas del lunes sin decir nada a los periodistas.

Más allá del jarro de agua fría que supuso el intento de imputación de Puigdemont por Manuel García Castellón, el magistrado de la Audiencia Nacional, los escollos permanecían hasta última hora de la noche, que fue cuando se intercambiaron el último papel. “Seguimos hablando y matizando textos. Las conversaciones no paran salvo la pausa de la noche”, señalaban este lunes fuentes de la negociación. A Junts le preocupa que los jueces puedan sortear la amnistía mientras que los socialistas quieren un texto jurídicamente inapelable ante la cascada de recursos de la derecha que esperan.

Y en ese tira y afloja, los socialistas tuvieron que extender la reserva en el hotel, de donde pretendían marcharse el martes. No era la primera vez que se quedaban más tiempo del previsto. Había ocurrido también la semana anterior. “No tenemos ninguna fecha. El plazo es el 27 de noviembre”, señalaban esas mismas fuentes. Mientras tanto, Puigdemont seguía con su agenda y ha recibido en la Eurocámara al prior del monasterio de Montserrat. 

También el martes se ha resistido el acuerdo, pero esta vez Cerdán sí ha salido un rato del hotel para ir a comer mientras el trasiego de periodistas seguía en el lobby, donde el personal está acostumbrado a ver pasar a jefes de Gobierno, entre ellos Pedro Sánchez, y mandatarios como el italiano Mario Draghi, que ha coincidido alojado estos días con Cerdán. Fue en el Sofitel cuando, hace poco menos de un año, la policía detuvo al padre de la entonces vicepresidenta de la Eurocámara Eva Kaili con una maleta llena de billetes en el marco del Qatargate

En los hoteles y reservados de restaurantes de las grandes ciudades se quedan muchas veces los secretos de las grandes negociaciones políticas y los de Bruselas han sido testigos durante décadas de cómo se ha fraguado la historia europea. Está por ver si en uno de esos escenarios el plan previsto inicialmente para cerrar la amnistía se lleva a cabo, aunque sea varios días después.

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