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Los pasos hacia la investidura: la elección de la Mesa del Congreso dibujará los posibles pactos antes del 26M

El Congreso, durante una intervención de Pedro Sánchez.

Marcos Pinheiro

No ha pasado la resaca de elecciones generales y los partidos encaran ya una nueva campaña que decidirá los gobiernos de 12 autonomías, más de 8.0000 ayuntamientos y también la representación española en el Parlamento Europeo. A esos comicios en menos de un mes se llegará con los pactos ya esbozados para la confección de la Mesa del Congreso, un órgano que la pasada legislatura fue crucial: PP y Ciudadanos lo utilizaron para torpedear la actividad legislativa del Gobierno. Lo que se decida en la Cámara dará pistas pero poco más porque  a la vista de los planes del candidato socialista, Pedro Sánchez, no se cerrará ningún acuerdo para la investidura antes de que se vote el 26M.

Los resultados del 28A aún no son definitivos. Las juntas provinciales tienen que repasar el escrutinio e incluir el voto de los españoles en el extranjero. No será hasta el próximo seis de mayo cuando se proclamen como definitivos y se empiecen a expedir las credenciales de los nuevos diputados.

En el mismo decreto que convocó las elecciones de este domingo se fijó la fecha para constituir el nuevo Congreso. La sesión en la que tomará posesión los nuevos diputados tendrá lugar el próximo 21 de mayo. Cinco días antes de que se celebren las autonómicas y municipales los partidos tendrán que llegar a acuerdos para constituir la Mesa del Congreso, lo que constituirá un indicio de por dónde se moverá el futuro acuerdo de investidura.

Aunque al 26M se llegue todavía sin un nuevo Gobierno, sí que se habrá firmado el primer pacto. Así como la fecha de la investidura queda a merced de las consultas con el Rey y la decisión de cuando fijarla es del presidente del Congreso, la constitución de la Mesa es una decisión inaplazable.

Esa votación mostrará si PSOE y Unidas Podemos son capaces de llegar a un entendimiento para repartirse los cargos del órgano de Gobierno del Congreso, o si los socialistas se abren también a una negociación con Ciudadanos. El partido de Albert Rivera tendrá que decidir si mantiene el veto que impuso a Sánchez también para esta negociación, o si lo rompe poco antes de que se vote el 26M.

La última vez aunque también había establecido un cordón sanitario a Mariano Rajoy Ciudadanos acabó pactando esos sillones para tener representante en la Mesa del Congreso. Después votó a favor de la investidura de Rajoy, con el argumento de no someter a España a un bloqueo indefinido. 

La Mesa del Congreso tiene ocho puestos, además del de presidente. Las reglas no escritas del Congreso dicen que este es del color de quien gana las elecciones, pero hay excepciones. Después de los comicios de 2015, un pacto entre PSOE y Ciudadanos -segunda y cuarta fuerza- dio la presidencia a Patxi López. Con la repetición de los comicios en 2016, que dieron como resultado un pacto entre PP y Ciudadanos, el partido de Mariano Rajoy colocó a Ana Pastor como presidenta de la cámara baja.

La votación para presidente del Congreso se hace por candidatos: se introduce una papeleta con el nombre de los distintos aspirantes. Es decir, no se somete a votación un solo nombre y se vota a favor y en contra. Esto implica que ya de cara a esa decisión tendrán que dibujarse algunos pactos. El PSOE tendrá que decidir si llega a un acuerdo con algún grupo para garantizar que su candidato es elegido. El bloque de la derecha tiene la opción de llegar a un acuerdo para presentar a su propio candidato.

En cuanto a los miembros de la Mesa, que tradicionalmente se reparten por representación, en principio el bloque de izquierdas tiene asegurada la mayoría. PSOE y Unidas Podemos -con Compromís- suman 165 escaños, 17 más que los tres partidos de la derecha. Está por ver si Vox tendrá representación.

Hasta ahora, esa mayoría ha estado en manos de PP y Ciudadanos, que la han utilizado para bloquear las iniciativas parlamentarias y los tiempos del Congreso. Por ejemplo, Ana Pastor fijó con muy poca antelación el debate de la moción de censura, sin dar apenas tiempo a que el PSOE buscase apoyos para investir a Pedro Sánchez. La estrategia no le funcionó al PP.

La Mesa ha sido protagonista en la pasada legislatura con su constante política de vetos a iniciativas de la oposición. El caso más claro se dio en septiembre de 2018, cuando impidió que se debatiese en el Pleno la reforma legal que pretendía evitar el veto del Senado a los presupuestos generales del Gobierno.

Además, PP y Ciudadanos han utilizado su mayoría para impedir la tramitación legislativa de algunas leyes. Esos dos partidos retrasaban constantemente el plazo de enmiendas, con lo que las iniciativas nunca avanzaban. Llegaron a frenar el debate de más de 50 leyes, entre las que estaba la de Eutanasia o la que pretendía derogar los límites temporales a las investigaciones penales.

Con la Mesa elegida llegarán las consulta de los candidatos con el rey, que será el encargado de proponer un nombre para la sesión de investidura. Es probable que ese trámite quede ya para después de las elecciones municipales y autonómicas, por lo que no habrá nuevo gobierno antes de esos comicios.

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