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PERFIL

Jorge Buxadé, el antiguo falangista que se ha hecho con el control de Vox

Jorge Buxadé, en la sede de Vox.

Laura Galaup

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Los últimos movimientos en Vox sitúan a Jorge Buxadé en el foco mediático. La salida de Iván Espinosa de los Monteros de la dirección del partido da alas al sector más ultracatólico y tradicionalista para seguir expandiendo su poder en el partido y da más protagonismo a este dirigente que es afiliado del partido desde 2015.

Sus detractores explican que Buxadé, con un pasado falangista y un discurso en contra de lo que llaman 'élites globalistas', ha conseguido situarse junto a un grupo de afines en un círculo muy próximo a Santiago Abascal. Lo cuentan en privado, pero también han surgido voces que lo ratifican en público. Uno de los diputados purgados en la elaboración de las candidaturas del 23J, el economista Rubén Manso, ha explicado esta semana en una entrevista en Cope que el portavoz de la formación –junto a Ignacio Hoces, Kiko Méndez Monasterio y Enrique Cabanas– ha logrado impulsar una “facción” dentro del partido “de corte muy a la derecha, menos moderada” y “menos liberal”. 

Este sector, según apuntó el economista, se ha hecho “con el control del partido” al “elaborar las listas”. El proceso ha sido corto. Para Manso esa capitalización del poder se ha producido “en una noche”, según apuntó en la radio de la Conferencia Episcopal, aunque ha sido a lo largo de este último año cuando desde la dirección del partido se ha ido “relegando” a Espinosa de los Monteros.  

Fuera de las listas del Congreso

Por qué Buxadé no ha ido en las listas al Congreso. Esta es la gran incógnita que se plantean en la facción más crítica con el núcleo de Abascal. El vicepresidente primero continuará siendo eurodiputado, a pesar de que fuentes del partido reconocen que en el grupo parlamentario e internamente era “un rumor muy intenso” que quería dar el salto a la carrera de San Jerónimo y que estaba buscando un hueco en la candidatura de Barcelona. Finalmente, ese movimiento no se produjo. Juan José Aizcorbe, que ha formado parte de Fuerza Nueva y el PP catalán de Alejo Vidal-Quadras, y Carina Mejías, exdiputada de la formación de Alberto Núñez Feijóo y de Ciudadanos, lideraron la lista por la capital catalana. 

Al igual que los cabezas de lista de Barcelona, Buxadé también pasó por varios partidos antes de recalar en Vox. Durante la campaña de las últimas elecciones europeas, que se celebraron en 2019, confesó que no se arrepentía de su paso por Falange, pero sí “de haber sido militante del PP”. Entre el sector menos tradicionalista del partido continúan escandalizando estas palabras, aunque las pronunciase hace más de cuatro años, aseguran las fuentes consultadas cuando se les pregunta por el discurso ideológico del eurodiputado.

En Vox reconocen el marcado perfil ultraconservador y ultracatólico de su vicepresidente primero. Y algunas fuentes del partido con cargo orgánico llegan a asegurar que es un “talibán” en sus posicionamientos. Tanto él como Ignacio Garriga, secretario general del partido, están vinculados a la Prelatura fundada por Escrivá de Balaguer. “Buxadé ha mamado el falangismo, pero también el ultracatolicismo porque ha formado parte de la parte más ideológica del Opus Dei participando en muchos de sus congresos”, indica Anna López,  doctora en Ciencia Política y experta en extrema derecha. 

Un discurso antiglobalista y contra las élites

Adscrito a una corriente nacional-católica, según añade López, con unos postulados antiabortistas, en contra de la eutanasia y de los derechos LGTBI; el vicepresidente de Vox defiende el proteccionismo económico. Sin embargo, el politólogo Jaime Bordel prefiere enmarcarle en una facción antiglobalista, con un discurso “muy crítico con las élites europeas”, a las que acusa del “origen de todos los males”.

“En varias entrevistas defiende que la distinción izquierda-derecha y norte-sur está caduca y que lo que habría que hacer es plantear una distinción entre globalismo o patria”, añade este especialista en asuntos de extrema derecha y autor del libro Salvini & Meloni: hijos de la misma rabia (Ed. Apostroph). Precisamente, este discurso llegó al Congreso de la mano de una de las diputadas del grupo parlamentario más ideologizadas, Rocío de Meer, con postulados muy afines a Buxadé. 

El vicepresidente primero de Vox estudió Derecho en la Universidad Abad Oliva - San Pablo CEU en 1999. Tras licenciarse, aprobó la oposición a abogado del Estado en la promoción de 2003. “Me siento muy orgulloso, es casi una hazaña. Fui el número 1 y me la preparé en tres años”, relató a El Mundo en 2019. Ya como funcionario público se encargó de redactar el recurso contra la primera consulta soberanista de Catalunya celebrada en 2009 en el municipio de Arenys de Munt (Barcelona).

A pesar de su plaza en la Abogacía del Estado, compaginó esta labor con la actividad privada. Algunos de sus trabajos fueron polémicos. Como publicó en elDiario.es, el bufete de Buxadé percibió cobros mensuales de la fundación Badalona Capital Europea del Bàsquet durante los primeros cuatro años de mandato de Xavier García Albiol (PP), que presidía la entidad como alcalde de este municipio barcelonés. Su despacho facturó hasta 109.696 euros en total por trabajos de asesoría técnica y minutas de una fundación deportiva que la Fiscalía consideró que actuaba sin los debidos controles económicos. La Fiscalía de Barcelona comenzó a investigar a la fundación badalonesa en otoño de 2017, pero la fiscal jefa decidió paralizar la investigación antes de aquellas elecciones autonómicas.

Su paso por Falange

Su trayectoria política arrancó en Falange Española de las JONS, cuando en las elecciones autonómicas catalanas de 1995 decidió formar parte de la candidatura por Tarragona del partido fundado por José Antonio Primo de Rivera. Un año después, se presentó a las generales por Falange Española Auténtica en la lista por Barcelona. 

Más allá de su pasado en las listas de la formación fundada por Primo de Rivera, y de la insistencia de Federico Jiménez Losantos de etiquetarle como falangista, desde el entorno de Falange han tratado en los últimos meses de desvincularse de Buxadé insistiendo en que nunca estuvo en primera línea. “Se presentó de relleno”, explicó Jesús Muñoz, miembro de la formación y cabeza de lista de la candidatura al Ayuntamiento de Madrid de Falange Española de las JONS, en una tertulia en la que participaron varios militantes del partido. 

Posteriormente, dio el salto al PP, donde militó entre 2004 y 2014 y donde trabajó como asesor de la exdirigente catalana Monserrat Nebrera. Se afilió al partido tras los atentados del 11M y se dio de baja tras la consulta catalana del 9N. Un año después, se afilió a Vox, aunque su perfil no comenzó a ganar relevancia pública hasta que no encabezó la candidatura del partido de extrema derecha a las elecciones europeas de 2019. 

En Bruselas, no tardó mucho en hacerse con el control de la delegación de Vox en el Parlamento Europeo. Ha conseguido posicionarse también en el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, del que forma parte la extrema derecha española, el partido ultraderechista que actualmente gobierna Polonia, Ley y Justicia - PiS, y Fratelli d’Italia. En esta corriente internacional ultraconservadora (ECR Party), presidida por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, Buxadé ha logrado ocupar una de las vicepresidencias. 

Ascenso fulgurante en la dirección del partido

Su ascenso en la dirección del partido también ha sido fulgurante, llevándose por delante a algunos fundadores como Javier Ortega Smith, Espinosa de los Monteros o Víctor Sánchez del Real. Y queda por conocer cuál es el futuro de Rocío Monasterio, presidenta de Vox Madrid y mujer del ya exportavoz parlamentario. Una política que hasta ahora ha operado con cierta independencia en el partido. 

Actualmente, Buxadé ocupa la Vicepresidencia de Acción Política. Es, desde hace dos años, uno de los portavoces del partido, junto a Garriga, tras las reuniones del Comité de Acción Política, el equipo de trabajo que se reúne semanalmente para analizar los posicionamientos del partido. En la redacción del último programa electoral ha dejado huella, tal y como ha estudiado Bordel.

Su impronta antiglobalista se detecta comparando los medidas presentadas en las elecciones de hace cuatro años y las que han impulsado en esta última campaña. “Si miras el programa de 2019 no encuentras la palabra globalismo ninguna vez. Sin embargo, si revisas el del 23J aparece una veintena de veces”, indica el politólogo.  

Por su parte, López sostiene que la presencia de Buxadé en estas últimas campañas también ha influido al introducir en la agenda “medidas en contra de la Unión Europea”, con críticas a la lucha contra el cambio climático o al “modelo de integración de la inmigración”. Hace menos de dos meses, el vicepresidente de Vox era reconocido en público por su líder. Abascal celebraba los “éxitos” de uno de sus colaboradores más cercanos y que ha sido fundamental en la estrategia negociadora de la extrema derecha para cerrar sus acuerdos de gobiernos autonómicos con el PP. 

En un tuit, el presidente de Vox celebraba el trabajo de Buxadé al frente de la “dirección” de la campaña del 28M, donde su partido fue el que más creció, aseguraba Abascal. Mes y medio después, los miembros de la dirección evitan realizar balances al ser preguntados en los medios por los resultados del 23J. Ya no hay felicitaciones en público y su ascenso fulgurante ha abierto en el partido una crisis desconocida hasta ahora en la madrileña calle Bambú.

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