La llegada de Podemos y Ciudadanos complica el consenso sobre el formato de debates televisados
La realización de los debates televisados entre los candidatos a presidir el Gobierno era hasta ahora cosa de dos. Pero la irrupción de partidos como Podemos y Ciudadanos obliga a los partidos tradicionales a darles cabida en los careos con los que pretenden convencer a los ciudadanos de sus propuestas. La ampliación de caras susceptibles de gobernar o, al menos de ser decisivos en la formación del nuevo Ejecutivo, ha trastocado los planes de PP y PSOE. Tanto Pablo Iglesias como Albert Rivera exigen su derecho a medirse con Mariano Rajoy y Pedro Sánchez en igualdad de condiciones.
La idea no ha sentado bien en el PP, donde mantienen que la discusión debe centrarse principalmente entre el presidente del Gobierno actual y el líder del PSOE como cabeza de la oposición. “Debe ser entre los candidatos con posibilidades reales de ser presidentes”, mantienen en Génova. En el caso de avenirse a un debate ampliado también a los representantes de Podemos y Ciudadanos, los conservadores dudan de si enviar a Rajoy o bajar un escalón en cuanto a representación. De fondo, el miedo a enfrentar a su candidato con otros tres mucho más jóvenes y frescos que centrarán en él sus críticas.
El argumento oficial es que ni Albert Rivera ni Pablo Iglesias tienen escaño en el Congreso y desde el PP se mantiene que la representación parlamentaria es el criterio que debe imperar. Aun así, esta opinión no es unánime en Génova ya que hay dirigentes que entienden que esta postura podría ser contraproducente por dar la impresión de que Rajoy teme a los más jóvenes.
Desde Ferraz se niega que Sánchez tenga el mismo objetivo que Rajoy, esto es, medirse solo con uno. Los socialistas mantienen que hacerlo entre cuatro no les supone ningún problema y que una discusión múltiple podría celebrarse además de otra entre ellos dos. Fuentes de Ferraz plantean que los ciudadanos tienen derecho a escuchar “a todas las fuerzas y no tiene por qué ser todas a la vez”.
De esta forma, en el PSOE ven bien que los debates sean “entre dos, cuatro o los que haga falta” e incluso añaden que Sánchez se prestará a participar en un debate con Rivera e Iglesias. Con este planteamiento, los socialistas dejan claro que no temen un careo de Sánchez con el resto de contrincantes y que no ayudarán al PP en su estrategia. “Si Rajoy no quiere, tendrá que ser a tres”, concluyen. Para ampliar las discusiones el máximo posible, Ferraz ha enviado una carta a los comités de campaña de todos los partidos, con y sin representación en el Congreso, en la que comunican sus intenciones así como el compromiso de llevar en su programa electoral la creación de una comisión que regule los debates presidenciales.
En el partido de Pablo Iglesias, la intención es que pueda haber un debate entre los cuatro y que salga del formato tradicional de bloques temáticos cronometrados para ser más ágil y plural. Para ello, Iglesias ha remitido también una carta al presidente del Gobierno, al secretario general del PSOE y al presidente de Ciudadanos para solicitarlo formalmente. La única condición innegociable por parte de Iglesias es “permitir preguntas de la ciudadanía”.
Carolina Bescansa, responsable de los programas y análisis de la formación, insistió este martes en rueda de prensa que las cuestiones “no pueden ser pactadas previamente” para jugar así con el factor sorpresa. Según Bescansa, lo ideal es que los candidatos no pudieran tenerlas preparadas. El formato sería así más cercano a de programas como “Tengo una pregunta para usted”, donde José Luis Rodríguez Zapatero no supo acertar con el precio de un café o Rajoy se negó a decir cuánto cobraba a preguntas de una jubilada.