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PP y Ciudadanos evitan el choque con Vox: ven a sus simpatizantes como parte de su electorado

Vox llenó el domingo Vistalegre con la "España viva" de la "resistencia": "Desbordaremos las urnas"

Iñigo Aduriz / Carmen Moraga

El multitudinario acto que celebró el domingo en el Palacio de Vistalegre de Madrid ha situado a Vox en el centro de la guerra sin cuartel que PP y Ciudadanos libran por hacerse con el electorado más de derechas. Pablo Casado y Albert Rivera están convencidos de que esas 9.000 personas que asistieron al mitin de la formación ultraderechista pueden ser potenciales votantes de sus respectivos partidos en próximas citas electorales, porque consideran que comparten con ellos “ideas y principios”, como verbalizaba este lunes el líder de los populares. Por eso ambos líderes evitan el choque con la formación que preside Santiago Abascal –antiguo dirigente del PP vasco– y optan por tratarla con “respeto”.

Casado era de los dos el más explícito. “Tengo una excelente relación el fundador de Vox y solo puedo decir que aquellos militantes que acudieron al acto de ayer [por el domingo] tienen mi respeto y compartimos muchas ideas y muchos principios. Otros no”, explicaba en Barcelona, hasta donde se había desplazado para arropar al aún líder de los populares catalanes, Xavier García Albiol, en su despedida como presidente del partido en Catalunya.

El líder de los conservadores quiere dejar claro que todos los simpatizantes de Vox tienen su sitio en el PP. Casado hacía suyas las palabras de su mentor y expresidente del Gobierno José María Aznar, que este lunes volvía a reivindicar la “refundación” del centro derecha español, al considerarlo “dividido en tres” –en alusión a PP, Ciudadanos y Vox– tras los 14 años de Mariano Rajoy al frente de los populares.

Sin hablar directamente de una integración de Vox en el PP, Casado sí aboga por “concentrar y optimizar esfuerzos” para que su partido sea la “fuerza hegemónica” del centro-derecha, pueda conseguir una mayoría “suficiente” y echar a Pedro Sánchez del Palacio de la Moncloa. Aspira a “aglutinar todo lo que está a la derecha del PP”. “Aspiro a liderar el centro-derecha y cuando tengamos los resultados que necesitamos y sean buenos para España, entonces podremos hablar de la refundación del centro de derecha que evidentemente es necesaria”, apuntaba.

En busca del “voto útil”

La demostración de fuerza de Vox del domingo preocupa a dirigentes y cargos del PP, que en privado consideran que podría restarles votos y, por tanto, la posibilidad de gobernar ayuntamientos o comunidades autónomas a raíz del ciclo electoral que se abrirá en diciembre con los comicios en Andalucía. Temen, además, que la presencia mediática del partido ultraderechista crezca en las próximas semanas, especialmente en medios que busquen “dividir” a la derecha.

Fuentes de la dirección nacional restan sin embargo importancia a la formación que preside Santiago Abascal. Consideran que el crecimiento de esa “nueva derecha” –así denominaba Casado al partido ultraderechista en rueda de prensa– no es más que una “reacción” a la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez, “como cuando con Zapatero creció Intereconomía” y aseguran que la demostración de fuerza de Vistalegre “no se va a materializar a la hora de votar”, porque consideran que los simpatizantes de la derecha optarán por el “voto útil” que a su juicio representa el PP.

También tratar de quitar relevancia política al hecho de que en el acto del domingo se juntaran más de 9.000 personas. “El domingo el PP llenó un recinto de 3.000 personas en Albacete y solo había gente de la provincia. En muchos de nuestros actos hay 6.000 o 7.000 personas. En Vistalegre hubo personas llegadas de toda España”, apuntan. Y concluyen, además, que Vox no fue capaz de llenar la plaza de toros madrileña porque la organización “había tapado” parte de las gradas.

Centrados en sus propuestas

Mientras Casado no escondía sus afinidades ideológicas con Vox, Albert Rivera evitaba entrar a valorar tanto el éxito cosechado el domingo en Vistalegre por la formación ultraderechista como las propuestas que desgranó en el escenario su líder, Santiago Abascal. En el desayuno informativo de Europa Press que protagonizaba este lunes, el líder de Ciudadanos soslayó con habilidad todas las preguntas sobre el asunto. Algo incómodo, emplazó a esperar a que Sánchez convoque a “las urnas” para ver si realmente ese aparente éxito se traduce entonces en “votos reales”. En Ciudadanos creen que no.

Poco después, el número dos de Rivera, José Manuel Villegas, hacía lo mismo en la rueda de prensa que ofrecía en la sede del partido: echar balones fuera. El Comité Permanente de Ciudadanos había decidido en su reunión de este lunes –a la que no asistió Rivera dado que tras el desayuno emprendió viaje hacia Latinoamérica–, no hacer propaganda de ese “éxito” de Vox.

La consigna era zafarse de todas las preguntas sobre el tema sin ahondar en ninguna, y mucho menos en el posible daño político que puede hacerles la irrupción en el panorama político de un partido ultraconservador como Vox, que llega dispuesto a robar votos por la derecha de ese electorado aún indeciso ante tanta oferta.

Así que los dos dirigentes de Ciudadanos se esforzaron en minimizaron su impacto. Hasta el punto de que ni siquiera nombraron a Abascal, ni a Vox, ni aceptaron explícitamente situarlo en la “extrema derecha” cuando fueron preguntados por ello en sus comparecencias. “No nos dedicamos a etiquetar a nadie, son los españoles los que decidirán en las urnas”, afirmaba primero Rivera, y, después, Villegas.

Ante la insistencia de los periodistas, el número dos del partido se limitaban a señalar que “es legítimo que haya más ofertas electorales, pero restando de inmediato importancia al supuesto éxito de este partido en unas generales. ”La cuestión es qué es lo que votan los españoles“ y que es ”lo que necesitan en los próximos años“. ”Nosotros nos centramos en nuestras propuestas“, añadía.

Unas recetas “propias” que, “frente a los populistas o los partidos antieuropeístas”, los dirigentes naranjas no dudan en encuadrar en una ideología de “centro liberal progresista”, en alianza con partidos como el de Macron en Francia, o como la Plataforma que van a compartir con Manuel Valls para las municipales de Barcelona.

El precedente de UPyD

En Ciudadanos se esforzaban también en insistir en que no han hecho ningún “análisis” de ese posible daño electoral que pueda causarles Vox. Tienen encuestas, según reconocen, pero en ellas no se pregunta por ninguna sigla concreta ni se induce a los entrevistados a dar nombres de líderes políticos, sino por cuáles son sus preferencias electorales y cada persona contesta lo que le parece más conveniente.

Fuera ya de cámaras, fuentes de la dirección del partido afirmaban que “es lógico que si convocan un acto en Vistalegre, lo llenen. Ningún partido se arriesga a hacer un mitin en un recinto como ese si no tiene garantías de que va a ser un éxito”, señalaban. Sin embargo, el ejemplo queda desmontado porque la líder de UPyD, Rosa Díez, se atrevió a hacer lo mismo en abril de 2011, en plena campaña de las municipales y autonómicas, y la convocatoria no obtuvo todo el éxito deseado a pesar de que UPyD contaba por entonces con representación en el Congreso.

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