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Crónica

Sánchez enchufa al PSOE a una batalla ideológica contra el PP de “la guerra sucia” y en defensa de la convivencia y los derechos

El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante la clausura de la convención socialista. EFE/Cabalar

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Todo es cuestión de dónde se posa la mirada. Unos han visto a un PSOE enchufado sin fisuras al proyecto de Pedro Sánchez. Otros, un reforzamiento de la simbiosis entre Gobierno y partido como no se había visto nunca al configurar una nueva dirección federal copada por 10 ministros. Y alguno, simplemente una cita a mayor gloria del candidato del PSdG a las próximas elecciones gallegas. Lo que muy pocos comparten es que el cónclave haya actualizado el ideario del partido, salvo para asumir íntegramente en un documento de 90 páginas las políticas desplegadas por el Gobierno. Sin debate previo en las federaciones ni posibilidad de enmienda.

La convención política de los socialistas acabó en todo caso con una apuesta clara del presidente del Gobierno por dar la batalla ideológica contra el avance de una internacional ultraderechista en el mundo y contra el PP de “la guerra sucia” frente a un PSOE que dibujó como garante de la convivencia y los derechos. El secretario general de los socialistas se lanza así de lleno a un año cargado de citas electorales, para las que pidió una movilización como la del 23J, en especial para la campaña de los comicios gallegos que tendrá lugar el próximo 18 de febrero. 

“El sanchismo es que Feióo y Abascal no formen Gobierno, y aquí en Galicia a [Alfonso] Rueda le va a pasar lo mismo. Yo tengo buenas vibraciones”, afirmó para insuflar optimismo a los cuadros, entre quienes existe el convencimiento de que José Ramón Gómez Besteiro es probablemente el mejor candidato que han tenido los socialistas gallegos en los últimos tiempos. Cuestión distinta son las posibilidades reales que el PSdG tiene de arrebatar a la derecha la Xunta, donde el PP gobierna desde hace 15 años y ha estado en el poder 35 de los últimos 42. 

Sánchez explicó en todo caso las razones de sus buenas vibraciones: “Creo que la respuesta que ha dado el PP a la crisis de los pellets es el síntoma de algo más grave, del agotamiento del proyecto político del PP en Galicia, que está superado por la mala gestión, la soberbia y la mentira”. Así fue como llamó a los militantes a implicarse y pidió una movilización masiva de los gallegos. “Cuando hay baja participación, gobierna el PP, y cuando hay una participación masiva gobierna la izquierda. Así que a urnas llenas, cambio seguro”, arengó.

El presidente trató de enchufar al partido a una batalla ideológica contra la coalición ultraderechista que avanza en el mundo, pero también contra un PP que solo entiende la unidad de España desde la “guerra sucia” que desplegaron los gobiernos de Rajoy y con la ilegalización de partidos propuesta por los de Feijóo. “Solamente se puede gobernar este país si asumimos la pluralidad política y la diversidad territorial en torno a un proyecto común que es España”, defendió ante un plenario que ha cerrado filas este fin de semana con la ley de amnistía para los encausados del procés y los acuerdos del PSOE con el independentismo. 

Como no se une España, añadió “es con la guerra sucia de Rajoy, el 155 permanente de Abascal o el dislate de la ilegalización de partidos que propone Feijóo”, insistió en referencia explícita a la llamada Operación Catalunya con la que los gobiernos del PP habrían utilizado los aparatos del Estado para perseguir al independentismo de forma ilegal. Para Sánchez, que erigió al PSOE en garante de “la convivencia y los derechos”, el futuro de España no pasa por volver a 2017, sino en “achicar espacios a la confrontación territorial heredada de la anterior administración”, en referencia a los mandatos de Rajoy. Por eso pidió a Feijóo, que tras el acuerdo para reformar el artículo 49 de la Constitución alcanzado la semana pasada, rectifique su política de alianzas y rompa con Vox para abrirse a grandes acuerdos de país para una mayoría social.

“¿Por qué hay fuerzas políticas que votan en contra de revalorizar las pensiones, de rebajar la factura de la luz o de bonificar el transporte público a nuestros jóvenes? En España no tenemos una oposición, hay un galimatías y por eso yo le pido desde aquí a Feijóo que rectifique sus alianzas con Santiago Abascal y que se abra a grandes acuerdos de país. Nuestra mano está tendida”, ofrecía mientras mientras el líder del PP cerraba al mismo tiempo también en Galicia, concretamente en Ourense, la vigésimo sexta reunión interparlamentaria del partido y afirmaba que España vive el “mayor retroceso democrático desde la Transición”, en referencia a las cesiones al independentismo y las críticas de la vicepresidenta Teresa Ribera al juez García Castellón. 

Carta blanca a los cambios en la dirección

Miradas aparte, Sánchez aprovechó para que antes de la clausura de la convención política, el Comité Federal aprobase la composición de una nueva dirección con la que el secretario general refuerza la simbiosis entre Gobierno y partido al incluir hasta a 10 ministros en su Ejecutiva. El presidente no explicó en su intervención los motivos de los cambios ni agradeció tampoco el trabajo de los salientes. En el PSOE, para eso y para todo, hace mucho tiempo que tiene carta blanca. Nadie rechista haga lo que haga. Ni siquiera por el regreso de un Francisco Salazar al que hace dos años sacó del organigrama de La Moncloa y de la dirección y, pese a las reticencias de los equipos monclovitas y de Ferraz, le recuperó para el Gobierno hace un tiempo y ahora lo hace para la Ejecutiva. Será cuestión de tiempo, auguran quienes bien le conocen, que vuelva “a provocar los incendios y el malestar” que antaño generó entre los equipos de uno y otro sitio. 

El Comité Federal confirmó los cambios de la Ejecutiva y la incorporación de cinco nuevos ministros, lo que eleva el número de miembros del Gobierno en la dirección hasta 10: María  Jesús Montero, Ana Redondo, Félix Bolaños, Diana Morant, Isabel Rodríguez, Pilar Alegría y Óscar Puente. También se incorpora Teresa Ribera, Elma Saiz y Jordi Hereu que sustituye a Miquel Iceta. Salen también Beatriz Carrillo, Andrea Fernández, María Márquez y Mayte Pérez. Dentro o fuera, quienes conocen bien este partido saben que cuando gobierna, la organización queda absolutamente desdibujada, con un papel secundario y prácticamente de asistente de lo que dicte el Ejecutivo, pese a que tiene interiorizado que en este mandato, y ante las próximas tres citas electorales (Galicia, Euskadi y Europa) tendrá que dar las batalla de las ideas. Para eso ha sido creado también el  think tank Avanza, un laboratorio al estilo de la FAES del PP que sustituirá a la Fundación Pablo Iglesias, más dedicada ya a los asuntos de memoria democrática. 

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