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Crónica

Sánchez se enfrenta a una campaña imposible y prepara ya un cambio de estrategia para las municipales de 2023

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el candidato socialista a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas en un mitin de campaña.

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A Susana Díaz le gustaba decir que Andalucía era el pulmón del PSOE en toda España. Y no solo por los votos que esta Comunidad ha aportado históricamente a todas las victorias nacionales de los socialistas, tanto en número de diputados como en porcentaje de voto. Esta Comunidad tiene un componente psicológico en el estado de ánimo de una organización que pasa con demasiada frecuencia de la euforia a la depresión sin apenas tránsito. Por eso el 19J no son unas elecciones cualquiera para un partido que fue el más votado en 10 de las 11 elecciones autonómicas celebradas, y en cinco de ellas con mayoría absoluta. Son el pistoletazo de salida de un nuevo ciclo electoral que seguirá con las municipales y autonómicas de mayo de 2023 y después, con las generales. Y son el prólogo, quizá, de un nuevo mapa político para el que los partidos diseñan ya sus nuevas estrategias. La de Sánchez tiene ya la vista puesta en las municipales y autonómicas de 2023 y pasa por multiplicar la presencia en los territorios para explicar la acción del Gobierno.

Que los datos, de momento para el 19J, no invitan al optimismo en el PSOE es un hecho tan irrefutable como que las campañas electorales no hacen milagros y como que el abatimiento en los cuadros socialistas es indisimulable. Razones no les faltan, a tenor de las cifras que esta semana ha arrojado el CIS y que coinciden, en esta ocasión, con las de otros sondeos públicos y privados. Las que siguen son tan inquietantes para los intereses del universo socialista como las de la intención de voto, que sitúan al PP diez puntos por encima:

  • A Juan Manuel Moreno Bonilla le conoce el 96,6% de los andaluces. A Juan Espadas, el 67,5%. 
  • El candidato del PP obtiene un 6,28 de valoración mientras que el del PSOE no llega al aprobado, con un 4,88. 
  • El 44% de los encuestados prefiere a Moreno como presidente de la Junta –un porcentaje que alcanza el 83% entre los votantes de su partido– mientras que solo el 13,4% de los andaluces opta por Espadas. El 22% de los votantes del PSOE-A prefieren además como presidente al actual inquilino de la Junta de Andalucía.
  • La gestión de Moreno Bonilla es valorada con un 6,10 sobre 10. Los votantes del PP le califican con un 7,8. Los de VOX, con un 7. Y los del PSOE, un 5,08.

La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas desvela además que, para los andaluces, el PP es el partido que mejor defiende los intereses de la región, el que mejor representa sus ideas, el que inspira más confianza, el que mejor líder presenta a estas elecciones y el más capacitado para gobernar.

En voto directo, ya hay un 31,5% de los andaluces que dicen que votarán al PP, mientras que solo un 16% confiesa que lo hará por la opción socialista. Los populares, con una tasa de fidelidad del 74,2%, reciben un 10% de votos del PSOE, un 49,2% de Ciudadanos, un 27% de Vox y un 31,8% de los jóvenes que no tenían edad para votar en las elecciones anteriores. Los socialistas, con una tasa de fidelidad de tan solo un 55%, tienen, no obstante, un grado de indecisión del 22%.

Con esta radiografía, Sánchez se enfrenta a una campaña imposible en la que el Gobierno ha decidido salir al auxilio de un Juan Espadas desconocido casi para la mitad de los andaluces y que heredó de Susana Díaz un partido sin apenas latido después de haber perdido la Junta tras 37 años de gobierno y haberse sacado las entrañas en sus luchas intestinas. El presidente tiene previsto participar en tres actos centrales de campaña en Almería, Málaga y Jerez, pero hasta 12 ministros se desplegarán por toda la región en los próximos quince días.

Reyes Maroto (Industria, Comercio y Turismo), Diana Morant (Ciencia e Innovación), Fernando Grande-Marlaska (Interior), Teresa Ribera (vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica) estarán en Granada, Córdoba, Cádiz y Almería respectivamente. Luis Planas (Agricultura, Pesca y Alimentación), María Jesús Montero (Hacienda y Función Pública) y Pilar Alegría (Educación y Formación Profesional) han sido los más solicitados por las agrupaciones andaluzas, de tal forma que tienen previstas media docena de presencias en actos centrales de la campaña. 

El titular de Agricultura está previsto que participe en seis actos, mientras que la de Hacienda y la de Educación lo harán en cinco ocasiones y la de Transportes, Raquel Sánchez, en tres. Félix Bolaños (Presidencia), Carolina Darias (Sanidad), Miquel Iceta (Cultura) e Isabel Rodríguez (Portavoz y Política Territorial) tienen agendadas dos participaciones. El domingo 12 Juan Espadas estará también arropado en el acto central de la jornada, en Córdoba, por todos los presidentes autonómicos del PSOE.

El socialismo cuenta con vencer a las encuestas, no para una victoria imposible, sino para movilizar a los indecisos y que el resultado de PP y Vox esté tan igualado que les aboque a una coalición que lastre el camino de Feijóo a La Moncloa. Dicho de otro modo: que Moreno no sume más que toda la izquierda junta. Aspiran a que, ya metidos en campaña, una gran parte de esos 500.000 andaluces indecisos que detectan los sondeos salgan a votar, lo hagan por la izquierda y el resultado final se acerque más al escenario que arrojaron las urnas en Andalucía en las últimas generales, cuando la diferencia entre PP y Vox fue de menos de un punto, Ciudadanos cayó en picado y el PSOE creció respecto a las andaluzas de 2018.

Lo que finalmente ocurra y las consecuencias que el resultado tenga para las expectativas electorales del PSOE a nivel nacional no se sabrá hasta pasado el domingo 19, pero de lo que nadie duda ya es de que, con un resultado adverso, la derecha dará por inaugurado un cambio de ciclo en la política española que lleve a Feijóo a La Moncloa y la izquierda tratará de espantar el fantasma del adelanto electoral. Para ello tendrá que acertar con la gestión de una más que posible derrota y leer muy bien los cualitativos que tanto gustan en La Moncloa. Eso, claro, en el caso de que sus socios de coalición no estuvieran ya preparando el relato para una posible ruptura, como se escucha por algunos ministerios. A saber. La política siempre fue de caminos insondables.

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