Adiós a Pascual González, el padre del boom que vivieron las sevillanas

El compositor, cantautor, escritor y poeta Pascual González, miembro fundador de Cantores de Híspalis, ha fallecido este domingo en Sevilla a los 71 años tras varias semanas ingresado en un hospital. La capilla ardiente del popular artista, que a mediados de los 80 revolucionó con su grupo el mundo de las sevillanas y fue responsable directo del boom que vivió durante años el género, se ha instalado en la sede del Ayuntamiento hispalense. Precisamente el alcalde sevillano, Antonio Muñoz, y el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, han sido algunas de las muchas voces de todos los ámbitos que han expresado su pesar por el adiós a un autor tremendamente querido en la ciudad y reconocido en toda Andalucía.

González había superado en 2018 un durísimo cáncer de laringe que le dejó muy mermada la voz, y su salud volvió a resentirse alguna que otra vez, pero siempre regresaba para embarcarse en nuevas giras con Cantores de Híspalis. El pasado 1 de febrero la formación anunciaba que cancelaba su gira Cristo, pasión y esperanza 2022 “por motivo de salud de uno de los componentes del grupo”, sin profundizar en el delicado estado de salud del artista. El primer concierto estaba previsto para el 26 de marzo en la localidad jiennense de Linares.

Nacido en Sevilla en 1950, con un talante arrollador y de gran verborrea, fue un personaje rayano en la bohemia que tuvo épocas incluso de estrecheces económicas y que llegó a afincarse en Dinamarca. Con un millar de obras de todo género, su trayectoria artística ha estado muy vinculada a las sevillanas y al mundo cofrade, que mezclaba constantemente en sus espectáculos, aunque también compuso temas para Massiel, Paloma San Basilio o el Dúo Dinámico.

Fundación en plena Transición

Pascual González se unió en la segunda mitad de los 70 a un grupo ya existente rayano en la canción protesta, pero su incorporación fue el punto de partida de unos Cantores de Híspalis que nacían en la efervescencia de la Transición. En 1978 el grupo publicó su primer disco, Cosas de mi tierra, convirtiéndose en pocos años en la formación de referencia del mundo de las sevillanas, a las que introdujeron en otra dimensión con sus orquestaciones, innovadores arreglos musicales y aparatosas escenografías.

Cantores de Híspalis, del que Pascual González era el alma, lograron así que las sevillanas se pusieran de moda en buena parte de España y que se pincharan hasta en las discotecas. Lo cierto es que renovaron el género desde el más absoluto respeto a la tradición, dejando un catálogo de piezas que forman parte del patrimonio sonoro popular de Sevilla. 

Fue una época de ventas millonarias, de discos de oro y platino y del reconocimiento incluso de la Sociedad Fonográfica Europea, que en 1988 le otorgó en Düsseldorf el premio a la mejor producción europea. Llegaron incluso a grabar con la Royal Philharmonic Orchestra de Londres.

Disolución y de nuevo juntos

El grupo se disolvió a mediados de los noventa y durante unos años Pascual González se embarcó en actuaciones en solitario, pero en el año 2000 volvieron a unirse con el nombre que han mantenido hasta la fecha: Pascual González y Cantores de Híspalis. En los últimos años se especializaron en espectáculos muy centrados en el mundo cofrade que mezclaban las sevillanas con otros géneros e incluso incorporaban bandas de cornetas y tambores sobre el escenario.

La noticia de su fallecimiento la avanzó en Twitter el exalcalde de Sevilla Antonio Zoido, y desde entonces se sucedieron las muestras de condolencia, a las que se sumaron el actual regidor y destacadas personalidades como el presidente y el vicepresidente de la Junta, la consejera de Cultura o el presidente de la Diputación sevillana.

Eterno aspirante a dar el pregón de Semana Santa de Sevilla, una espina que le quedó clavada, con Cantores de Híspalis compuso en sus años de mayor esplendor de mediados de los 80 el que himno oficial del Betis durante un tiempo. Como homenaje, este domingo el equipo verdiblanco saltó al Benito Villamarín con los sones de un artista que se fue con la dicha de que su ciudad le pusiera hace pocos años su nombre a una calle en La Calzada, el barrio en el que nació.