La mina de Aznalcóllar logra todos los permisos y empezará a producir en 2028, justo a los 30 años del vertido tóxico

Jorge Paradela y su equipo junto al alcalde de Aznalcóllar en la fachada del ayuntamiento.

Antonio Morente

Sevilla —
30 de mayo de 2025 14:28 h

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La mina del municipio sevillano de Aznalcóllar ya tiene todos los permisos para reabrir, por lo que empezará este mismo verano los trabajos previos para así poder iniciar la extracción de mineral en 2028. Minera Los Frailes cuenta así con la aprobación definitiva del proyecto de explotación, que llega en plena oposición ecologista 27 años después del desastre ambiental (1998), 23 años después del cierre del complejo minero (2002) y cuando han pasado 12 años desde que el Gobierno andaluz volvió a autorizar la actividad minera. La producción se reactivará en 2028, a los 30 años del vertido tóxico.

El consejero andaluz de Industria, Energía y Minas, Jorge Paradela, ha sido el encargado de hacer el anuncio, en el marco de una visita a Aznalcóllar en la que ha comunicado oficialmente al alcalde, Juan José Fernández (IU), que su departamento ha autorizado el nuevo proyecto de explotación y el plan de restauración de la mina de Los Frailes. De la gestión se encarga la alianza empresarial promovida por Grupo México y la andaluza Minorbis, y la autorización llega justo cuando se está en pleno juicio por esta adjudicación.

Esta autorización, según la consejería, supone “el último trámite” de la administración autonómica para dar vía libre al inicio de los trabajos de construcción de una nueva mina. El proyecto cuenta con una inversión cercana a los 500 millones de euros y la previsión de generar 1.200 empleos directos e indirectos, así como 800 inducidos. La vida estimada es de al menos 20 años, los tres primeros para los trabajos previos, por lo que su horizonte mínimo se sitúa en 2045.

Los plazos del proyecto

La empresa ya ha anunciado que la actividad comenzará a principios de verano con la construcción de la nueva estación de tratamiento de agua, preadjudicada a Aqualia Industrial, con una inversión de 50 millones de euros. En la primera mitad de 2026 se activará una inversión de 150 millones de euros para la construcción de la planta de proceso, las labores subterráneas y otras infraestructuras asociadas al inicio de las operaciones.

El objetivo es completar el 100% de la inversión en 2027 para procesar en 2028 las primeras toneladas de mineral. Los Frailes será una mina de zinc, cobre y plomo con un sistema de explotación subterránea y sin balsa de residuos, a diferencia del proyecto anterior que gestionaba Boliden Apirsa.

Corta Los Frailes en Aznalcóllar, en la que la empresa tiene que extraer el agua.

La planta de tratamiento tendrá capacidad para procesar 2,7 millones de toneladas de minerales cada año. El objetivo es obtener 170.000 toneladas de concentrado de zinc, 55.000 toneladas de plomo y 13.000 toneladas de cobre anualmente.

Reutilización de los residuos

El consejero Paradela ha defendido que el proyecto “no es una reapertura sino un proyecto totalmente nuevo”, que contempla una mina subterránea y sin balsas de residuos. De hecho, utilizará una práctica que –ha subrayado– “está reconocida como la mejor técnica disponible por la Unión Europea”.

La empresa explica en este sentido que los estériles serán tratados en una planta para convertirlos en pasta cementada con propiedades estructurales, que se utilizará para rellenar las cámaras de la mina, la propia corta de Aznalcóllar y una escombrera. La mayoría de esos lodos y estériles, una vez convertidos en pasta, serán reintroducidos en los huecos mineros.

Minera Los Frailes gestiona desde 2015 los antiguos pasivos mineros, sobre todo dos cortas a cielo abierto, Los Frailes y Aznalcóllar. Esta acumula 14 millones de metros cúbicos de agua de contacto con metales y está rodeada por escombreras abandonadas en 2002. La compañía salcula que en torno al 20% de la inversión global se destinará a un plan de restauración integral de la antigua concesión minera, que dará continuidad al Corredor Verde del Guadiamar.

La cuestión del agua

El proyecto incluye la depuración total de ese agua de las antiguas explotaciones, para lo que se construirá una planta de tratamiento desde la que se verterá al Guadalquivir, a lo que se une el sellado total de la corta de Aznalcóllar con material impermeable para evitar la contaminación con el contacto de los antiguos pasivos mineros. Junto a ello, se habilitará una red de infraestructuras que almacena el agua en una nueva balsa en caso de que haya precipitaciones extraordinarias.

Por lo que hace referencia a las futuras extracciones, Paradela ha incidido en que la huella hídrica del proyecto es “reducida, ya que más del 80% del agua que se utilice para el tratamiento del mineral se va a recircular en el propio proceso”. Estas garantías no evitan los recelos de los grupos ecologistas, que se oponen frontalmente a una actuación socialmente muy reivindicada en la comarca por su impacto económico.

Las organizaciones ecologistas inciden en que la actuación planteada supone “verter un total de 85.520 millones de litros de aguas contaminadas con metales pesados, durante 18 años y medio, frente al estadio de la Cartuja”, con destino al estuario del Guadalquivir. También aseguran que tendrá efectos en un entorno declarado como Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000, extremo que niegan a su vez la administración andaluza y las empresas promotoras del proyecto, que incide en las autorizaciones ambientales y en que cuenta con mecanismos de control que garantizan el cumplimiento de la normativa.

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