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ENTREVISTA | Julia del Amo, directora del Plan Nacional contra el Sida

“El sida se ha convertido en una enfermedad crónica como la diabetes”

Julia del Amo, Profesora de Investigación del Centro Nacional de Epidemiología (ISCIII)

Ángel Villascusa

Julia del Amo es la directora del Plan Nacional contra el Sida. Hasta tomar posesión el pasado octubre había sido investigadora y profesora de investigación en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. Del Amo ha sido coordinadora principal de 15 proyectos de investigación y tiene más de 25 años de experiencia en el VIH. La investigadora se hace con las riendas de la estrategia nacional contra el Sida del Ministerio de Sanidad en un momento en el que han aumentado las infecciones de transmisión sexual. Entre los retos que tiene por delante, tratar de reducir el número de infecciones nuevas por VIH y el tratamiento y seguimiento de las personas que ya están infectadas.

Los últimos datos publicados en España muestran que se ha pasado de 700 casos diagnosticados de sífilis en el año 2000 a 3.357 en el año 2016; en el caso de la gonorrea, de 1045 a 6.456 en el año 2016. ¿Qué está pasando?

Por un lado lo que hemos visto es que ha habido un cambio importante en las conductas de la población, sobre todo en las grandes ciudades, donde hay personas con múltiples parejas sexuales. Esto nos indica que hay una potencial mejora en el área de la sensibilización y prevención y eso es algo que nos incumbe a todos. La gente debe ser consciente y responsable de su sexualidad, pero nosotros, los sanitarios, tenemos que tomar conciencia también de nuestra responsabilidad compartida. Todos, tanto los usuarios de los preservativos como los sanitarios que los recomiendan, debemos trabajar para que la gente los utilice. El aumento de estas cifras responde también, a que diagnosticamos mejor y registramos mejor las infecciones, y eso es muy positivo.

¿Qué se está haciendo para frenar el aumento?

La mejor estrategia para prevenir nuevas infecciones son los llamados estudios de contacto. Es decir, a una persona que ha tenido una infección de transmisión sexual se le pregunta por sus contactos sexuales recientes y estos son llamados a consulta. Intervenimos sobre esos contactos y, si tienen la infección, son tratados. Así se consiguen frenar la cadenas de trasmisión. Es un método clásico para el control de enfermedades infecciosas, tanto las bacterianas como el VIH. En España se está llevando a cabo, sobre todo, en los centros especializados en enfermedades de transmisión sexual, aunque creo que insuficientemente. Es un área que claramente debemos potenciar en 2019, porque nos va a ayudar a encontrar posibles infectados nuevos. Tenemos que potenciarlo porque si se estuviese haciendo estupendamente no estaría aumentando el numero de contagios hasta estos niveles.

¿Cree que hay una relajación en el uso de métodos barrera como el preservativo?

A mí la palabra relajación no me gusta, porque parece que pone la responsabilidad en el relajado, cuando esto, como digo, es una responsabilidad de todos, también de las administraciones públicas y de los medios de comunicación. Pero sí, la sensibilización es clave y hay que iniciarla en edades tempranas. Esa es una de las iniciativas que se han tomado desde la Dirección General de Salud pública: impulsar una nueva estrategia nacional sexual y reproductiva, porque es esencial informar a la población de los riesgos.

En España la tasa de nuevos diagnósticos de VIH se sitúa por encima de la UE. ¿Cómo se explica?

En los últimos años ha aumentado el número de infectados por VIH, sobre todo entre hombres que tienen sexo con hombres, pero no podemos decir que esté aumentando la tasa como tal, porque, aunque la proporción es mayor, esta se mantiene. Esta tendencia que tenemos en España es similar a la de otros países de nuestro entorno, aunque no sirve de excusa.

¿Significa que se ha perdido el miedo al sida?

Evidentemente la infección por VIH no es lo que era a finales de los años ochenta, principios de los años noventa en España, cuando la gente se moría de forma dramática. Ahora, si una persona es diagnosticada en una etapa temprana de la infección, puede tener una esperanza de vida casi igual a la del resto de la población. Esto, lógicamente, hace que se haya perdido el miedo a morirse de sida, porque afortunadamente en España tenemos buenos tratamientos y buenos profesionales al mando. Pero, como digo, es una responsabilidad colectiva, no podemos culpabilizar solo a la población. Nuestro objetivo debe ser, por un lado, evitar estas cadenas de infección y, por otro, concienciar a la ciudadanía.

¿Cuántas personas puede haber infectadas por VIH sin saberlo en España?

Calculamos que el 18% de los infectados no lo saben. Por eso hay que hacer hincapié en la importancia de hacerse pruebas, especialmente si hay síntomas o se tienen relaciones sexuales de riesgo. Si se detecta a tiempo, y con un tratamiento antiretroviral tomado de de forma regular, los niveles de carga viral en sangre y en fluidos genitales se pueden mantener tan bajos que estas personas no van a transmitir el virus por contacto sexual a terceros.

En todo caso, va a seguir habiendo personas infectadas que pueden tener el virus durante gran parte de su vida. Esto es un cambio importante.

Nuestro sistema está incorporando ya esta enfermedad desde la perspectiva crónica. Se utiliza mucho la comparación con la diabetes y es un buen equivalente, porque si se hace un seguimiento correcto, los pacientes pueden llevar una vida prácticamente normal. ¿Este seguimiento qué significa? Que de manera rutinaria estas personas van a tener que visitar a su médico de familia, al cardiólogo, van a tener que prevenir la aparición de tumores, etc. Este planteamiento hacia la cronicidad de la enfermedad es algo en lo que las sociedades científicas estamos reflexionando. Por eso, uno de nuestros objetivos prioritarios para 2019 es trabajar en lo relativo a la cronicidad, porque es un fenómeno emergente en España. Más que un problema es un reto. Es, algo así, como la maravillosa consecuencia de que la gente no se muera. Así que, aunque tengamos que adaptar los sistemas, es muy buena noticia.  

La PrEP, o profilaxis pre exposición, es un método que ya se utiliza en otros países para evitar el contagio en personas sanas. En España se puede adquirir pero todavía no se administra por la sanidad pública. ¿Cuándo cree que estará disponible?

La profilaxis preexposición es una herramienta más junto al preservativo para evitar el contagio. Es necesario introducirla, pero hay que ir paso a paso. Está aprobada por diferentes organismos internacionales y también por la Agencia Española del Medicamento, pero tiene que estudiarse bien cómo implementarla. Estamos trabajando con las Comunidades y hay un grupo de trabajo en marcha, pero, por desgracia, no tenemos una fecha. Esperamos que sea pronto.

Ahora se puede adquirir pero el precio es elevado. ¿Va a revisarse también?

Sí, el tema del precio tiene que ser revisado, porque el actual está indicado para el tratamiento de la enfermedad, no para la prevención. Además se tiene que ver la utilización de los fármacos genéricos, que son más baratos. Lo que queremos es implementarlo con todas las garantías y con el menor coste posible.

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