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COVID-19
La variante británica ya predomina en ocho comunidades, aunque difieren las estrategias para frenarla

Sanitaria realizando una PCR. EFE/ Juan Carlos Torrejón/Archivo

Mónica Zas Marcos

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Ocho de las diecisiete comunidades autónomas presentan una mayoría de casos asociados a la variante B.1.1.7, más conocida como cepa británica. En tres meses, España ha pasado de registrar 17 genomas de la mutación del SARS-CoV-2 a notificar que predomina hasta en el 80% de los contagios de COVID de algunas provincias. “La cepa que más circule será la que tenga una mayor ventaja evolutiva, y es muy probable que en marzo ocupe la mayor parte del nicho ecológico”, adelantó en enero el director del Centro de Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Esa predicción se ha cumplido y abre nuevos interrogantes sobre el papel de las variantes en un descenso de la curva que se empieza a estancar

Aunque Simón dijo este lunes que aún es pronto para atribuir el frenazo en la bajada de los contagios a la variante británica, un día más tarde el Ministerio de Sanidad la señalaba como razón para ampliar el cierre de las comunidades después de Semana Santa. La propuesta de Sanidad, que consiguió ser acordada con las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial, indica que deben tenerse en cuenta los linajes “con mayor capacidad de transmisión” y otros que podrían “incidir sobre la capacidad de respuesta inmunitaria”.

Varios estudios han comprobado que la mutación británica del virus es más contagiosa. Uno realizado en Reino Unido con 150.000 muestras de personas infectadas situó la horquilla de mayor transmisibilidad entre un 43% y un 90%, mientras que hay otros que señalan que es también más virulenta e incluso más letal. Todo esto se recoge en el último documento con información sobre las variantes que emite semanalmente el Ministerio de Sanidad y donde se comunica que siete comunidades presentan ya más del 50% de sus casos de la mutación B.1.1.7 (la octava, Extremadura, no aparece en el informe sino en los datos de su Consejería). Lo que parece no afectar en ningún caso es a la efectividad de las vacunas. 

Las autonomías donde más predomina son Cantabria (76,5%), Catalunya (76,1%), Baleares (65,5%) y Asturias (64,3), según Sanidad, y Extremadura, según sus propios datos (64%). Después están Galicia (53,3%), Navarra (52,5%) y Andalucía (51,1%). El texto avisa de que la disparidad regional se debe a la distinta capacidad de secuenciación de cada una de ellas, que solo desde finales de enero forma parte del plan de vigilancia del Gobierno contra la COVID-19. “Es un objetivo factible, pero no inmediato”, admitió Fernando González Candela, investigador de la Fundación Fisabio y uno de los principales encargados en secuenciación genómica de nuestro país

Candela forma parte del panel de expertos de Sanidad que redacta el documento semanal y que lucha por llegar al objetivo de la Unión Europea de secuenciar el 5% de los contagios, algo que solo se pueden permitir algunos países como Reino Unido y Dinamarca, líderes en el campo. A finales de 2020 España estaba entre los mejores de Europa, pero se ha quedado rezagada. La meta nacional es secuenciar entre el 1 y el 2% de los casos. “Hay que comprar equipos, establecer procedimientos y formar al personal”, justificó el experto en un entrevista con “Es una labor muy especializada que lleva su tiempo y la implantación va a ser irregular”. De ahí que sea difícil comparar entre autonomías. De hecho, en el informe faltan datos de Canarias, Ceuta y Extremadura.  

Diferencia de criterios: de Andalucía a Madrid

También hay disparidad a la hora de observar qué medidas está tomando cada comunidad para atajar la expansión de la variante británica. Andalucía, a pesar de ser la que presenta un porcentaje más bajo en el documento de Sanidad, ha informado este martes de que llega al 60% de los casos y que eso ha enfriado la posibilidad de permitir el movimientos entre provincias en Semana Santa. En Almería, el porcentaje asciende al 93%, seguida de Cádiz y Granada, que rebasan el 75% de los contagios confirmados. No es el único factor, según su consejero de Salud, pero sí es “preocupante”. 

Asturias, que según sus propios datos informa de que la variante británica corresponde al 80% o 90% de los casos, también está cautelosa. Su responsable sanitario ha señalado también que “no estamos para plantear desescaladas ni flexibilización de medidas restrictivas” y ha pedido “cierres perimetrales provinciales”. Y es que, según señalan los expertos, no hay una receta mágica para frenar a las variantes más que mantener las mismas precauciones que con el virus que conocíamos hasta ahora. “No cometeremos en Semana Santa los mismos errores que en la Navidad. Ni abriremos el cierre perimetral ni permitiremos visitantes”, ha tuiteado este martes Adrián Barbón, presidente asturiano. 

Cantabria relajó algunas restricciones la semana pasada relativas a aforos en cultura, deporte y ocio, aunque la más reseñable, y que llevaba siendo objeto de reivindicación por parte de la hostelería desde hace cuatro meses, fue la apertura del interior de los establecimientos. Pero “hemos tenido precaución estableciendo un nivel de alerta 2 plus”, explica el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, quien confirma que la comunidad está por encima del 70% de la variante británica. Como no disponen de un laboratorio para poder secuenciar las diferentes variantes de COVID-19, seleccionan un 10% de las muestras positivas de forma aleatoria y les hacen la PCR Thermo Fisher. Las que resultan positivas en esa prueba se envían a secuenciar a Madrid o Valencia para ratificar que se trata de un caso de la variante británica.

Esa limitación en las pruebas da lugar a variadas interpretaciones. “Con solo 90 casos secuenciados no se puede hablar de prevalencia. Otra cosa son los estudios que se hacen con muestras aleatorias y que dan la orientación de que la británica es ya la cepa dominante”, defendieron desde la Consellería de Sanidade de Galicia hace una semana para aplazar las decisiones sobre los cierres de Semana Santa hasta finales de marzo a pesar de que la variante británica afecta ya a todas sus áreas sanitarias en un porcentaje muy alto.

Tampoco Catalunya se plantea perimetrar las áreas con mayor incidencia de este linaje. Este jueves, la Generalitat ha anunciado que levantará el confinamiento comarcal a partir del próximo lunes, aunque solo para desplazamientos con personas de la burbuja de convivencia.También se volverá a permitir la apertura de comercios de hasta 800 m2 de superficie durante los fines de semana.

El investigador de la variante en el Hospital Germans Trias i Pujol, de Badalona, Roger Paredes, considera que “desescalar más de la cuenta en Semana Santa es peligroso”. Reconoce que, en su comunidad, los casos están disminuyendo a pesar de la presencia de la variante británica, “pero estamos en un equilibrio inestable”. “Si mantenemos las medidas de distanciamiento, quizá aguantemos, pero si se descontrolan de nuevo los casos, la transmisión será un 50% más contagiosa”, dice apelando a sus investigaciones. 

Aunque no aparece entre las más preocupantes de la lista, Antonio Zapatero, el viceconsejero de Sanidad de Madrid, admitió el viernes pasado que “la variante británica ha ido creciendo de forma llamativa desde que empezamos con los cuatro casos que comunicamos el 26 de diciembre”. En algunas zonas de la Comunidad “se puede decir que es la variante dominante”, comunicó el portavoz. A pesar de todo, Madrid insiste en no endurecer las medidas de seguridad ni las restricciones. Se ha opuesto al confinamiento perimetral autonómico y al toque de queda general que se acordó en el Consejo Interterritorial, y tras él ha anunciado que no cumplirá con el cierre a pesar de que las actuaciones coordinadas del Sistema Nacional de Salud son de obligado cumplimiento.

La variante británica no es la única mutación preocupante, aunque sí la más extendida. En nuestro país se han detectado hasta el momento 54 casos de la sudafricana y 17 casos de la brasileña. La primera destaca porque es “probablemente más transmisible y con posibilidad de escape a la inmunidad”, mientras que la segunda se está estudiando para determinar su transmisibilidad y virulencia. 

Roger Paredes considera de vital importancia para ello la apuesta por la secuenciación genómica. “Es imprescindible montar un sistema de vigilancia que sea representativo de la epidemia en todas las comunidades”, defiende. “Se tiene que invertir mucho más y generar una red que no esté basada en el voluntarismo, sino en financiación y en recursos”. Y aun así, “va a ser como mirar a las estrellas”, dice en referencia al decalaje que muestran los datos genómicos respecto a la realidad, de aproximadamente dos semanas de retraso.

Información realizada con la colaboración de Rubén Alonso, desde la delegación de Cantabria, y Beatriz Muñoz, desde la de Galicia.

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