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La España de los balcones: el confinamiento nos asoma a la vida en común

Albert Gestoso interpreta el piano desde su balcón. Posteriormente se le sumaría otra persona con el saxofón.

Felipe G. Gil

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Hay tantos balcones como tipos de personas: los que guardan trastos polvorientos que no se sabe ni para qué son, los que cuidan con esmero un pequeño y colorido jardín, los tendederos son legión, los que improvisan una zona de lectura o de merienda, los que guardan las bicis, los que enseñan banderas de España o los que enseñan delantales feministas. También hay todo tipo de vistas: los que dan al vecino cachas de enfrente, los que dan a un parque desde donde oir la banda sonora infantil o los que dan a un patio desde donde cuchichear las miserias ajenas.

Muchos de ellos vivieron el sábado un momento emocionante. Se convirtieron en el lugar donde a las 10 de la noche la ciudadanía se convocó para agradecer el esfuerzo del personal sanitario.

Hacer colisionar una mano contra empezó siendo un agradecimiento al personal sanitario pero sin darnos cuenta nos vimos en una especie de exorcismo colectivo para combatir la ansiedad que genera el confinamiento y la situación de desasosiego que generan la orden de permanecer en casa y la crisis del Coronavirus en general.

De repente los balcones se convierten en otra cosa. En una excusa para reconocer al otro en su situación, primero. Y acto seguido, en un espacio de diversión para conectar con nuestros paradójicamente desconocidos vecinos. Los primeros vídeos que se viralizaron fueron de una comunidad de vecinos del Aljarafe, en Sevilla. Una clase de fitness.

Hasta el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se conmovió con la escena y decía en Twitter: “Estoy muy impresionado e inspirado por los ejemplos de generosidad y compasión que está mostrando la gente por todo el mundo. Con este ejemplo, podemos vencer al coronavirus!”. Así, conforme han ido pasando los días, los balcones se han transformado en herramientas para generar cohesión social y celebrar la vida en común.

Además del deporte, una de las herramientas más recurrentes está siendo el juego. Un Veo-Veo con cientos de metros de distancia y varios bloques involucrados, unas vecinas que juegan con sus vecinos de enfrente a las películas, Hola Don Pepito-Hola Don José a grito pelado o un Bingo son algunos de los ejemplos que hemos podido vivir estos días y que se han movido por redes sociales.

Javier Laporta y Susana Gómez, dos de los vecinos que aparecen dinamizando el Bingo dejaban clara la intención: “Nos llegó a través de WhatsApp y decidimos hacerlo. Lo más bonito de todo el bingo fue que, a parte de las risas que nos echamos, los vecinos se quedaron charlando un rato. Se había generado un ambiente de muy bien rollo, hacía buen tiempo y gente que no había hablado en su vida tuvo una excusa para hablar entre sí”.

La música también está siendo muy importante para pasar este confinamiento. Desde canciones que se constituyen en himnos del momento como “Sobreviviré” de Mónica Naranjo (que se ha viralizado hasta el punto de que Pedro Sánchez ha hecho un guiño en su discurso de hoy) hasta otras como “Purpurina” de Alberto Gambino. Desde quienes convierten su balcón en una versión en miniatura de la discoteca Pachá para amenizar al vecindario y generar una performance lumínica digna de garito en Ibiza hasta los dos músicos que deciden armar entre balcones y a distancia un concierto de piano y saxofón donde interpretan “My heart will go on” de Titanic.

El psicólogo clínico Juan Castilla declaraba hoy que necesitamos recordar que formamos parte de la sociedad en esta situación. “La gente sale al balcón porque así siente que está haciendo algo más por revertir la situación que quedarse en casa. Se sienten parte de un movimiento, protagonistas de una acción conjunta”.

En Italia también sucedió y probablemente seguirá sucediendo en todos los lugares donde se tomen medidas de aislamiento y de repente haya que volver a recordar las famosas palabras del personaje de ficción Jack Shepard en la serie Perdidos: “El sálvese quién pueda no va a dar resultado. Hay que empezar a organizarse. La semana pasada muchos éramos extraños pero ahora estamos todos aquí y quién sabe por cuánto tiempo...pero si no podemos vivir juntos, moriremos solos”. Y si vivimos esto con humor, mejor.

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