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Claves de una COP que salva los muebles: mención histórica a cambio de escapes para la industria petrolera

Un momento del plenario de cierre de la COP28 de Dubái.

Raúl Rejón

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La Cumbre del Clima de Dubái ha salvado los muebles al señalar por primera vez en sus acuerdos el origen de la crisis climática: los combustibles fósiles. No pide abandonarlos o deshacerse de ellos, pero sí dejarlos atrás.

“Es la primera vez en nuestra historia que todos los países piden transitar fuera de los combustibles fósiles”, ha dicho el enviado especial de EEUU, John Kerry, en su intervención ante el pleno después de aplaudir la aprobación.

Porque, al final, el éxito o el fiasco de esta COP28 se jugaba en eso: o ganaban los estados que apoyaban pedir con claridad la salida del petróleo, el carbón y el gas o vencía la resistencia de los petroestados. Un todo o nada. Y en las últimas horas el nada cobró fuerza.

Histórico para algunos

“Histórico” también le ha parecido a la enviada del Gobierno alemán, Jennifer Morgan. “Es el principio del fin de los combustibles fósiles”, ha resumido la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. “Significa su abandono”, ha rematado.

Desde luego, la llamada a transitar fuera del petróleo el gas o el carbón supone la primera ocasión en que los casi 200 países acuerdan explícitamente que estos combustibles fósiles deberán ser sustituidos por energías renovables desde que se celebran cumbres para atajar el cambio climático.

Después de recibir un texto a principios de semana que se limitaba a ofrecer la reducción del consumo y producción de combustibles fósiles como una posible opción que los países podrían escoger entre muchas, el fracaso total de la COP planeó durante horas. La cumbre consumió 24 horas de prórroga para negociar, casi sin descanso, una salida al bloqueo.

Porque la presión por parte de los países petrolíferos para eliminar referencias directas a los productos con los que comercian se ha dejado notar. Desde entrevistas de dirigentes saudíes que se negaban a admitir mensajes de ese estilo a cartas de la OPEP a sus miembros para que se opusieran a hablar de “combustibles fósiles en lugar de emisiones de gases”.

Tras cerrarse el pacto, el secretario general de la ONU, António Guterres ha respirado algo más tranquilo y ha remachado que “a aquellos que se oponían a una referencia clara al abandono de los fósiles, les quiero decir: queráis o no, ese abandono es inevitable. Esperemos que no sea demasiado tarde”.

Agridulce

Con todo, también hay matices relevantes. El director mundial de Clima y Energía de WWF, Manuel Pulgar-Vidal, cree que “el resultado nos deja un sabor agridulce”. El que fuera presidente de la COP20 considera que, aún así, este texto “marca un momento importante. Después de tres décadas de negociaciones de la ONU, por fin los países han centrado el debate en los combustibles fósiles, principales causantes de la crisis climática”.

En ese sentido, el analista del think tank Shift Africa, Mohamed Adow, lo ha expresado así: “El genio ya no volverá nunca más a la botella y las futuras cumbres van a apretar más las tuercas a las energías sucias”. Para el responsable de Cambio Climático en Greenpeace España, Pedro Zorrilla, de Dubái “sale el mensaje de que el petróleo y el carbón tocan a su fin. Ahora toca exigir que se pongan en práctica las soluciones para esa transición”.

Insuficiente

Al fin y al cabo, el pacto alcanzado en Emiratos Árabes Unidos “llama a la partes” a que dejen atrás las energías fósiles, pero, como señalan en Ecologistas en Acción, “se han bloqueado las menciones a un fin rápido”. Su delegada jurídica en la COP, Irene Rubiera, opina que el acuerdo es, “en el mejor de los casos, decepcionante y, en el peor, simplemente un cruel recordatorio de que los intereses económicos priman”.

Juantxo López de Uralde, que fue arrestado por una protesta climática en la fracasada COP de Copenhague y ahora es coordinador de Alianza Verde, analiza que esta COP28 ha llegado a un acuerdo de mínimos, pero esto no es lo que necesitábamos a estas alturas”. En ese sentido, la misma ONU ya alertó al inicio de la COP de que los planes climáticos de los países abocaban al planeta a un calentamiento de casi 3ºC.

Y el análisis de Global Carbon Budget sobre el uso de energía fósil evidenció que las emisiones provenientes del carbón, el petróleo y el gas han subido este mismo año. El texto de la COP28 habla de la necesidad de “profundos, rápidos y sostenidos” recortes en las emisiones de gases. Un camino que no se ha iniciado todavía.

Para el coportavoz de Equo y veterano de varias COP, Florent Marcellesi, “el precio que se ha tenido que pagar para incluir a los combustibles fósiles es que se ha tenido que incorporar al mismo tiempo las falsas y peligrosas soluciones como la captura del carbono o la energía nuclear”. El antiguo eurodiputado avisa que “para quedarse con lo bueno y minimizar lo malo les toca a los gobiernos hacer los deberes en casa y ser coherentes” .

Coherentes para que esas soluciones en forma de gas, el “combustible de transición” mencionado por el acuerdo de Dubái o las inversiones en tecnologías de captura de carbono no se coman la reclamada “transición”. “Esta nueva senda para alejarse de los combustibles fósiles se ha visto estropeada por estas escapatorias”, analizan la Climate Action Network. Su jefe de política estratégica, Harjeet Singh, avisa de que esas escapatorias “no pueden ser una puerta de atrás o una vía de escapada para la industria fósil porque son tecnologías sin pruebas e inseguras”.  

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