Hace tiempo que venimos hablando de que dar clase es cada vez más difícil y la docencia se ejerce en peores condiciones. Esta semana pasada CCOO ahondó en la cuestión en su informe anual del principio de curso con datos: el conjunto del alumnado con necesidades educativas de algún tipo ha subido un 75% en seis años (va camino de duplicarse), mientras los recursos (económicos) del sistema apenas han subido un 31%. Y el cálculo es conservador porque, dice el sindicato, hay mucho infradiagnóstico.
La subida se explica a partir del incremento en los últimos años de inmigrantes en las aulas –os recuerdo otro estudio reciente que decía que uno de cada tres estudiantes habla en casa un idioma distinto al de la escuela– y también por la mejora en la detección de los casos. La cuestión es que han subido todas las tipologías: hay más alumnado con necesidades educativas especiales (normalmente asociadas a discapacidades), con necesidades específicas de aprendizaje (retrasos madurativos, dislexia, etc.), con vulnerabilidad socioeconómica y también con altas capacidades.
Pero al no haber más recursos (o sea, más apoyos en el aula) no se puede atender correctamente a este alumnado, elevando la carga de trabajo de un profesorado que ya está sobrepasado. “Esta situación es grave, pues los programas de atención a la diversidad sufrieron recortes durante la Gran Recesión de 2008, especialmente a partir de 2012, y ya en aquel momento no teníamos una situación que atendiera adecuadamente a la diversidad”, explica CCOO en su informe.
Las propuestas, no hace falta ser adivino, pasan por los presupuestos. Por meter más dinero en el sistema para que haya más profesores y especialistas, porque España está en el 4,5% del PIB en inversión para Educación, aún a cierta distancia del 5% que se ha autoimpuesto en la Lomloe, y ni siquiera es una cifra especialmente ambiciosa (los países punteros están entre el 6% y el 7%).
No es nuevo, pero la inclusión y atención de un alumnado cada vez más diverso y con más problemas socioeconómicos que les impiden rendir en la escuela es uno de los principales retos del sistema español. Esa desatención se acaba traduciendo en abandono temprano (sin acabar la ESO), como saben bien en Murcia, la región de España con la peor estadística en este apartado: uno de cada cinco estudiantes no acaba el instituto. Las compañeras de la edición regional han ahondado en las causas de este fenómeno para concluir que es un pequeño compendio de todo lo que explica CCOO: una creciente brecha entre el alumnado de la pública y la privada, gran presencia de extranjeros y el segundo menor gasto educativo de España forman un cóctel previsible.
Sobre este blog
La educación lo es todo y, en estos tiempos de desigualdad, la mejor herramienta para la justicia social. Te contamos cada martes desde las políticas nacionales del Gobierno hasta las pequeñas historias del último rincón del país, con especial atención a la pública como garante de la igualdad de oportunidades.
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