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El expediente disciplinario a la funcionaria que retocó las notas desmonta la coartada del error administrativo exhibida por Cifuentes

Cristina Cifuentes y Amalia Calonge

Raúl Rejón

Todo era un error administrativo a la hora de transcribir las calificaciones. Esa fue la rápida explicación sobre el cambio de notas a posteriori del expediente académico de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes. Una coartada que la misma Universidad Rey Juan Carlos ha tenido que triturar al abrir un expediente disciplinario por “graves irregularidades” a la funcionaria que modificó las calificaciones: Amalia Calonge.

Calonge entró en 2014 en el sistema informático de la Universidad. Un rastro digital como usuaria del sistema llevaba hasta ella a la hora de comprobar que dos asignaturas del expediente de Cristina Cifuentes pasaron de 'no presentado' a notable en ese momento. El informe del rector Javier Ramos sobre la actuación de Calonge dice que la funcionaria “ha podido modificar las actas (...) sin pertenece a la unidad competente para hacerlo y, al parecer, sin autorización y sin comunicación previa ni posterior al jefe de servicio de dicha unidad”. Entre los implicados hicieron y deshicieron.

Una de las asignaturas era el trabajo fin de máster (que no puede presentarse sin haber aprobado el resto de materias). La otra versaba sobre financiación autonómica y local y la impartía el profesor Chico de la Cámara. Calonge fue quien hizo mutar esas notas. Ahora, la Universidad ha hallado trazos de irregularidad en la acción de esta funcionaria.

El 21 de marzo pasado, cuando eldiario.es desveló el retoque de notas, el profesor Pablo Chico de la Cámara aseguraba públicamente que Cristina Cifuentes se había examinado de su asignatura. Dejó por escrito que él, personalmente, corrigió el examen. Y que dos años más tarde, le habían avisado “desde secretaría” de que una alumna –Cifuentes– había detectado problemas en su expediente en 2014.

“Comprobé”, dijo, que sí había examinado y dado un notable a la entonces delegada del Gobierno en Madrid (que dijo no identificar) y dio orden de que se subsanara el error. La usuaria del sistema que materializó ese cambio fue Calonge.

El correo electrónico

Ese mismo día, horas más tarde, el equipo de la presidenta Cifuentes circuló entre los medios de comunicación un presunto correo electrónico de Chico de la Cámara dirigido a Calonge en el que se pedía que se cambiara una calificación mal transcrita por equivocación. La coartada estaba montada. El mismo documento fue exhibido por Cifuentes en el pleno monográfico sobre su máster en la Asamblea de Madrid. Se mostraba como prueba sólida de que todo era ese “error administrativo” del que se desligaba la política.

Con el expediente disciplinario abierto este viernes, una de las dos patas sobre la que sustentaba su coartada la política madrileña se derrumba: el procedimiento administrativo del cambio de notas ha derivado en una investigación por graves irregularidades. El otro pilar, el de la defensa del trabajo fin de máster, ya está destruido al haberse descubierto que el acta firmada por tres profesoras del Instituto de Derecho Autonómico fue fabricada seis años después de la fecha que portaba. Una falsificación para que Cifuentes tuviera una coartada que, ahora, se disuelve todavía más.

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